Para pocos es ya un secreto que Stardew Valley es uno de los videojuegos más influyentes de la última década. Si bien los títulos de gestión de granja han existido desde hace décadas, es este indie el que ha logrado catapultarlos e inspirar a múltiples desarrolladores. Algunos de ellos, quizá animados por esas cavernas del mundo de Eric Barone, han querido maridar este género con otro bastante popular y veterano: el RPG. A día de hoy, ya hay títulos independientes por un tubo que abordan esta hibridación, pero ninguna gran empresa se había animado a intentarlo. La primera tenía que ser, cómo no, Square Enix, la fábrica de juegos de rol por excelencia, con Harvestella.
Aunque Harvestella se estrenó allá por noviembre de 2022, lo cierto es que hemos querido tomarnos su análisis con calma, y es por eso que llega ya en 2023. Había mucho que observar, mucho que analizar, muchísimo que jugar, y por tanto, también bastante de lo que hablar, con la calma que merece un título que es capaz de llevarnos a un mínimo de 50 horas de juego para completar su historia principal. Pero hay mucho más que decir al respecto de este proyecto que, de entrada, no terminó de convencer demasiado a los jugadores de la demo. ¿Cuál es el resultado final? Acompáñanos a descubrirlo.
La amenaza de la Quietud y la viajera del tiempo
Nuestra aventura en Harvestella comienza con una advertencia. Nos hallamos en un mundo mágico y envuelto en misterio, que se ve amenazado por un misterioso fenómeno llamado Quietud. Al terminar cada estación, una tormenta de niebla y polvo asola la faz de la Tierra, contagiando una enfermedad mortal a todo aquel que respira dicho polvo y arrasando con los cultivos. Sorprendentemente, nuestro personaje ha sido capaz de sobrevivir a la Quietud a pesar de estar a la intemperie. Todo gracias a una enigmática niña con aspecto angelical. ¿Quién es esa niña?
Acaba de comenzar la primavera, y nos hallamos en un lugar desconocido para nuestra protagonista. Gracias a la hospitalidad de los lugareños, tenemos una pequeña casa en una colina en la que pasar el tiempo hasta que nos logremos ubicar. Este regalo trae otras tres cosas en el pack: una granja, la amenaza subyacente de la Quietud y lo más importante: una inesperada compañera de habitación a la que encontramos inconsciente dentro de un cristal mágico llamado Lumiciclo. La cuestión es que, aparentemente, esa compañera es una viajera del tiempo.
Cultivando nuestro comienzo en Harvestella
Comencemos hablando de nuestra granja. Para los veteranos en el género de la gestión de granjas, hay que decir que Harvestella no inventa nada nuevo, pero da lo esperable. Tenemos una zona para arar el terreno, cultivar, regar a diario y recolectar nuestros cultivos. Contamos también con un par de parcelas en las que construir establos y alojar gallináceos y lanums, obteniendo así huevos y leche a diario como premio por alimentarles con pienso. Tanto la granja como los establos son ampliables, y existen también varios biomas en la granja, a desbloquear conforme avanzamos en la historia: un bioma acuático y un bioma de cueva, cada uno con sus cultivos particulares.
Aparte de esto, tenemos también una cocina en la que preparar platos de lo más variados, y una mesa de trabajo en la que fabricar aparatos varios para procesar nuestros alimentos. Fermentar bebidas, fabricar queso o mayonesa, procesar especias… Podemos utilizar nuestros cultivos de diferentes formas. Pero no sólo eso, también podemos fabricar recursos útiles para la exploración por el mundo, como bombas, equipos de reparación o incluso orbes elementales. Y es que en Harvestella no sólo tenemos una granja: también tenemos una historia propia de un RPG puro. Y he aquí donde se halla el verdadero núcleo duro del título. No tardamos en darnos cuenta de que la granja es sólo un complemento al resto.
Explorando los Lumiciclos
La historia de Harvestella comienza con una premisa clara: los Lumiciclos, principales fuentes de magia del mundo, parecen estar sufriendo los efectos de la Quietud, y nuestra compañera viajera del tiempo, Aria, quiere acercarse a ellos, segura de que le ayudarán a descubrir la verdad y regresar a su época. De fondo, unos misteriosos seres, llamados Augurios, a quienes los humanos consideran una amenaza. Por el camino, vamos encontrando nuevos aliados que nos acompañan a lo largo de la historia, aunque ninguno tan importante como Aria, que en ocasiones parece la auténtica protagonista del juego.
Respecto al contenido de dicha historia, no vamos a mencionar mucho más para evitar spoilers, salvo el hecho de que nos ha resultado una auténtica sorpresa. Llegado cierto punto, la narrativa toma unos derroteros difíciles de prever, que nos sumergen en una historia digna de aplauso. Aunque hay momentos en los que parece haber cabos sueltos, hacen falta tres cosas: paciencia, un acto de fe, y la más importante, conocer la manera de acceder al final verdadero, donde todos los enigmas quedan resueltos. Si accedemos a un final malo, queda todo por descubrir. La principal, y la que más nos chirría a lo largo de la aventura, el auténtico papel de nuestro personaje en todo esto.
El mundo mágico (y hostil) de Harvestella
La exploración y el combate en Harvestella son, en su mayor parte, típicos de cualquier RPG en el que puedas pensar. Avanzamos por escenarios laberínticos, matamos a monstruos en duelos a tiempo real, obtenemos recursos, encontramos secretos, subimos de nivel, ganamos habilidades… Nuestra capacidad de combate se define a través de Clases, las cuales aprendemos al encontrar a un aliado. Sólo controlamos al personaje principal, pero podemos llevar hasta dos personajes de apoyo. Cada Clase tiene su particularidad: ataque cuerpo a cuerpo, a distancia, en área, magias de distintos tipos… Podemos equiparnos hasta tres Clases de forma simultánea, por lo que las opciones tácticas son bastante variadas y adaptables a cada momento.
Los enemigos de Harvestella no son especialmente variados, y en ocasiones son simples «re-color» de otro enemigo. Pero hay algo que le da un poco más de chicha a ese aspecto: los Miedo. Son enemigos especiales, de más nivel, fuerza y resistencia que los de sus alrededores, y que se lanzan a por nosotros si nos ven. La presencia de los Miedo en los mapas condiciona por completo nuestro avance, y es que debemos intentar que no nos vean, porque nos superan por muchísimo nivel en el momento de pasar por ahí, y la tarea de derrotarlos siempre queda para más adelante, cuando ya vayamos sobrados.
La granja condiciona nuestra libertad
Sin embargo, hay dos aspectos que condicionan este apartado y que vienen directamente del lado «granjero» del título: el tiempo y la energía. Llegada medianoche, nuestro personaje debe regresar a casa a dormir hasta el día siguiente. Además, tanto el trabajo en granja como el combate, o el simple hecho de correr, consumen energía. Necesitamos ir bien equipados con comida si no queremos quedarnos sin energía, porque si ésta cae a cero, ni siquiera podemos hacer ataques normales. Y también hay límite en la comida que podemos ingerir: si se nos llena el estómago, se acabó el curarse. Estos dos aspectos son un obstáculo serio que afecta negativamente a la fluidez de la exploración en ciertos momentos, y que no le hacen ningún favor al ritmo del juego.
Por otro lado, está lo atípico en la adquisición de experiencia y las consecuencias de morir en combate. Podemos pasarnos el día entero matando monstruos, pero no obtenemos la experiencia por ello hasta que finaliza el día, al igual que el dinero por vender los productos de nuestra granja. Aparte, el hecho de morir trae dos consecuencias negativas: la doctora nos cobra dinero por habernos revivido, y despertamos a mediodía, en lugar de a las 6 AM, como en un día normal. Es decir, morir nos toca el bolsillo y reduce en un 33% nuestro tiempo disponible al día siguiente. Un condicionamiento muy serio que afecta negativamente al ritmo de la partida.
La exploración en Harvestella es el arte de conectar caminos
Los mapas de Harvestella presentan un diseño que, ciertamente, se adapta a la perfección a esas limitaciones temporales que impone el sistema de granja. Nuestro avance consiste en encontrarnos caminos cortados, dar un rodeo exploratorio para llegar al otro lado y abrir ese camino. Ya sea con bombas o con equipos de reparación, o simplemente con tiempo, vamos deshaciendo una madeja que nos permite avanzar de forma más inmediata al día siguiente. Esta mecánica es recurrente en casi todos los mapas, así como los puntos de viaje rápido que nos permiten volver a casa inmediatamente o transportarnos a las distintas zonas de cada mapa.
Además, cada mapa presenta sus propias peculiaridades. Para fabricar mejor equipamiento para nuestra granja o mejorar las armas de nuestros personajes, debemos recolectar distintos recursos, y cada zona tiene sus recursos, por lo que avanzar en la historia se hace necesario para mejorar nuestra granja. En líneas generales, uno puede gestionarse el tiempo a su propio gusto, por lo que puede hablarse casi de dos juegos en uno: quien quiera centrarse en la historia, puede hacerlo. Quien prefiera estar a su aire en la granja, también. Aunque ambos casos, eso sí, se ven limitados por las condiciones que impone el otro. La granja encuentra su tope cuando nos faltan recursos que se consiguen más adelante en la historia, y avanzar en la historia es difícil si no tenemos platos que nos curen mucha vida o armas subidas de nivel.
Dos mundos que no terminan de encajar del todo
Lo cierto es que hay muchos momentos en los que jugar a Harvestella es todo un ejercicio de paciencia. La granja y el RPG no terminan de casar del todo. Las mecánicas de tiempo y energía nos rompen el ritmo de exploración constantemente, las mecánicas de exploración y obtención de recursos nos limitan la evolución de la granja… En general, puede que a muchos jugadores les resulte frustrante que la estructura del título les obligue a compaginar todos sus aspectos, ya que la unión de éstos no termina de sentirse del todo natural. Sin embargo, hay algo que motiva a seguir. Y ese algo es el alma.
No cabe duda de que hay mucho cariño y mimo en el diseño del título, especialmente en su historia principal y en sus tareas secundarias. La relación con los habitantes de Lethe, Nemea, Shatolla y Argene, amén de nuestros aliados, se vuelve más profunda a medida que cumplimos esas misiones, y es facilísimo encariñarse incluso con personajes que no tienen ni nombre propio. Hay momentos entrañables, historias muy bien construidas y bien llevadas, y todo esto consigue que el mundo de Harvestella se sienta tremendamente vivo. Aunque las mecánicas del juego a veces hagan pensar que no se quiere lo suficiente a sí mismo, la narrativa logra atrapar, enamorar y sorprender a través de sus personajes y de su mundo.
Belleza propia del género
El apartado artístico es, sin duda, otro de los aspectos destacados de Harvestella. Los diseños estéticos de las distintas ciudades y mazmorras son espectaculares, mágicos, y a pesar de que a veces el avance consiste en el clásico «habitación-monstruos-pasillo-repeat», logra que resulte agradable y bonito de ver. En el modo portátil de Nintendo Switch, por desgracia, la resolución se resiente de forma negativa, presentando escenarios y personajes algo borrosos y texturas menos nítidas. Se disfruta mucho más en el modo sobremesa.
En cuanto al sonido, no hay nada que objetar. La banda sonora del juego es, en su gran mayoría, relajada y poco intensa, respondiendo más al aspecto «granjil» que al aspecto rolero. Sin embargo, sabe ponerse épica cuando es necesario, y hay diversas melodías que se acaban haciendo muy reconocibles y que le dan una identidad y una ambientación única a cada momento, desde los más tristes a los más cómicos, pasando por las recurrentes misiones secundarias que envuelven a los adorables y traviesos niños de las distintas ciudades. Para mí, se trata de una banda sonora realmente icónica que va a seguir resonando en mi cabeza durante días.
Harvestella – Nintendo Switch. Un ejercicio de fe que tiene premio
Aunque Harvestella sea una prueba clara de que no es sencillo hacer funcionar un maridaje entre el género de RPG y el de granja, el cariño y la profundidad de su mundo salvan los muebles. Es un título al que es fácil ver las costuras estructurales, y que se obstaculiza a sí mismo de forma seria, pero que se hace querer a pesar de todo. Si llegas aquí por las granjas, te vas a encontrar una bastante resultona, y de propina, una historia sorprendente y llena de corazón y alma. Si llegas por el RPG, vas a necesitar respirar hondo, pero también vas a aprender a disfrutar de los cultivos. Sea como sea, lo mejor es que experimentes por ti mismo. Si te preguntas si este título te va a gustar o no a pesar de sus fallos, parafraseo al Peter Parker de Spiderverse: «No lo sabrás. Es un acto de fe«. Y esa fe, en nuestro caso, ha tenido un premio muy satisfactorio.
Hemos analizado Harvestella gracias a un código digital proporcionado por Plaion. Versión analizada: 1.0.1
Debe estar conectado para enviar un comentario.