Si hablamos de ficción con elementos sobrenaturales y de terror, pocos nombres se nos vienen a la cabeza, quizá ninguno, más influyentes que el de Howard Phillips Lovecraft. El legendario progenitor del género del horror cósmico dejó tras de sí un legado que, en el momento de su muerte, quizá no habría podido ni soñar. Miles de creadores se han inspirado en su obra para dar a luz series de televisión, películas, cómics, novelas gráficas, juegos de mesa, juegos de rol… Y, cómo no, videojuegos. En distintos grados de fidelidad, los mitos de Cthulhu y otros seres sobrenaturales han hecho acto de aparición en diversas obras. Y un claro ejemplo de ello es Dredge, el título objeto de nuestro análisis de hoy.
Desarrollado por el estudio independiente Black Salt Games, afincado en Nueva Zelanda, y distribuido por Team17, Dredge llegó a nuestras Nintendo Switch hace ya unos meses, en el mes de marzo. Recientemente, recibió una actualización con contenido gratuito que introducía varias pequeñas novedades y mejoras, por lo que ahora es un buen momento para echarle un vistazo y observar si la versión actual ha mejorado la experiencia. ¿Tienes a punto tu navío y tus aparejos de pesca? Haz el equipaje, que nos hacemos a la mar, y las aguas vienen agitadas.
La llegada del nuevo pescador
Un nuevo pescador llega a la pequeña villa de la isla de Vértebra Mayor. El anterior pescador, un absoluto incompetente, encalló su barco, y los lugareños necesitaban a alguien más competente y capaz para mantener activo el comercio de la isla. Una misión que aparentemente no es gran cosa, pero que cuenta con ciertas particularidades: los mares de la zona están agitados. Misteriosas criaturas habitan el archipiélago, y al caer la noche, el Pánico amenaza las débiles mentes humanas, jugando con ellas. Un reto sólo apto para auténticos lobos de mar.
Poco tiempo después de comenzar la aventura, nuestro pescador se cruza con un objeto misterioso, y sólo El Coleccionista, un ermitaño que vive solo en una isla cercana, es capaz de identificarlo. El misterioso Coleccionista, siempre con su extraño libro en la mano, nos indica que hay varios objetos que debemos recuperar, y que se perdieron en distintos puntos del archipiélago. De nuevo, una tarea que puede parecer sencilla, pero que encuentra grandes amenazas por el camino. Es imposible llegar a todas partes bajo la luz del sol con un barco tan limitado… ¿Podemos encontrar la manera?
La pesca como mecánica principal de Dredge
Como buenos pescadores que somos, nuestra principal tarea en Dredge es pescar. Existen tres formas de pescar: en aguas revueltas mediante un minijuego, de forma automática mediante redes de arrastre, o poniendo trampas para cangrejos. Conviene usarlas todas, porque hay peces que sólo pueden conseguirse de una de las maneras. Los peces cumplen varios propósitos, siendo el más básico el de venderlos en el pueblo o en la mercader ambulante para conseguir dinero. Pero no sólo eso, también son útiles para cumplir algunas misiones principales o tareas secundarias. Y conviene hacerlo rápido, porque el tiempo hace que se pudran. ¡No se puede mantener el pescado fresco eternamente!
A priori, la mecánica resulta simple, pero ya hemos comentado que estos mares no son cualquier cosa. En ocasiones, podemos encontrar aberraciones, es decir, mutaciones grotescas de los pescados corrientes y molientes que habitan los mares del archipiélago. También hay varias especies misteriosas que sólo pueden encontrarse en lugares muy concretos, y que sólo serán atrapadas por los marineros más avezados y expeditivos. Además, no podemos acumular nuestra pesca sin más: nuestro barco tiene un límite de tamaño. Y ahí es donde entra el sistema de progresión de Dredge: tenemos que conseguir ampliar nuestro barco.
La pequeña barcaza se va haciendo mayor
Al inicio de nuestra aventura en Dredge, nuestro espacio de almacenamiento es limitado. El barco cuenta con casillas predefinidas para ubicar caña de pescar, foco y motor, y el resto del espacio es para nuestras capturas. Por lo tanto, los primeros compases de la aventura son de continuas idas y vueltas al puerto de Vértebra Mayor. Pero allí, en el Dique Seco, podemos utilizar los materiales que conseguimos para ir mejorando nuestro barco, obteniendo más espacio para cañas, redes, motores, luces, o nuevos cascos, ampliando así el tamaño general.
¿Y cómo conseguimos materiales? Sencillo: explorando. En muchísimos lugares del archipiélago hay restos de naufragios, pecios o ruinas que ocultan telas, piezas metálicas y trozos de madera, los materiales que necesitamos para poder ampliar nuestro barco. La forma más común de hacernos con ellos es el dragado, limpiando así las aguas y guardando los materiales en nuestro navío. Pero también hay ocasiones en las que los obtenemos como premio por realizar alguna tarea, o comprándolos en la mercader ambulante. Así es como nuestro humilde barquito se convierte en todo un titán, algo totalmente necesario, y es que las aguas son exigentes.
Los distintos entornos de pesca y el equipamiento
Las zonas de pesca en Dredge no son lugares a los que lanzar la caña sin más. Hay distintos tipos de bancos de peces: costero, superficial, oceánico, volcánico, manglar, hadal y abisal. Nuestro equipamiento inicial no permite pescar en la mayoría de ellos. Aquí es donde entra el «árbol de habilidades» del juego: a medida que exploramos y cumplimos misiones, vamos obteniendo piezas de investigación, que podemos utilizar en cualquier puerto para mejorar el equipamiento al que tenemos acceso. Importante esto: investigando, no conseguimos los objetos en sí, sino que desbloqueamos la posibilidad de comprarlos en la tienda.
Cuando vamos avanzando, vamos consiguiendo cañas de pescar más completas y versátiles, pero no es el único objeto que tiene mejoras. También las tienen las redes y trampas para cangrejos, más grandes y duraderas, y los motores, algo indispensable para desplazarse por el archipiélago. Las distancias entre islas son notables, y es imprescindible potenciar los motores para desplazarse rápido y que no nos atrape el Pánico. Algo de lo que aún no hemos hablado, y a lo que es absolutamente inevitable enfrentarse en alguna que otra ocasión.
La presencia del Pánico en Dredge
Al principio del análisis, hablábamos de H.P. Lovecraft. Y no es sólo por las aberraciones que pescamos, o por las peligrosas y amenazantes criaturas que se ocultan en el archipiélago. También es por el Pánico. Al caer la noche, el medidor de Pánico, ese ojo que se ve en la parte superior de la interfaz, comienza a abrirse. Y cuando más abierto está, comenzamos a ver cosas. Piedras y riscos que no estaban ahí antes, nieblas rojizas que nos persiguen y rodean, ojos que no dejan de observarnos. Si pasamos mucho tiempo viajando de noche, acabamos sucumbiendo al terror.
La cuestión es que no siempre es posible huir de estos viajes nocturnos. Hay algunos tipos de pescados, así como algunas tareas, que sólo pueden cumplirse de noche. Por lo tanto, es importante medir bien nuestros movimientos, no perder el control del tiempo y vigilar que el Pánico no se apodere de nosotros. En este sentido, Dredge mide el tiempo de forma muy interesante. El reloj sólo avanza si nos estamos moviendo, o si estamos llevando a cabo algún minijuego de pesca o dragado. Es decir, se detiene si nos detenemos nosotros, y también si atracamos en el puerto. Y el principal antídoto contra el Pánico es, justamente, atracar y dormir hasta el amanecer. En definitiva, el Pánico nos mantiene en una genial atmósfera de tensión que le da un toque de terror leve pero interesantísimo al juego.
La auténtica misión que nos espera
Aunque la pesca sea la mecánica principal, la historia de Dredge no trata tanto sobre pesca como sobre los misteriosos objetos que busca el Coleccionista. Las misiones principales consisten en ayudarle a recuperarlos, y cada uno de los cinco objetos nos lleva a un bioma diferente, a conocer a distintos personajes y a cumplir tareas de lo más variopintas. Neutralizar a un horror abisal, bombardear un risco, cazar a los Devoramentes… La cuestión es, ¿para qué quiere el Coleccionista estos objetos? Debemos seguir adelante si queremos descubrirlo.
Además, el Coleccionista no pide estos objetos a cambio de nada. Cada vez que le llevamos uno, nos concede un poder invocado a través de su misterioso libro. Una opción de turbo para el barco, una de teletransporte a su puerto, un escudo temporal contra los mares que acechan… Los beneficios que nos proporciona ayudar al Coleccionista nos ayudan a movernos con más facilidad por los mares, agilizando así nuestras tareas. Aunque suele haber un precio a pagar, y es el riesgo a exponerse al Pánico si no utilizamos todas estas herramientas con sabiduría.
Una aventura que depende de nosotros
Si optamos por ir al grano con las peticiones de El Coleccionista, lo cierto es que Dredge no es un título especialmente largo. Puede durar en torno a 10 horas si nos centramos en lo principal. Sin embargo, hacer esto es sinónimo de obtener un final malo. Hay otro final, el verdadero, que requiere varias tareas adicionales, y el juego no nos explica cuáles son, por lo que todo depende de lo exhaustivos que seamos en nuestra exploración. Ahí es donde reside el principal reto: en descubrir cómo llegar al auténtico final.
Además, existen otros incentivos que nos impulsan a seguir jugando. El más básico de ellos es el de completar la enciclopedia marítima. Hay un total de 138 especies en el archipiélago, incluyendo las distintas aberraciones. Que éstas aparezcan no es siempre sencillo, y hay que estar muy atento para identificar sus posibles apariciones. Esto resulta bastante intuitivo, gracias al buen uso del color que hace Dredge, pero no quita que la aparición de aberraciones sea, en ocasiones, cuestión de puro azar. Y eso sin contar las especies especiales que se hallan mucho más ocultas que el resto, y las distintas misiones secundarias. La duración del juego puede duplicarse, o incluso más, si optamos por exprimir cada rincón.
Un estilo artístico perfecto, una propuesta mejorada
Uno de los puntos más interesantes de Dredge, su ambientación tensa y oscura, se ve enriquecido por la propuesta artística. La estética del juego presenta mucha variación entre criaturas marinas, entornos y personajes, siendo estos últimos los que le dan un excelente tono de novela gráfica de terror. Un arte poligonado, aparentemente descuidado y tosco, que responde a la perfección a la atmósfera del título. Lo mismo sucede con la banda sonora, que es bastante ligera en la mayoría de las zonas del juego, pero que dota a los puntos más especiales de una tensión y una mística que funcionan a las mil maravillas. Eso sí, no todo es terror. Ballenas, delfines… La vida marina se muestra con naturalidad en ocasiones, dando un toque extra de color a nuestros viajes marítimos.
La actualización más reciente, además, encaja como un guante en la propuesta. Si juegas sin saber que ha habido DLC, de hecho, ni te enteras de que lo ha habido. Las opciones de dificultad y la mejora de la señalización en el mapa son aspectos que le vienen muy bien al juego, y que no estaban en la anterior versión. Eso sí, se sigue echando de menos algún minimapa en la interfaz, para no tener que entrar tanto al mapa para orientarse. Los añadidos en forma de nuevas especies y misiones, a su vez, se implementan de forma tan orgánica que no hay forma de diferenciarlos de lo anterior. Por lo tanto, jugar a Dredge a día de hoy es adentrarse en una experiencia totalmente orgánica y mejorada con respecto a su versión anterior.
Dredge – Nintendo Switch. Horror cósmico de andar por cubierta
Lo que a simple vista parece un juego volcado en la pesca se acaba convirtiendo en una inquietante aventura repleta de misterio, secretos y mitología, con lugares y personas que nos cuentan una historia tétrica y sobrecogedora. La ambientación de Dredge nos atrapa mientras nos dejamos llevar por su sencilla e intuitiva jugabilidad, y nos atrapa, convirtiendo el título en una experiencia de lo más interesante que merece la pena ser explorada, incluso si no te suelen gustar los juegos de pesca. Al final, y aunque parezca lo contrario, la pesca es lo de menos.
Hemos analizado Dredge gracias a un código digital proporcionado por Team17. Versión analizada: 1.2.0
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