He aquí una historia de una de las balas mejor esquivadas en la historia de la industria del videojuego: solo imagina que Pokémon, para llegar a Occidente y lograr el éxito, hubiera tenido que transformarse… en un juego de béisbol. ¿Lo qué? Pues así como lo oyes. Esta curiosa anécdota proviene ni más ni menos de Gail Tilden, quién fue en su día uno de los gerentes de publicidad de Nintendo América, quien recientemente relató cómo el equipo de publicidad no vio con buenos ojos ese título tan japonés que querían traer a Occidente.
Tilden narra como su equipo había visto Pokémon, es decir, «un juego de rol en blanco y negro para Game Boy con personajes muy japoneses», expresando el pensar general con un «Uf», del que se entiende que no veían muy claro que algo así fuese a cuajar en su mercado. Entonces, su equipo de publicidad entró en escena para poner en marcha su maquinaria creativa, proponiendo cambiar los artworks de todo el juego (entrenadores, Pokémon, etc.) para que fuese algo más realista, meter pintadas tipo grafitis por las paredes y cosas por el estilo… ¿Y los personajes y Pokémon? Para eso también tenían solución: cambiarlo todo por jugadores de béisbol, incluida la Liga Pokémon, que pasaría a ser una liga de béisbol.
Por suerte, a medida que la fiebre de Pokémon se iba extendiendo por Japón desde que fue lanzado en 1996, también terminó llegando a los fans occidentales, que cada vez deseábamos más ser contagiados por ella, así que cuando llegó a Occidente en 1998 no había otra opción que mantener todo como era originalmente, llegándonos la idea inicial sin alteraciones, más allá de los cambios necesarios para las diferentes localizaciones a los diferentes idiomas.
Ahora solo imagina que el éxito de Pokémon hubiera sido algo que se hubiera quedado en su país natal. ¿Puedes? Porque yo, sinceramente, no podría imaginar un mundo sin estas adorables, incluso amenazantes, criaturas de bolsillo. (¿De bolsillo? Te invito a que te metas un Wailord a tamaño real en uno).
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