Si tuviéramos que hacer un ranking de los juegos más influyentes y conocidos de los últimos quince años, sin duda Minecraft estaría ocupando algunos de los principales puestos. No por nada se trata del título más vendido de la historia, con más de 350 millones de copias vendidas desde su primera versión para PC en 2011, y el cual ha tenido numerosas adaptaciones a las diferentes plataformas modernas debido a su enorme éxito. Aquel título, que comenzó como un modesto juego indie, supo conquistar el corazón de millones de jugadores hasta que su relevancia originó que Microsoft adquiriera a sus creadores, Mojang Studios y se hiciera con la marca del juego de cubos. El cual ha seguido ampliando su universo con entregas spin-off que han experimentado con diferentes géneros, como Minecraft Dangeons o Minecraft Story Mode. Pues bien, en las siguientes líneas os presentamos el análisis de Minecraft Legends, un título de acción y estrategia que ha llegado a Nintendo Switch y el resto de plataformas. ¿Listos para defender la superficie de la invasión del inframundo?
Todo cambió cuando la nación de los piglins atacó
Existe una antigua leyenda transmitida de aldeano en aldeano a lo largo de los años que ha perdurado hasta nuestros días. Esta leyenda habla de cómo hace mucho tiempo reinó la paz en la superficie y todas las criaturas vivían juntas en armonía, pero todo eso cambió cuando la nación de los piglins atacó. Provenientes del inframundo, llegaron a través de sus portales de obsidiana con el único fin de hacerse con el control de cada rincón del mundo, destruyendo y corrompiendo todo a su paso. Momento en el que empieza nuestra historia.
En Minecraft Legends tomamos el papel de un Héroe llegado de otra tierra para salvar a estas pacíficas criaturas que no han conocido la penuria del enfrentamiento. Los creadores de este mundo, Clarividencia, Acción y Conocimiento, nos han convocado para que les ayudemos a protegerlo de la ardiente invasión. Pero para lograr esto no es suficiente con una armadura y espada por muy de diamante que sean, es necesario algo más. Es por esto que nos hacen entrega de una serie de regalos que nos facilitan mucho la tarea: un Laúd Legendario, con el que podemos pedir a unas criaturas llamadas ayudantes que recolecten y construyan para nosotros; las Llamas de la Creación, con las que podemos convocar aliados a la batalla; y el Estandarte del Coraje, con el que dirigir a las criaturas que combaten a nuestro lado.
Desde este momento, es nuestra tarea proteger las aldeas de los indefensos aldeanos y expulsar la invasión, algo que podemos realizar completamente a nuestro ritmo una vez hemos terminado el tutorial. Eso sí, los piglins no esperan a que nosotros demos el primer paso y no cesan en sus planes. Una vez llegada la noche, sus tropas se ponen en marcha, ya sea para alzar una nueva base en algún lugar del mapa, fortificar una ya existente o invadir alguna aldea.
Estrategia descafeinada que no termina de funcionar en Minecraft Legends
Pero, ¿cómo funciona exactamente el sistema de juego o de combate? A diferencia de la obra original, en Minecraft Legends no somos nosotros quien recolecta y construye, pues de eso se encargan los ya mencionados ayudantes, a los cuales dirigimos con órdenes simples como «recolecta madera en esta zona» o «construye una torre aquí», mediante la típica interfaz esperable en un juego de estrategia, pero limitada por la posición de nuestro personaje y la cámara. Esto último dificulta esta faceta, volviendo algo tosca la construcción, junto a la falta de precisión de los joysticks, lo que finalmente invita a construir sin ningún orden o al menos de manera poco estética, más allá de intentar rentabilizar el espacio.
Gracias a estas construcciones podemos defender las aldeas o crear puestos avanzados desde donde iniciar nuestra ofensiva. Puertas, torres de flechas o murallas extensibles son algunas de las primeras construcciones que podemos alzar en este juego de estrategia que toma muchas características de los juegos conocidos como Tower Defense, defensa de torres en español, donde hordas de enemigos buscan destruir nuestro territorio.
Pero construir no lo es todo, pues como se suele decir: la mejora defensa es un buen ataque. Para esto no basta únicamente con nuestra espada, como ya hemos dicho, pues apenas es útil para vencer a los enemigos más simples del batallón de cerdos infernales, siendo necesario formar un verdadero ejército. Este empieza estando formado por golems de adoquines y de madera, especializados en destruir estructuras y atacar a distancia respectivamente, aunque según avanzamos podemos crear otras con diferentes utilidades y ventajas.
Por desgracia, el control de nuestras tropas también es torpe y simple. Desde una perspectiva en tercera persona, y tomando un papel de director de orquesta y estratega, las dirigimos con dos órdenes básicas como «seguidme» y «avanzad hacia esta dirección», algo que se hace bastante poco preciso. Y aunque cuenta con una opción de control avanzado que nos permite seleccionar que tipo de unidades queremos dirigir en un momento puntual, lo cierto es que se hace algo lento de usar y limita el control de nuestro propio personaje mientras lo usamos.
Además, la inteligencia de estas no ayuda demasiado a que hagan lo que nos gustaría. Cuando nos siguen, es fácil que se caigan por cualquier acantilado o puente, perdiendo vida o quedándose atrapadas, y esto no mejora cuando queremos ordenar un ataque. Hacer que avancen en una dirección las hace pelear contra lo que se encuentren, pero tras esto quedan varadas a la espera de nuevas instrucciones, contando con una prácticamente nula autonomía. Al final, te vuelves un pastor con un rebaño de ovejas que debes ir guiando de manera continua a estamparse contra una base enemiga, hasta que por repetición logres destruir las estructuras clave de su fortaleza y alcances su portal.
Las sombras de la guerra llegan al rendimiento
A todo lo anterior, hay que sumar el hecho de que el juego presenta graves problemas de rendimiento, al menos en Nintendo Switch, a falta de que puedan reducirse con próximas actualizaciones. Tiempos de carga algo elevados, generación de mapa lenta y una grave inestabilidad en los FPS son algunos de estos problemas.
Por norma general, el juego se mueve al rededor de los 30-40 FPS (imágenes por segundo), tanto en portátil como en sobremesa, volviéndolo bastante inestable en ese aspecto pese a la simpleza de sus gráficos. Y esto llega a empeorar enormemente en los momentos más exigentes del juego, en los cuales puede llegar a funcionar a prácticamente a cámara lenta durante algunos segundos, volviéndose muy frustrante.
Y eso no es todo, pues llega a no ser nada poco habitual que se cierre de manera inesperada, con la pertinente frustración y pérdida de progreso. Cuando la densidad de estructuras y enemigos es demasiado alta, y el juego empieza a ralentizarse, hay mucho riesgo de que esto ocurra. Por ejemplo, durante la recta final del juego, se me ha llegado a cerrar en hasta cuatro ocasiones en apenas 2 o 3 horas de juego continuo.
Más allá del modo historia: leyendas perdidas y multijugador
Además de lo que el modo campaña, cuya duración puede rondar entre 8 y 10 horas aproximadamente, el juego cuenta con diferentes opciones para alargar algo su extensión.
En primer lugar, podemos jugar una serie de aventuras a modo reto conocidas como leyendas perdidas, desbloqueables de forma mensual en la tienda del juego de forma gratuita. Estas nos proponen logros de cierta magnitud de dificultad, como la defensa de una única aldea durante una serie de oleadas de enemigos o completar un mapa especial en un límite de tiempo. Lograr estos hitos nos proporciona un aspecto como recompensa, ya sea para nuestro personaje o nuestras monturas.
Además, tenemos las opciones multijugador, las cuales se pueden dividir en dos modalidades: cooperativo, pudiendo jugar con un amigo la campaña principal o una leyenda perdida; o el modo de enfrentamiento, donde podemos realizar partidas contra otros jugadores, ya sea en formato uno contra uno, o por equipos 2vs2 o 4vs4. Pero no solo contra otros usuarios de Nintendo Switch, pues el título cuenta con juego cruzado con otras plataformas. Eso sí, por desgracia, con cierta dificultad para encontrar con quien jugar de manera abierta o para enlazar nuestro juego con la cuenta Microsoft, algo obligatorio para el juego cruzado.
Minecraft Legends – Un diamante que se cayó a la lava
Minecraft Legends nos presenta un juego de estrategia que, aunque simple, puede llegar a ser divertido y puede ser la puerta de entrada al género ideal para los más pequeños. Por desgracia, esta premisa se ve enturbiada por un control ciertamente torpe, una inteligencia artificial de las unidades aliadas bastante limitada y, sobre todo, unos problemas de rendimiento notorios. Y es que, si hay una cosa difícil de perdonar en un videojuego, es cuando su rendimiento frustra al jugador. Ver cómo tienes que esperar a que el juego se estabilice porque no te mueves mover, llega a desesperar hasta a la persona más paciente, haciendo que el ritmo del juego se detenga y se te quiten las ganas de seguir con la partida.
En lo que respecta al sistema jugable, en mi opinión, este título hubiera funcionado mucho mejor como un juego de estrategia más clásico, con una vista de mapa desde arriba que permitiera construir y dirigir las tropas de manera más intuitiva y eficiente. Aunque si olvidamos los problemas de rendimiento y la tosquedad del control de las unidades, lo cierto es que lo ofrecido por el juego se me ha hecho divertido, con cosas que le hacen diferente y a la vez fiel a Minecraft.
Hemos analizado Minecraft Legends gracias a un código digital cedido por Microsoft. Versión analizada: 1.17.31676.0
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