Hay consolas que por alguna razón no funcionan. Ya sea porque el mercado no está preparado para ellas, llegan muy pronto, lastran durante toda su vida un fallo de comunicación inicial o la empresa las deja de lado sin dar una explicación. A nadie se le escapa que en estos dos últimos casos estoy hablando de Wii U y Playstation Vita. Dos consolas que son tan queridas, como fracasos en cuanto a venta se refiere, pero con un catálogo de juegos únicos, muchos de los cuales han quedado relegados durante años a esas plataformas debido a las peculiaridades de esos sistemas. De la de Nintendo al final hemos terminado teniendo casi todo el catálogo de imprescindibles en Switch, o al menos todos los que se han podido portear de una u otra forma. Sin embargo, la consola de Sony no ha tenido tanta suerte y se pueden contar por decenas, sino centenas, de juegos que se quedaron únicamente en el sistema. Una cantidad de propuestas únicas, que se quedaron atrapadas en la consola de Sony y que se celebra cada vez que una consigue escapar de ahí. Una de esas joyas ocultas, considerada a día de hoy casi como un juego de culto, era el título del que hoy os venimos a hablar FREEDOM WARS Remastered, al que DIMPS y Bandai Namco han decidido dar una segunda oportunidad para celebrar su décimo aniversario.
Un juego que tiene mucho que decir bajo esa apariencia de juego de caza de monstruos
El contexto de lanzamiento de FREEDOM WARS en Playstation Vita es el de una consola cuya predecesora había tenido, dominado y empezado a popularizar la saga Monster Hunter de Capcom. La idea de separar las consolas portátiles de Sony de la saga de Capcom era impensable, al menos hasta que llegó 3DS y se hizo con la exclusividad durante muchos años. Al quedarse huérfana de juegos del género, no fueron pocos los que intentaron aprovechar el hueco dejado para lanzar sus propias propuestas como fue el caso de Keiji Inafune con Soul Sacrifice, o DIMPS con este FREEDOM WARS. Sin embargo, lejos de copiar la fórmula tal cual, estas nuevas propuestas tenían ideas nuevas que aportar a la misma.
En el caso del juego que hoy nos atañe son bastante claras y son, en gran medida, por lo que se recuerda con tan bien al juego. La primera es una ambientación futurista, donde la humanidad apenas tiene recursos para subsistir y se refugian en Panapticones, ciudades cárcel enfrentadas entre sí. Por supuesto una cárcel tiene que estar llena de presos, y así es. Los recursos son tan limitados que el mero hecho de nacer, se considera un desperdicio de recursos, por lo que a todos los recién nacidos se les condena a una sentencia de un millón de años de cárcel. La única forma de sobrevivir, es ganándose el pan, peleando por el Panopticón en el que has nacido e ir reduciendo tu condena y reclamando derechos poco a poco.
Lo que al principio puede parecer un punto de partida bastante interesante y para nada con un mensaje político, se vuelve mucho más interesante cuando nada más empezar se aplica a la jugabilidad. Como condenados somos el estrato social más bajo posible, pero es que aun dentro de este grupo hay diferentes divisiones y tan solo las más altas pueden hacer vida «normal». Por ejemplo, al empezar directamente no tenemos derechos. El mero hecho de dar 5 pasos por la celda, supone una violación de las leyes, lo cual hace que nuestra condena aumente. ¿Dormir tumbado? ¿Salir de tu celda sin vendarte los ojos? Ni en tus mejores sueños. Reclama el derecho a poder disfrutar del mundo fuera de tus cuatro paredes y entonces hablamos. Especial mención a cuando el propio sistema, por medio de tus carceleros y superiores, te pone trampas y te engaña para que hagas cosas que no se permiten hacer, añadiendo años de condena. Lo dicho, nada de política en videojuegos.
En realidad, este sistema donde vamos recuperando y pudiendo hacer más cosas conforme nos lo vamos ganando con el sudor de nuestra frente consigue dos cosas: que apreciemos cosas tan tontas que damos por hecho como poder correr más de cinco segundos seguidos y hacer las veces de un tutorial muy bien camuflado, que nos va introduciendo poco a poco todas las mecánicas que tiene, al ritmo que nosotros decidimos.
Sin derechos, no hay techo
La forma más fácil de bajar esta condena es saliendo a hacer misiones, cuanto más peligrosas mejor. Por lo general esto se traduce en disputas por los recursos del mundo exterior en forma de rescatar ciudadanos que tratan de robar otros Panopticones o pelear contra bestias con una mezcla de huesos, músculos y máquinas llamadas Abductores, que bien podrían estar sacados de diseños descartados de Attack on Titan. De hecho la pelea contra ellos recuerda bastante a la obra Hajime Isayama, pues la herramienta principal de movimiento de FREEDOM WARS Remastered es una espina que los personajes usan para moverse enganchando entre edificios, pero que también sirve para retener, poner trampas y escalar a los Abductores para atacar puntos determinados de su fisionomía para arrancarles armas y cachos de cuerpo para debilitarlos. Estas espinas se dividen entre tres tipos: de ataque, de curación y de defensa, lo que añade la primera capa de profundidad al gameplay, planteando tres clases principales.
Estas tres clases se pueden desarrollar aún más gracias a la elección de diferentes tipos de armas, tanto de cuerpo a cuerpo como a distancia, que se pueden combinar entre sí como queramos gracias a la posibilidad de poder llevar dos. Sobra decir que, por supuesto, estas armas se pueden mejorar, evolucionar, cambiar de elementos e introducirle diferentes mejoras siempre que tengamos las piezas necesarias recogidas de los enemigos. Esto último es más fácil decirlo que hacerlo y no precisamente porque los Abductores sean fáciles de derrotar, sino porque está muy bien que obtengamos una pieza que nos hace falta, pero si no hemos adquirido el derecho necesario para conservar esa pieza, el Panopticón se la quedará como pago por nuestra condena, reduciéndonos unos años de condena extra gracias a nuestra «donación». En otras ocasiones simplemente puedes ser tú el que decida donar materiales raros para obtener una reducción de años más grande y más puntos para comprar derechos y así subir poco a poco de rango de DEBER (el equivalente al rango de cazador para entendernos) y obtener mejores condiciones y más derechos. FREEDOM WARS combina a la perfección el desarrollo de la historia, su mundo y su jugabilidad. A veces frustra, a veces es injusto y a veces su mundo es opresivo, pero una cohesión tan bien pensada entre todos los elementos es algo que no solemos ver a día de hoy y mucho menos hace una década.
Por desgracia, han pasado diez años y a nivel jugable se nota algo oxidado. Las misiones ocurren en áreas cerradas y muy pequeñas, con poca variedad en los escenarios, por mucho que los cambios climáticos le den un poco de variedad. Los enemigos tampoco varían mucho. Hay pocos tipos de enemigos principales, que van cambiando de elemento y armas con las que vienen, añadiendo diferentes de estrategias y teniendo que priorizar unos a otros a la hora de «despiezarlos», pero no hace falta jugar muchas horas para que el Abductor bípedo empiece a hacerse más pesado de la cuenta. Está claro que es una primera entrega y se hubiese beneficiado enormemente de tener secuelas, porque las buenas ideas están ahí, pero se nota demasiado donde tuvieron que recortar a la hora de desarrollar el juego y quizás recortar en la variedad de los monstruos no fuese la mejor idea del mundo.
Otra de esas buenas ideas, pero con una ejecución rara, es la de la liga de Panopticones. Al crear el personaje inicial toca escoger un Panopticón al que representar. Esto se traduce en que representaremos esa facción en una tabla de clasificación online, que se basa en los puntos que obtengan mensualmente todos los miembros de cada facción ya sea a base de donaciones de materiales y recursos o completando misiones tanto de historia, como en multijugador local u online.
En cuanto a los cambios de esta versión, más allá de una mejora visual y de framerate, la principal novedad es la inclusión de todo el contenido descargable. Pero hay otro cambio que no se ha promocionado desde Bandai Namco y que es bastante más polémico y que no es a mejor. En ciertas misiones se ha cambiado tanto el número de enemigos, como el tiempo para superar las pantallas, aumentando notable y artificialmente la dificultad. En este aspecto merece la pena destacar el examen para subir a DEBER 6, que en el original ya era una prueba de aguante contra 5 Abductores seguidos, pero que aquí ha visto reducido el tiempo disponible de 45 minutos a 25. ¡Y esos veinte minutos menos se echan en falta una barbaridad! Eso se traduce en que a no ser que lleves un equipo óptimo, diseñado y mejorado al milímetro (con el granjeo de materiales y repetir misiones que eso requiere) o juegues online con amigos, va a ser casi imposible que completes esa misión. Es un cambio que genera pico de dificultad que no tiene ningún sentido y corta el ritmo del juego.
FREEDOM WARS Remastered – La mejor forma de descubrir este juego de culto
Este es uno de esos juegos que no pudieron llegar a más por salir en una plataforma que no tuvo el éxito que se merecía. Desde el primer minuto se aprecian las buenas ideas que tiene y, aunque no consigue aterrizar igual de bien unas que otras, se nota que de existir una segunda entrega, el juego tiene el potencial y carisma para convertirse en uno de los referentes del género. Por desgracia, a día de hoy se le notan más unas costuras que hace 10 años eran más difíciles de ver. Nada muy grave, si te aproximas al título de DIMPS sabiendo que tiene 10 años y salió en una consola con las limitaciones de la época.
En definitiva FREEDOM WARS Remastered es la oportunidad perfecta de (re)descubrir uno de esos juegos icónicos de PS Vita del que probablemente hayas oído hablar a toda persona que lo jugase en tu entorno. No era perfecto, y ahora se le nota más, pero tiene mucho corazón, buenas ideas y es una aproximación distinta al género de terminar con monstruos mucho más grande que tú junto a otros tres personajes, ya sean controlados por la máquina o tus amigos.
Hemos analizado FREEDOM WARS Remastered gracias a un código digital cedido por Bandai Namco. Versión analizada: 1.2.0
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