Es complicado recordar con lucidez todos los detalles de «algo» que jugaste hace 27 años una única vez, aunque lo completaras. ¡Haced la prueba! Por supuesto, existen casos especiales, de videojuegos que realmente te tocan el alma, con los que es más fácil que algunas partes te quedaran grabadas. En el caso de Super Mario RPG, me acuerdo sobre todo de mis amigos, y de cómo los dos cartuchos americanos que compramos (uno de ellos mi amigo Jordi, y el otro yo), fueron de mano en mano entre todo nuestro grupo, siendo de lo mejorcito que habían jugado en su SNES. Es quizás lo que guardo con más cariño, además del hecho de ser uno de los pocos del grupo (creo que otro más, mi colega Jhony) que venció al (puñetero) jefe final.
Estos últimos días, antes de ponerme manos a la obra con este análisis del remake de Super Mario RPG para Nintendo Switch, he tenido la oportunidad de hacer streamings completándolo, de principio a fin, y un poco más allá, reactivando mis recuerdos a medida que iba avanzando, aunque había cosas que recordaba por completo, entre ellas detallitos del enfrentamiento final. Y, por supuesto, en los directos he charlado con la gente, tanto jugadores del original, como nuevos aventureros, para conocer de primera mano sus impresiones sobre este inesperado regreso. También he disfrutar del libro «Érase una vez, siete estrellas» de Paula Rivera, que realmente me transportó a finales de los 90 en un viaje que me ha permitido conocer detalles del desarrollo que a día de hoy (imperdonablemente) desconocía, así como conocer la visión de otra amante de este gran videojuego. En pocas palabras: pocas veces me he sentido más completo para poder, por fin, ponerme manos a la obra con un análisis.
ADVERTENCIA: Este análisis quizás «peque» demasiado de hacer referencias al original y comentar experiencias propias. ¡Advertid@ quedas!
Ahondemos un poquitirrinín en el pasado
Super Nintendo, esa máquina de RPGs legendarios. Secret of Mana, Final Fantasy VI, Terranigma, Illusion of Time, Chrono Trigger… entre otros que ahora no caigo, y unos tantos que no llegué a jugar (los Lufia los toqué de refilón, igual que los Breath of Fire). Cuando estos juegos llegaron a mi vida, el RPG poco a poco fue convirtiéndose en mi género favorito. En parte por su sistema de juego, más sofisticado y que requería de cierta estrategia, pero sobre todo por la forma en la que tenían de transportarte a sus mundos, por la profundidad de sus historias y personajes (en este sentido, Final Fantasy VI fue un «locurón»). Corría el año 1996 y, tras tener la tripa llena por haber devorado grandes videojuegos, cada vez estaba más claro que Super Mario RPG definitivamente no iba a llegar a Europa.
A meses de su lanzamiento, se nos antojó como el broche de oro RPG de Super Nintendo: lo deseábamos. Al año siguiente ya dispondríamos en el mercado europeo de Nintendo 64, consola que se lanzó en 1997 en el Viejo Continente, a diferencia de Japón y América, mercados en los que aterrizó en el mismo año que Super Mario RPG. Este es uno de los factores por los que Nintendo pudo dar marcha atrás en los planes iniciales de traer el RPG de Square Soft (por aquella época aún no se había fusionado con Enix), de cara a echar toda la carne en el asador de su máquina de 64 bits, y no distraer al público con grandes lanzamientos para su consola anterior, aunque esta historia es bien larga y está mejor explicada en el libro «Érase una vez siete estrellas», que os recomiendo un montón. Ay, ¡iluso de mí! Ojalá haber contado con una bola de cristal o máquina del tiempo: de antemano, Nintendo 64 parecía que iba a ser el lugar donde tomarían el relevo todas esas grandes franquicias, pues en un principio iba a ser el hogar de Final Fantasy VII… ¡JA! (snif…)
Lo que recibimos (en Europa vía importación) cuando Super Mario RPG llegó a nuestras manos, fue un juego distinto a los de su género. Es decir, conservaba sus bases, pero aportaba novedades a la jugabilidad, a la vez que simplificaba algunas cosas, logrando convertirse en un nuevo tipo de RPG fresco, divertido, y no por ello ausente de reto. Algo que, a su vez, ayudó a progresar a la franquicia de Super Mario, pues fue con este juego cuando por primera vez que se dotó de profundidad al universo del Reino Champiñón. Así, Super Mario RPG se convirtió en el «papi» de muchos títulos del fontanero que vendrían después. ¡Fue el inicio de muchas cosas buenas!
Un respetuoso y bonito remake que lima asperezas
Podría pasarme horas hablando del pasado, pero vamos a dar un salto de 27 años hasta Nintendo Switch, consola que acoge este muy respetuoso remake; con esto os diré que, aunque casi hayan pasado 3 décadas, la sensación de jugar al Super Mario RPG original a día de hoy, tal cual y como era, es la de disfrutar de una historia repleta de humor, guiños a Nintendo y Square Soft, con sus dosis de desafío… siendo todo lo tosco que podían ser las cosas en los tiempos en los que fue lanzado. A ver, no es que tuvieras que poner passwords para cargar partida (afortunadamente, Nintendo y Square Soft nos libraron de esa «tortura»), pero sí que los sistemas de guardado a día de hoy funcionan de forma muy diferente.
Así, de primeras un Toad nos cuenta cómo ha avanzado la tecnología, tras contarnos que nuestro avance se guarda de forma automática cada vez que cambiamos de zona, algo que se agradece un montón. Ejemplo de esto lo vivimos en una partida que hicimos simultanea en ambas versiones, en nuestras pruebas de cara al análisis; el que jugaba al juego de SNES olvidó guardar en el bloque de guardado al principio del juego, y 5-10 minutos más tarde «murió» en combate. Resultado: pantalla de título y vuelta a comenzar desde el principio, mientras que en el remake de Nintendo Switch esto simplemente es imposible que suceda.
Chapa, pintura, limado de asperezas, ¡y mejoras!
Pero el sistema de guardado no es lo único que ha evolucionado. Lo primero que salta a la vista de este remake, es, por supuesto, el apartado gráfico. Del juego original conserva su esencia: al ponerlos cara a cara te das cuenta de que algunos modelos han cambiado un poquito, pero siguen siendo en esencia los mismos con un lujoso lavado de cara de alta definición. Ya de por sí era un videojuego que derrochaba personalidad, un adelantado a su tiempo.
El cambio gráfico ha hecho que algunas bromas o guiños ganen en definición y sean totalmente identificables. ¡Y está repleto de estas cositas!, por lo que es muy de agradecer. También han cambiado menús y pantallas de opciones, que ahora son más amigables y bonitas. En resumen: se ve precioso, tanto, como le podríamos exigir a un remake de calidad.
Conserva también su cámara en vista isométrica, con algunos cambios de la misma en escenas que antes se mostraban con el ahora arcaico motor del juego original, convirtiéndose en simpáticas escenas introductorias acorde a estos tiempos. Pese a que el control es agradable, y está mejor implementado que el original de Super Nintendo, nos da por soñar con una cámara libre para no perdernos algunos de esos detalles tan maravillosos repartidos por el mundo. Es comprensible que se haya optado por forzar esta cámara: por un lado, es respetuoso con el original, por otro, habría extendido los tiempos de desarrollo, pues algunos puzles y mecánicas tendrían que haber sido rediseñados forzosamente.
Adaptándose a los tiempos que corren
La jugabilidad de este remake ha eliminado muchas asperezas con respecto al original, quizás demasiadas. Al principio del juego tienes la opción de seleccionar entre un nivel de dificultad que prácticamente nos invita a disfrutar de la historia, y un modo normal en el que conseguiremos una experiencia más parecida al original… que no igual.
Es decir, debes saber que absolutamente muchas cosas son iguales: cuando subes de nivel, consigues los mismos puntos de experiencia y todos las estadísticas son iguales al juego de Super Nintendo, lo que incluye el daño de los ataque e incluso los puntos de vida de todos y cada uno de los enemigos. Sin embargo, hay ayudas adicionales que hacen de la experiencia algo más asequible, como el medidor que acumula un porcentaje, que al llegar al 100% nos permite realizar una nueva técnica especial con los tres personajes que tengamos en el equipo… y no ahondaremos más en esto para no chafar sorpresas.
Un desarrollo tremendamente lineal
El desarrollo de Super Mario RPG continúa inalterado siendo, pues eso, tremendamente lineal. De A, obligatoriamente tendrás que ir a B, para luego C, D, E, F…, en alguna ocasión volver a C… y así. En esta mini épica historia, en la que Bowser quiere recuperar su castillo, Mario rescatar a la princesa, Mallow descubrir quién es… (etc.), tampoco hay mucho espacio para las sorpresas en cuanto a argumento (que las hay, y tiene partes MUY buenas), pero sí muchos momentos para reír y sentirte a gusto, además de minijuegos inesperados que aportan variedad a esa linealidad. También te toparás con situaciones en las que darás algo por sentado, demostrándote que estabas equivocado. Los que habéis leído mis análisis anteriores, sabréis que no me gusta destripar historias, así que espero que entendáis a qué me refiero.
Lo que más se agradece a día de hoy, es la excepcional localización al español de Super Mario RPG, algo con lo que soñábamos en 1996, tras haber recibido otros videojuegos de Super Nintendo con este tratamiento, y que finalmente no pudo ser. Imagino que entonces habrían hecho el mismo magnífico trabajo, pues esta es una de las cosas que más se preocupa Nintendo a la hora de llevar sus títulos a idiomas de otros países. Y así, Smithy, enemigo final del que oímos justo al comienzo del juego, 27 años después ha podido ser bautizado en España con el genial nombre de Fraguo. A esto se llama localizar.
Una épica banda sonora
Para empezar: me declaro totalmente fan de la banda sonora de los juegos de la serie Super Mario, como de todos los RPG que he citado en este análisis. La banda sonora del Super Mario RPG original estaba a la altura de las consecuencias, salpicando los divertidos temas de la serie, con canciones épicas o incluso más acordes con momentos tristes. De igual forma que los gráficos han recibido un muy agradecido lavado de cara, los temas originales han sufrido una transformación para adaptarse a los tiempos que corren. ¿Qué decir? La banda sonora original sigue siendo igual de buena, ¡e incluso en las opciones tienes posibilidad para hacer que suenen los «temas viejos»! Pero, a título personal, ¿sabéis qué me habría encantado? Que las batallas normales hubieran tenido algún nuevo tema adicional.
Una de las cosas que más grabada a fuego tenía de la canción de Super Mario RPG, era esa canción de las batallas normales. A ver, no es que me disgustara… pero, al escucharla durante tantas, tantas horas… pues se me hacía «un poco» (recalco lo de «un poco», eh) pesada. Hay que decir que esto era muy normal en los RPG de la época, y que algunos tenían una tasa de enfrentamientos muy superior a los del RPG de Mario. En definitiva, esta juguetona canción ha regresado en el remake, retornando la alegría a los combates, con una adaptación respetuosa y, definitivamente, muy buena. Diría que combatir con ella, aunque me hace tararearla cansinamente igual (esto debe ser cosa mía, que conste, ¡es demasiado pegadiza!), me es mucho más agradable que la original.
Perfecto RPG para primerizos
Ya en su día, Super Mario RPG era un buen título de entrada para su género, pues hacía muy amigables las cosas. De cara a este remake, esta sensación se acentúa, siendo muy ameno y divertido de jugar. Gracias a las ayudas, la estrategia ha pasado quizás a un segundo plano, pues no hace falta variar mucho tus ataques, ni fijarte tanto en las debilidades de los enemigos, como hacía falta en el original. Además, si te sientes superado, puedes recurrir al viejo truco de «subir de nivel» enfrentándote una y otra vez con los mismos enemigos, para así superar cualquier escollo que encuentres en tu camino. Dicho esto, el nivel máximo a alcanzar (y considerando que el dato que viene a continuación no es un spoiler, sino algo con lo que inesperadamente te topas…) es el 30.
Una vez llegues a dicho nivel, no podrás subir más, convirtiendo el enfrentamiento final en «un paseo» sin demasiada complicación. Me encantaría poder volver al pasado, para comprobar por qué dicha batalla final se nos antojó tan complicada en Super Nintendo. ¿Quizás iba varios niveles por debajo? ¿O las ayudas del remake han hecho la experiencia más asequible? Lo que te puedo decir es que no, no soy mejor jugando que en aquellos tiempos, ni la experiencia «ha supuesto un grado» en este caso. Y decir que… como llevaba todo el juego reservándome el ataque triple para momentos especiales, ¡se me olvidó usarlo en la batalla final! Bueno, también cosas de estar charlando en directo mientras te estás pasando un juego ;)
Pese a que la batalla final pueda ser completada con facilidad si vas a tope de nivel, para aquellos que completen Super Mario RPG y vayan en busca del reto, se ha incorporado un muy agradecido «postgame» en el que las cosas se podrán más complicadas, que no es que busque ampliar historia, aunque lo haga un poquito, sino aprovechar enfrentamientos pasados para hacerlos más interesantes en cuanto a estrategia para superar los combates. ¡Y no es el único premio para aquellos que completen la aventura!
Conclusión
Volver a jugar a Super Mario RPG, ha sido una muy grata experiencia. «Pese» a las mejoras que aporta este remake, me doy cuenta a día de hoy de cómo ha envejecido, para bien o para mal, siendo el resultado muy agradable, y un magnífico punto de entrada para, a continuación, retomar clásicos como Paper Mario de Nintendo 64 (disponible en el Paquete de Expansión de Nintendo Switch Online), la remasterización de la Puerta Milenaria que llega en 2024, o soñar con encontrar un futuro lugar donde aparezcan los Mario & Luigi de la desaparecida AlphaDream, estos últimos, juegos que por circunstancias concretas me perdí.
Y ahora, en 2023, me paro a pensar en todos los títulos de la franquicia que fueron posibles gracias a que Super Mario RPG puso esa primera losa en el camino; la conclusión me hace percibir este remake como algo más «pequeñito», de lo que supuso su llegada en su día.
Con sus más, y sus menos, también puede ser un título perfecto para disfrutar por jugadores que no hayan tenido nunca una toma de contacto ni con él, ni con otros títulos roleros de Mario. Es capaz de dibujarte sonrisas, incluso en situaciones puntuales ofrecerte momentos muy épicos. Su humor payasete y burlón, salpicado de referencias y guiños a juegos de los 90, es para mí lo que más valoro de él. Te lo puedes pasar muy bien, en las 15-20 horas que puedes llegar a tardar en pasarte esta aventura. Y además, por fin, ¡ha recibido una magnífica localización al español! El sueño de muchos jugadores se ha hecho realidad, casi 3 décadas después.
Hemos analizado Super Mario RPG para Nintendo Switch en su versión 1.0.0 gracias a un código de descarga proporcionado por Nintendo España
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