Amada por muchos, detestada por otros tantos es cierto que Danganronpa sea probablemente una de las sagas de visual novels más famosas alrededor del mundo. Pero desde que se publicó Danganronpa V3 la saga, al menos la línea de títulos principales, lleva parada y, sin entrar en detalles, es muy difícil que a nivel argumental continúe. Es por eso que los últimos trabajos de Kazutaka Kodaka, el creador de la saga, han ido por un camino distinto al de los juegos que le dieron a conocer, aunque Master Detective Archives: Rain Code recuerde más a la saga de Monokuma que World’s End Club.
Puede que veamos nuevos Danganronpa, pero tendremos que esperar
Y sin embargo esto no quiere decir que no vayamos a ver el regreso de la auténtica mente maestra a la saga de estudiantes que se matan entre sí. Solamente que por el momento quiere probar otras cosas. O al menos eso leemos en la entrevista ofrecida al Twinfinite por Kazutaka con el motivo del anuncio de Rain Code.
«Quería hacer una nueva franquicia, y Spike Chunsoft no nos estaba presionando para hacer una secuela de Danganronpa, así que decidí hacerla. En honor a la verdad, si se le pregunta a Spike Chunsoft si debería hacer un nuevo título de Danganronpa, podrían decir que sí, así que no pregunté (Risas).
No es que no quiera hacer otro juego de Danganronpa, pero tengo muchas ideas y quiero crear algo nuevo. A lo mejor algún día puede que vuelva. Danganronpa es un juego de nicho, y ahora estoy trabajando en uno más grande, pero sería genial volver a Danganronpa en algún momento.
No me interesa hacer lo mismo que hacen los demás. Prefiero no ir siempre a por la opción segura. Cuando la gente empiece a olvidarse de Danganronpa, quizá me sienta más motivado a trabajar la saga de nuevo«
Si tenemos que esperar a que Danganronpa deje de ser recordada por la gente, vamos a tener que esperar muchos tiempo. ¿El motivo? Que ciertos personajes ya han transcendido más allá de los juegos y forman parte del imaginario colectivo de internet en forma de memes. En definitiva, las palabras de Kazutaka Kodaka traen esperanzas, pero también desesperación. Y no podía ser de ninguna otra manera.