El terreno de los videojuegos independientes tiene una capacidad infinita para la sorpresa. Lejos de los titánicos estudios volcados en desarrollos pantagruélicos, atados a la obligación de responder a las expectativas económicas de directivos y accionistas, con la libertad que proporciona la independencia, es donde la creatividad aflora sin límites, en direcciones completamente imprevisibles. En este contexto, allá por el año 2016, apareció una aventura gráfica realmente interesante, llamada Oxenfree, que sorprendió a propios y ajenos. Una historia que, sin entrar en spoilers, bien tenía hueco para una continuación. Y esa continuación ha llegado, con Oxenfree II: Lost Signals.
El estudio californiano Night School Studio, ahora bajo el ala de Netflix, vuelve a la carga seis años después con una historia que sigue los pasos de su predecesora. Es decir, una de esas experiencias que merece ser vivida sabiendo lo menos posible. Y, con eso en mente, avanzará el desarrollo de este análisis. Si te preocupa descubrir aspectos relevantes de la trama antes de adentrarte en ella, no te preocupes: en estas líneas no revelaremos más de lo necesario en lo relativo a la historia del título. Coge tu transistor y acompáñanos, hay mucho que sintonizar.
Lo más importante antes de adentrarse en Oxenfree II: Lost Signals
Si estás leyendo este análisis, es posible que una pregunta ronde tu cabeza: ¿Es necesario haber jugado a Oxenfree antes de adentrarse en Oxenfree II: Lost Signals? La respuesta es un sí rotundo. La narrativa de esta secuela funciona por sí misma, pero al tratarse de un juego centrado principalmente en su historia, bebe de su predecesor de forma inevitable. Para comprender sus entresijos en profundidad, es imprescindible haber jugado también a la primera entrega. Con lo cual, si no lo has hecho, es mejor ir en orden antes de aventurarse a este nuevo capítulo.
Más allá de la historia, cabe comentar también que se trata de una secuela totalmente continuista en todos los aspectos. Y, que conste: esto no es malo. El estilo artístico y sonoro es el mismo, es decir, el ideal para la ambientación que busca el juego y su manera de contar la historia. Sus paisajes y escenarios lucen de maravilla tanto en el modo sobremesa de Nintendo Switch como en el modo portátil. La jugabilidad también es la misma, basada en la exploración tipo point and click, algún que otro puzle aquí y allá, y sobre todo, las conversaciones entre personajes y la toma de decisiones. Una continuidad esperable y deseable que da cohesión al conjunto y que mantiene el nivel en la secuela de un título que ya funcionaba a la perfección con este planteamiento.
Una nueva vida en un viejo lugar
La acción nos lleva en esta ocasión a Camena Coast, un lugar muy cercano a la Edwards Island que ambientaba la primera entrega, al menos en lo geográfico. A apenas unos kilómetros de la isla, un pequeño pueblo que conoció tiempos mejores es el lugar para el nuevo comienzo de Riley Poverly, que regresa tras muchos años al lugar donde pasó su infancia. Allí, se reúne con Jacob, un antiguo compañero instituto, en su primer día de su nuevo empleo, consistente en estudiar las anomalías electromagnéticas que suceden en la zona.
Riley y Jacob no tardan en descubrir que esas anomalías electromagnéticas son algo mucho más trascendental de lo que podían imaginar. Además, hay un pequeño grupo de adolescentes haciendo fechorías, capitaneados por Olivia, una joven con un pasado familiar bastante controvertido y conocido por todos los habitantes del pueblo. Sin embargo, no son estos adolescentes el mayor peligro que espera a los protagonistas. Hay cosas ahí fuera esperando a ser descubiertas, fuerzas que amenazan con desgarrar el tapiz de la realidad en sí mismo. Y hasta ahí podemos leer.
Lo que el entorno de Oxenfree II espera de nosotros
Nuestra principal misión en Camena Coast consiste en colocar distintos dispositivos electromagnéticos en varios puntos estratégicos de la geografía de la localidad. Para ello, hay que acceder a lugares concretos, pero esto no siempre es tan sencillo. Riley y Jacob cuentan con varias herramientas: un equipo de escalada que permite salvar los accidentes geográficos, un walkie-talkie para establecer comunicación con los jefes y las autoridades (y otras sorpresas), un mapa en el que Riley va anotando nuestro progreso y que contribuye mucho a la inmersión, y un transistor de radio que ayuda a «piratear» ciertos aparatos y abrir algunas puertas, mediante algún que otro puzle que aparece a lo largo de la aventura. Eso sí, los puzles son más bien anecdóticos, no reclaman protagonismo alguno.
El protagonismo en la jugabilidad de Oxenfree II: Lost Signals recae casi completamente sobre el dúo formado por Riley y Jacob. A medida que avanzamos, las conversaciones entre ellos nos ayudan a comprender mejor su pasado, su presente, su forma de ver las cosas, y los motivos que les llevan a estar realizando ese trabajo tan poco grato. Lo mismo sucede con el resto de secundarios que aparecen a lo largo del recorrido, y que dan una identidad única al título. Todos los personajes están escritos a la perfección, con mentalidades y motivaciones claras y entendibles, y empatizar hasta con el más hostil es sencillísimo. Esto ayuda muchísimo a la inmersión en la trama.
Tomando decisiones
Si bien Oxenfree II: Lost Signals no cuenta con un árbol infinito de posibilidades, no deja de ser cierto que cada aventura se siente distinta en función de las decisiones que tomamos con Riley. Cada conversación con Jacob, con Olivia, con sus compañeros y con otros personajes tiene distintas opciones de respuesta, y aunque no influyen traumáticamente en el qué, sí que matizan de forma magistral el cómo. La psicología del personaje principal, así como su relación con los demás, se dibuja a través de nuestras decisiones, y nos da lugar a que, según los diálogos que escojamos, cada aventura se sienta diferente.
Aparte de las múltiples conversaciones que mantenemos a lo largo de las más o menos 6 horas que podemos tardar en completar la aventura por primera vez, sí que hay momentos en los que nuestras decisiones son cruciales, y que pueden cambiar el final de la aventura por completo. Y esto es lo que ayuda a que esas 6 horas no sean suficientes. Si te basta con completar la aventura una vez, ése es el tiempo que te ofrece Oxenfree II: Lost Signals. Pero, al acabarla, es prácticamente inevitable preguntarnos a nosotros mismos: ¿Qué habría sucedido si, en lugar de esta opción, hubiera escogido aquélla otra? Y ahí es donde el título comienza a atraparnos en sus redes, a conquistarnos, a incitarnos a explorar cada secreto y cada rincón.
Oxenfree II: Lost Signals, una historia de lo más «mundana»
Más allá de los elementos sobrenaturales y de terror ligero que nos propone Oxenfree II: Lost Signals, la historia que nos propone vuelve a exhibir un carisma que nos hace conectar con él debido a su cercanía. Tanto sus personajes como su mundo son algo cotidiano, casi costumbrista, repleto de detalles que resultan muy familiares. Todos hemos visto alguna vez un lugar que fue esplendoroso y lleno de vida en otro tiempo, pero a día de hoy es una sombra de lo que fue. O personas con conflictos totalmente tangibles y entendibles, tanto con sus seres queridos como con ellos mismos. Que se cuestionan sus decisiones y su pasado. Que se preguntan si el futuro merece la pena. Sin ornamentos ni artificios. Realidad pura y dura.
Esta inmersión se hace mucho más accesible en esta ocasión de lo que lo era en su predecesor. El primer título adolecía de ciertas opciones gráficas y de audio: ahora sí podemos nivelar a nuestro gusto voces, efectos y música por separado, así como escoger fuentes grandes o alternativas, algo que se agradece especialmente en modo portátil. Las pantallas de carga siguen siendo algo pesadas en ocasiones, aunque también han mejorado ligeramente con respecto a su predecesor. Eso sí, para los que no sepan inglés, es totalmente imprescindible activar los subtítulos. El doblaje es excelente, pero no hay doblaje al español, sólo al inglés. Por lo tanto, los subtítulos son necesarios para comprenderlo todo.
Oxenfree II: Lost Signals – Nintendo Switch. Una secuela a la altura
Todo lo que nos ofrecía el primer Oxenfree regresa en Oxenfree II: Lost Signals: una historia con tintes sobrenaturales y de terror, una construcción de mundo basada sobre todo en sus personajes, una narrativa creíble y con la que es imposible no empatizar, y en última instancia, una aventura capaz de sorprender, maravillar y subvertir nuestras expectativas a cada paso. Night School Studio ha sabido mantener el nivel y conectar a la perfección ambas historias para seguir tirando de un hilo que hace desear más y más.
Hemos analizado Oxenfree II: Lost Signals gracias a un código digital proporcionado por Bestvision PR. Versión analizada: 1.2.14
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