Análisis Fight’N Rage – Nintendo Switch. Un beat’em up para homenajearlos, recordarlos y mejorarlos a todos

Fecha de lanzamiento
26 septiembre, 2019
NÚMERO DE JUGADORES
1-3
TAMAÑO DE LA DESCARGA
463,00 MB
IDIOMAS
Español e inglés
Nuestra puntuación
90

No vamos a descubrir nada nuevo al afirmar que el género beat’em up le sienta como anillo al dedo Joy-Con a Nintendo Switch. No en vano, sus propiedades híbridas hacen que el formato «yo contra el barrio» cobre aún más protagonismo y notoriedad. Por si fuera poco, el actual auge indie, con títulos como Streets of Rage 4, Scott Pilgrim vs The World: The Game – Complete Edition, TNMT: Shredder’s Revenge o el reciente River City Girls 2 no hacen más que afianzar el género con un torrente casi inagotable de las tres C: calidad, constancia y cariño. No obstante, si existe un precursor de esta explosión callejera pos-moderna ese es Fight’N Rage. Y sí, el título desarrollado por el uruguayo Sebastián García (Sebagames) llegó a Nintendo Switch a finales de septiembre de 2019. No obstante, en NextN teníamos la espinita clavada por no haber podido analizar en su día el que para muchos es el mejor beat’em up de la híbrida. Por suerte, gracias a los amigos y las amigas de BlitWorks y con motivo de su inminente lanzamiento en formato físico, hemos tenido acceso a una copia del juego en cuestión. ¿Estará realmente a la altura? No te pierdas este análisis para descubrirlo.

 

 

Un mundo postapocalíptico

Los comienzos de Fight’N Rage no nos dan lugar a asimilar todo lo que ocurre a nuestro alrededor. Nos encontramos en un futuro lejano, o no, en el que «sorpresivamente» la especie humana ha sido exclavizada casi en su totalidad por la raza mutante. Por suerte, dos humanos (Gal y F.Norris) y un mutante sublevado (Ricardo) deciden lanzarse a una lucha, que parece imposible, por devolver la cordura a su hogar… ¡a base de palos! Listo, calisto. Ni más, ni menos. Vamos, lo que viene siendo el argumento arquetípico de cualquier beat’em up que se precie.

 

Los primeros compases de juego nos dejan claro, obligándonos a pasar ineludiblemente por el modo arcade y por un extenso tutorial que ha logrado descuadrarnos un poco, que nos encontramos ante un beat’em up 2D de desplazamiento lateral que juega la carta de la nostalgia y el homenaje a los arcades de los 90. Es más, tanto Gal como Ricardo o F. Norris vienen .a ser los típicos personajes presentes en el género.

 

No obstante, aquí las diferencias entre las fortalezas y debilidades de cada personaje resultan tremendamente claras y visibles. Fuerza, velocidad, resistencia, repertorio de técnicas, etc. Tras media hora de juego, y como si de un teatrillo a lo Show de Truman se tratase, nos damos cuenta de que lo que aquí se nos presenta es mucho más grande y épico de lo que su envoltorio deja entrever.

Fight'N Rage

 

El club de la lucha

Como ya hemos comentado unas líneas más atrás, lo que hace grande Fight’N Rage es, precisamente, su profundidad jugable y su enfoque eminentemente arcade. Y es que nos encontramos ante un juego que se desprende de cualquier ropaje RPG, progresión jugable incluida, para ofrecernos una propuesta más directa, y frenética, en la que contamos con todo el surtido de movimientos desde el minuto uno de juego.

 

Simple, ¿verdad? A medias. Y es que, aunque suene prototípico en este género, se trata de un sistema fácil de ejecutar, pero difícil de dominar. No en vano, un completo sistema de combos, los ataques aéreos y especiales y los diferentes tipos de agarres hacen que la experiencia se erija como un verdadero desafío. Un desafíos en el que, a diferencia de lo que nos tienen acostumbrados los actuales sistemas de juego en los que todo llega mascado, nosotros mismos hemos tenido que ir descubriendo las múltiples combinaciones existentes a nuestra disposición.

 

Fight'N Rage

 

En lo que respecta a los ataques especiales, cada personaje dispone de los suyos propios (algunos de ellos incluso secretos). Y para poder ejecutarlos contamos con dos opciones: esperar a que se rellene la barra (SP) habilitada para ello o, en su defecto, realizarlos a costa de un poco de vida (HP). Puede parecer una tontería, pero este sistema aporta un toque de estrategia, o suicidio, realmente interesante. Para finalizar el apartado jugable, el sistema de parry añade un componente más a dominar realmente interesante.

 

Repetimos: al principio del análisis ni nos podíamos imaginar que un apartado mecánico estructurado en base a tres botones pudiera dar tanto de sí, estirándose como el chicle. Sin lugar a dudas, la labor de Sebastián García no solo es encomiable sino que además lleva el homenaje al género beat’em up mucho más allá de un burdo copia pega.

 

 

Cuestión de contenido y mimo por los detalles

Los escenarios, por su parte, cuentan con multitud de elementos que destruir. Ya sea para obtener armas o para ganar vida. Amén de un sinfín de guiños y detalles que evocan de forma constante y persistente a los clásicos del género. Podéis estar tranquilos, no pensamos destriparos ninguno de ellos. Por otro lado, la campaña principal cuenta con 8 bifurcaciones y, ojo al dato, más de 50 finales distintos, en función del personaje o combinación de personajes escogidos, que aportan un amplio surtido de entornos a cada cual más llamativo, colorido y estrambótico.

 

En lo que respecta al contenido la cosa tampoco se queda atrás. No en vano, Fight’N Rage dispone de multitud de material por desbloquear, en forma de atuendos y modos de juego, gracias a las monedas obtenidas en la campaña principal. Destacando una divertida arena 1VS1 al más puro estilo Street Fighter o la clásica modalidad de supervivencia. Por mencionar algunos de los 7 modos (más uno secreto) de los que podemos ir disponiendo previo desbloqueo.

 

Fight'N Rage

 

Por otro lado, y aquí llegamos a otro de los pilares jugables del título en cuestión, contamos con un inteligente y adictivo sistema de apoyo que nos permite ir reclutando a los enemigos que vamos derrotando para que nos ayuden en combate. Una apuesta que aporta frescura y que, junto al resto de adiciones, hace que nos encontremos ante un producto tan desafiante, sobre todo en sus niveles de dificultad más elevados, como altamente rejugable. Qué nadie olvide, y ahí subyace la propia esencia del juego, que no contamos con ningún punto de guardado. Por lo que toca completar el juego del tirón.

 

¿En qué se traduce todo lo anterior? En una muestra más de la camaleónica flexibilidad de Fight’N Rage. Y es que aunque nos encontramos ante un título bastante corto, completar una primera vuelta puede llevarnos menos de una hora, exprimir todo su jugo nos ha hecho estar pegados a la pantalla, literalmente, muchísimo más.

 

 

Delicia pixelada

La propuesta artística que Fight’N Rage nos presenta podría ser considerada retro 2.0. No en vano, todo recuerda a los clásicos arcade de los 90, pero con un sutil lavado de cara a todos los niveles. Destacando un cuidado pixel art en el que hasta el más mínimo detalle ha sido tratado y diseñado con el máximo cariño y dedicación. La posibilidad de activar un amplio espectro de filtros o la sobresaturación de la paleta de colores hace que la sensación de estar jugando a la Super Nintendo frente a un televisor CRT, con todas las «imperfecciones» que ello conlleva, sea casi total.

 

Y si visualmente el juego brilla a gran nivel, el apartado sonoro no se queda atrás. No en vano, el compositor uruguayo Gonzalo Varela nos presenta un amplio surtido de melodías (sobrepasan las 40) que saben acompañar bastante bien en todo momento de una forma fluida, dinámica y tremendamente armónica. Los toques jazz, funk, rock o los acompañamientos de guitarra logran meternos de lleno en la propia atmósfera y lore del juego.

 

 

 

En términos de rendimiento Fight’N Rage para Nintendo Switch es una verdadera roca tanto en el dock como en modo portátil. Logrando mantener en casi todo momento los 60 FPS. Eso sí, durante los instantes más caóticos y con más enemigos y objetos en pantalla la sensación de ralentización es, aunque ínfima, más o menos constante. Por fortuna se trata de algo que no afecta lo más mínimo a su jugabilidad. Algo de agradecer en un título donde el timing y los combos juegan un papel crucial.

 

Enemigos con personalidad propia

Aunque no viene siendo algo habitual en mis textos, me vais a permitir que haga un inciso jugable para centrarme en otro de los grandes protagonistas de Fight’N Rage: su amplio repertorio de enemigos. Ya se trate de gatos eléctricos con guiño incluido al mítico Blanca, pájaros con aire a cierto personaje tailandés amante del Muay Thai o tortugas menos ninjas que nunca. Todos los personajes en pantalla cuentan con rasgos bien definidos tanto visual como mecánicamente hablando. Y ello es de agradecer en un género que tiende a reciclar en exceso.

 

 

 

 

Por otro lado, los enfrentamientos con los jefes finales resultan realmente espectaculares. Y, aunque en ocasiones progresar se atisba imposible, basta con estudiar los puntos débiles y patrones de cada uno de ellos. Una labor, sin lugar a dudas, digna de estudio y, por otro lado, cada vez menos habitual en una industria que tienda a dárnoslo, como ya he os comentado unos párrafos más atrás, todo bien digerido.

 

Mejor en compañía

Y sí, más allá de lo anteriormente comentado, hay un apartado en el que Fight’N Rage destaque ese es en el multijugador. No en vano, el juego nos ofrece la posibilidad jugar junto a otros dos amigos gracias a su modo cooperativo local para hasta tres personas. ¿Cómo de juntos? Pues va a depender de vosotros. No en vano, el título nos permite activar el fuego amigo (daño entre compañeros). Algo que, en primer lugar, aporta un plus de desafío y, en segundo, pone sobre el tablero jugable divertidas y caóticas situaciones.

 

 

Resulta curioso, y nos parece realmente importante reseñarlo, que con tantas extras y posibilidades a nuestra disposición el modo multijugador sea aquí una opción más. No nos malinterpretéis, es una pasada. No obstante, aquello de «menos mal que incluye multijugador para alargar su escasa propuesta jugable» aquí no procede. Eso sí, alguna modalidad online hubiera supuesto la guinda a un pastel casi perfecto.

 

Fight’N Rage – Mucho más que una oda al género beat’em up

A estas alturas de análisis probablemente os haya quedado claro que es y que no es Fight’N Rage. Y es que quien espere una revolución mecánica, jugable o visual dentro del género beat’em up probablemente se lleve un chasco. Por fortuna, lo que aquí se nos presenta es algo que va mucho más allá. Una oda al género que, lejos de optar por el camino fácil, decide profundizar en los entresijos prototípicos y en la esencia misma de los «yo contra el barrio» de una forma nunca antes vista.

 

Una puesta al día del género que mantiene intacta las señas de identidad, pero que, con los mismo elementos e ingrediente primigenios, logra dar forma a un cóctel tan divertido y adictivo como profundo. Una verdadera delicia que destaca por un cuidado pixel art, su variada BSO, un adictivo multijugador local y un fluido apartado jugable, con mucho contenido por desbloquear, que os hará estar pegados a la pantalla durante decenas de horas.

 

Fight'N Rage

Hemos analizado Fight’N Rage gracias a un código digital cedido por BlitWorks. Versión analizada: 1.0.9.

Un beat'em up de la vieja nueva escuela
Fight'N Rage sigue siendo mucho más que un homenaje a los beat'em up. Un nuevo referente a seguir que destaca por su profundo, y divertido, sistema jugable, por la gran cantidad de contenido y opciones que configurar, el multijugador local y por un apartado artístico que hará que a más de uno se le salten las lágrimas.
PROS
Mucho más que un simple homenaje a los beat'em up
Una de las mayores, y mejores, propuestas jugables del género
Mucho contenido por desbloquear
Un cuidado apartado artístico donde destaca el pixel art y su BSO
CONTRAS
Pide a gritos funcionalidades online
Sensación de ralentización y caos en momentos concretos
Se echa en falta una campaña principal algo más extensa
90
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