Cuando dos autores con cierto peso en la industria coinciden en un mismo proyecto, es una realidad que la obra resultante, además de llamar la atención de los fans, tiene papeletas de ser única y eso no hace más que realzarse si hablamos de personas capaces de crear historias tan extravagantes como las de Kazutaka Kodaka (padre de Danganronpa) y Kotaro Uchikoshi (responsable de sagas como Zero Escape o AI: The Somnium Files). El caso es que ambos han unido fuerzas por primera vez, dando pie a The Hundred Line -Last Defense Academy-, una propuesta que aunque quizá no vaya a ser extremadamente famosa, ya os adelantamos que va a conquistar a la mayoría de los que le den una oportunidad. ¿Merece la pena? ¡Sí!, pero por si quieres una respuesta más detallada tras probar la demo, te traemos un análisis de la versión para Nintendo Switch.
Siguiendo un camino «hemocionante»
La trama nos pone en los zapatos de Takumi Sumino, un adolescente normal y corriente que vive en «Tokyo Residential Complex». Por lo general, dicha metrópolis es tranquila y la monotonía campa a sus anchas entre sus habitantes, mas posee la peculiaridad de que de vez en cuando suenan una serie de sirenas, que avisan a la población para que se escondan en refugios, sin llegar a concretar el motivo. Un día como otro cualquiera, nuestro protagonista estaba junto a su amiga de la infancia y tras un par de eventos, ocurre algo impredecible: multitud de monstruos hicieron acto de presencia, arrasando con todo lo que se les cruza por delante.
Lejos de ser un sueño o una alucinación, esas criaturas no tardan en poner a los dos contra la espada y la pared, provocando que Takumi se agarre a un clavo ardiendo; poco antes de llegar a ese punto, un ser llamado Sirei, le ofrece el poder para proteger a aquellos que le importan y al ver que están a punto de matar a Karua, acepta a la desesperada apuñalar su propio pecho con un arma muy especial. Ya acabado el combate, la cosa se complica aún más, pues es tragado por una especie de portal y al despertar, ve que está dentro de una clase y rodeado de gente que no había visto en su vida, con la que debe formar equipo para proteger durante 100 días a una academia enorme de los ataques de los invasores.
Si bien aquí no vamos cortos de derramamientos de sangre ni de drama, como ya te puedes imaginar, estando implicados Kodaka y Uchikoshi, tampoco les tiembla el pulso para romper la cuarta pared o meter pinceladas de comedia, mientras ponen sobre la mesa personajes muy peculiares que destacan tanto por sus diseños, como por su personalidad. A todo esto hay que sumarle que crearon la friolera de 100 finales para la ocasión, sin hacer lo típico de repartir «Game Over» baratos si decides girar por el lado que no es. ¿Cuánto dura el juego? Esto depende de lo que quieras, si decides no tomar demasiados desvíos y cortar al ver los créditos por primera vez, hablamos de alrededor de 40 horas, pero sobra decir que el contador se dispara en caso de que optes por sacarle todo el jugo a la aventura.
Dándole un giro de tuerca a los SRPG
Entrando en el terreno jugable, estamos ante un SRPG elaborado con mimo, que como ya te puedes imaginar por su premisa, gira en gran medida en torno a mecánicas de «tower defense» como colocar trampas u obstáculos en el escenario. Dejando a un lado tu labor de proteger las barreras que velan por la academia, lo más destacable del sistema de combate es el peso que le dan a morir peleando, dado que aquí puede ser hasta positivo estar herido de gravedad. ¿Por qué? Porque te da acceso a un ataque especial suicida, que de otra manera depende de que llenes un medidor con tus acciones y lo mejor es que realizar ataques kamikazes, también es útil para llenar la barra de los ataques especiales normales (en vez de debilitarte, te dejan temporalmente indefenso).
Es importante comentar que los personajes caídos vuelven a la carga al comenzar la siguiente oleada de enemigos y hasta la puntuación que te dan al completar cada nivel, mejora con las inmolaciones que hagas, por lo que sacarles partido, aparte de para salvarte el culo en momentos que se compliquen o rascar «AP» en el último momento de enemigos medianos, tiene su chicha. Por otro lado, los combates contra jefes son dignos de mención. No voy a dar ejemplos para evitar spoilers innecesarios, mas ya te adelantamos que son muy entretenidos y nunca vas a saber por dónde te van a salir. Por cierto, recuerda que cada personaje posee habilidades innatas: verbigracia, la de Takumi deja reiniciar la oleada si lo ves oportuno tras cometer un error.
Alejándonos de la acción directa, hablemos de la exploración, la cual dista de ser la punta de lanza de The Hundred Line. Hay dos tipos: la interna y la externa a la academia. La primera no tiene mucho misterio y se resume en atravesar pasillos o hacer un viaje rápido hasta llegar al lugar o al servicio que desees para mejorar trampas o habilidades, crear regalos, etcétera. Por su parte, la externa recuerda a un juego de mesa, empleando un tablero en el que la suerte es relevante. En este caso, seleccionas hasta cuatro luchadores para la expedición, al comienzo de cada turno te dan dos cartas al azar para que escojas cuánto te vas a desplazar para intentar pillar objetos, materiales o dinero. Y sí, este trío, junto a las habilidades académicas que obtienes mediante eventos secundarios breves o en la biblioteca, son necesarios para disfrutar de los servicios que mencionamos antes. Por último, falta recalcar que el groso de los diálogos de esta propuesta sucede dentro de una novela visual de corte tradicional, que en ocasiones permite tomar decisiones.
Melodías compuestas con sangre
Gráficamente, The Hundred Line posee un estilo artístico que recuerda mucho al de los Danganronpa, un cel shading con modelos 3D que entran por los ojos, animaciones hechas con destreza con el motor del juego e ilustraciones expresivas que acompañan adecuadamente a los diferentes eventos de la trama. A falta de pequeñas animaciones para ser algo redondo, se nota que las «sprites» que usaron durante las zonas de «VN» o en escenarios, cayeron en buenas manos. De ponerme quisquilloso, la única pega que pongo aquí, es que vi alguna «sprite» cuya colocación no terminar de casar con el escenario, dando la sensación de que flota un poco.
En cuanto al apartado sonoro, prepárate para un aluvión de melodías que rebosan calidad y se adaptan a la perfección a lo que sucede en pantalla. Siguiendo con lo audible, aquí los jugadores podemos elegir entre escuchar las voces en japonés o en inglés y esto ya depende de los gustos de cada uno. En lo personal, me decanté por la opción nipona por casar más con la ambientación del juego y por disponer de seiyuus como Kensho Ono o Marina Inoue.
The Hundred Line -Last Defense Academy- Peleando hasta el final
Kazutaka Kodaka y Kotaro Uchikoshi han unido fuerzas por primera vez de cara a crear un alocado caramelo que no debe faltar en la colección de ningún amante de los SRPG o de las novelas visuales. ¿Estás preparado para enfrentarte a una invasión en la que derramar sangre está a la orden del día?
Hemos analizado The Hundred Line -Last Defense Academy- gracias a una copia digital cedida por Too Kyo Games. Versión analizada: 1.0.2
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