A estas alturas, a pocos jugadores les quedarán ya dudas de que el género de los metroidvania es uno de los más populares del mundo indie. Cada año vemos cómo muchos pequeños estudios dan a luz a una idea canalizada a través de este formato, con niveles plataformeros laberínticos, progresión paulatina y combates desafiantes. Esto, claro, hace que el listón suba, y aunque uno pueda pensar que es más sencillo llamar la atención lanzando un título de este tipo, la realidad es que el nivel de exigencia sube, debido a la altísima calidad de algunas de las propuestas. Recientemente, Nintendo Switch recibió a otro nuevo candidato a destacar y brillar de entro de este género. Se trata de Afterimage.
Directamente desde China, concretamente del estudio Aurogon Info & Tech, afincado en Shanghai, llega esta propuesta que supone el debut del estudio en consolas, después de haber lanzado al mercado varios RPG de acción y un MMORPG. Distribuido por Modus Games, se presenta en sociedad con una potente carta de presentación, la visual: dibujado a mano. Así es como nos invita a adentrarnos en su inmensa aventura, repleta de secretos, detalles y desafíos que prometen mantenernos entretenidos durante largas horas. ¿Lo consigue? Acompáñanos y déjate llevar por la Corriente, pues la Confluencia nos llevará donde queremos.
Viajando por la Confluencia
La joven Renee despierta en mitad de una aldea destruida, sin recordar gran cosa, y acompañada de una pequeña criatura llamada Ifree. Sólo recuerda que debe reunirse con Aros, su maestra, pero al reunirse con ella, una misteriosa figura encapuchada la hace desaparecer sin dejar rastro. ¿Quién era esa persona? ¿Ha matado a Aros? ¿Por qué? ¿Y quién ha causado la destrucción de la aldea? Hay muchísimos misterios por delante, y está en nuestras manos encajar las piezas, porque Afterimage se sube al carro de las narrativas enigmáticas en las que el jugador debe ir desenrollando la madeja.
Renee, no obstante, no es una joven cualquiera. Tiene la capacidad de viajar a través de la Corriente usando las Confluencias. Dicho de otro modo, si muere, el Océano de las Almas le devuelve al mundo de los vivos a través de los portales que hay por toda Engardin, y le concede la oportunidad de recuperar su alma perdida. Una mecánica que ya está asentadísima en el género, gracias a ese metroidvania indie en el que quizá todos estéis pensando. No, este título no trata de ocultar sus influencias, es en otros aspectos donde intenta marcar su propio camino.
La inmensidad de Afterimage
Lo primero que nos entra por los ojos al ponernos a los mandos de Afterimage es lo más obvio: su estilo artístico. La calidad y la belleza de sus mapas dibujados a mano es indiscutible. Sin embargo, no entendemos su magnitud hasta que llevamos un buen puñado de horas explorando, y es que Engardin no sólo es bonita: es inmensa. Todas las zonas, ya de por sí, son muy grandes, pero cuando hemos recorrido unas cuantas, nos encontramos con que el mapa del título es tan grande que, ni alejándolo todo lo posible, cabe al completo en la pantalla de Nintendo Switch. El mapa es gigantesco, inabarcable, y el potencial para explorar es infinito.
La ambición que muestra el mapa se combina con un diseño de niveles que, si bien resulta muy satisfactorio y agradable a escala local, tiene ciertas costuras a nivel global. Es bastante común, demasiado, no saber cómo avanzar, o hacerlo en una dirección que no corresponde y acabar en una zona cuyos monstruos nos superan por 20 o 30 niveles, o dando con un jefe para el que, sin lugar a dudas, aún no estamos preparados… Para luego encontrar el buen camino y darnos cuenta de que vamos muy por encima del nivel adecuado en ese lugar. En este sentido, el título puede sentirse frustrante en algunos momentos.
La historia contada a través de lugares y lugareños
Volviendo a la narrativa de Afterimage, la progresión de la historia también resulta enigmática e inesperada, hasta el punto en el que podemos alcanzar algún jefe final sin saber siquiera que lo es. Las pistas son sutiles, y hay que estar muy atento a lo que nos cuentan los diversos personajes que recorren el mundo de Engardin para comprender qué es lo que está sucediendo y dónde están las claves. Y sí, he dicho algún jefe final. El título tiene varios finales, y alcanzar el primero de ellos nos puede llevar más de 20 horas de partida. Si nos proponemos explorar en profundidad todo el mapa y descubrir todos sus secretos, además de alcanzar todos los finales podríamos irnos a más de 30, haciendo de esto una aventura realmente grande.
De hecho, es posible alcanzar uno de los finales sin haber encontrado más de la mitad de los poderes y Remanencias que Renee es capaz de usar. La historia no te obliga a obtener todo lo posible antes de derrotar al jefe final, dando así una gran libertad de exploración y planteamiento. Sin embargo, esto puede llegar a hacer que pasemos de puntillas por su mundo y que nos vayamos de él sin haber explorado de verdad sus posibilidades, algo que no es malo de por sí, pero que puede resultar anticlimático si llegamos a ese punto sin saberlo, cosa que puede suceder.
Abriéndonos paso entre monstruos
El sistema de combate de Afterimage es de los que saben dejarse domar por el jugador. Contamos con varios tipos de armas principales, secundarias y mágicas, así como equipamientos varios, y cada tipo de arma tiene su propio set de movimientos. Espadas, katanas, mandobles o látigos marcan un estilo de combate único en cada caso, con lo que el jugador puede experimentar para encontrar cuál es su arma perfecta, con la que más cómodo se siente. Además, podemos subir de nivel nuestras armas obteniendo unos Bálsamos que están escondidos a lo largo y ancho de Engardin.
La progresión de personaje se basa en dos pilares: las subidas de nivel, que mejoran nuestras estadísticas, y los Puntos de Talento, que se obtienen al subir de nivel o al recogerlos por todo el mapa. Estos últimos se pueden utilizar en un amplio árbol de habilidades en el que podemos aumentar nuestras prestaciones ofensivas, defensivas, vitales y mágicas, así como aprender movimientos especiales con las distintas armas. Hay habilidades especiales que no se pueden desbloquear sin el Pergamino que nos la enseña, por lo que explorar tiene también premio cuando se trata de mejorar nuestro arsenal de combate.
El mayor problema que afronta este sistema de combate y de progresión es un efecto colateral del diseño de niveles anteriormente mencionado. Al encontrarnos a veces con zonas de nivel muy superior al nuestro, nos hallamos con importantes escollos que pueden desembocar en una frustración bastante importante. Para jugadores experimentados en el género, probablemente llegue a resultar atractivo y desafiante, pero no es demasiado amigable con jugadores menos versados. Especialmente si hablamos de los jefes, que plantean fantásticos combates a su nivel, pero verdaderas torturas si no estamos aún preparados para ellos.
El aspecto técnico, la gran deuda de Afterimage
Ya hemos hablado del espectacular estilo artístico, y a éste hay que añadirle una serie de composiciones sonoras y unos efectos de sonido que ambientan cada zona y cada combate a la perfección. En cuanto al arte, apenas hay pegas que ponerle a Afterimage. Sin embargo, al menos en la versión de Nintendo Switch, el título necesita aún un poco de trabajo en la sala de máquinas. El rendimiento general no es malo, pero hay caídas ocasionales de FPS, pantallas de carga iniciales de una duración excesiva, y cuando avanzamos o caemos muy rápido por alguna zona, nos aparece una pantalla de carga repentina y totalmente anticlimática, señal de que al título le cuesta funcionar con fluidez bajo ciertas circunstancias.
Por último, está el aspecto del «reloj interno» del juego, que necesita un arreglo urgente. Pausar la partida y poner la consola en modo «En Espera» durante varias horas puede convertirse en pesadilla para un speedrunner, ya que el reloj interno sigue corriendo… y el juego también. Para los usuarios en general, este problema se manifiesta a la hora de salir al menú de forma momentánea sin pausar el juego: si estamos en una cinemática, ésta seguirá reproduciéndose a pesar de que hayamos salido al menú de la consola. Si estamos en mitad de un combate y no hemos puesto el juego en pausa, al salir al menú, el combate continuará, encontrándonos al regreso con nuestro personaje muerto. Son pequeños detalles que pueden hacer que la experiencia sea algo más problemática, y que, en teoría, deberían poder arreglarse con actualizaciones.
Afterimage – Nintendo Switch. La inmensidad de lo desconocido
Afterimage plantea una experiencia que parece pensada para los jugadores experimentados en el género metroidvania. Un mapeado realmente inmenso, múltiples finales posibles en función de nuestro recorrido, escenarios laberínticos y muy vistosos y combates exigentes que pueden llevar a la desesperación en algunos momentos. A pesar de sus asuntos pendientes en el apartado técnico y de su estructura narrativa y de progresión que puede resultar confusa, acaba logrando un resultado general realmente interesante. Hay que armarse de paciencia, pero es posible encontrarnos a nosotros mismos en Engardin.
Hemos analizado Afterimage gracias a un código digital proporcionado por Modus Games. Versión analizada:1.0.3
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