Moonscars

Análisis Moonscars – Nintendo Switch. Un claro de luna, arcilla, polvo de hueso e icor

Moonscars
Fecha de lanzamiento
27 septiembre, 2022
NÚMERO DE JUGADORES
1
TAMAÑO DE LA DESCARGA
739,00 MB
IDIOMAS
Español, inglés, alemán, etc.
Nuestra puntuación
70

Si hay un «género» que haya logrado volver a despuntar durante los últimos años ese ha sido el metroidvania. Títulos como Hollow Knight, Blasphemous, Ori, Dead Cell o el más reciente Aeterna Noctis son más que dignos herederos de Castlevania SotN o Metroid. No obstante, si hay un componente adicional que haya logrado ganar terreno recientemente ese ha sido el soulslike. Presentándonos títulos que toman prestados diversos elementos de obras de From Software como el ya icónico Dark Souls. ¿Su principal y más destacada seña de identidad? Una endiablada y en ocasiones desquiciante dificultad. Moonscars se sitúa, de forma contundente e inequívoca, en esta segunda corriente. Y no lo hace de cualquier forma gracias a su oscura y descorazonadora propuesta 2D con grandes dosis de acción y plataformas que también coquetea con el subgénero slasher. El título de Humble Games y Black Mermaid se nos presenta, tras su desembarco como exclusiva temporal en PC, dispuesto a demostrar que donde mejor luce este explosivo cóctel de géneros es, una vez más, en la híbrida de la Gran N. No te pierdas nuestro análisis para comprobar, de primera mano, si realmente lo ha logrado en Nintendo Switch.

 

 

Un canto a la decadencia y la fragilidad

La Luna ha sido y es una importante fuente de inspiración para multitud de artistas. Y el estudio novel Black Mermaid no es la excepción a la regla. Ante nuestros ojos se presenta un oscuro y decadente mundo en el que la humanidad se encuentra al borde la de la extinción y en donde la luna juega, tanto narrativa como jugablemente hablando, un papel fundamental. Frente a semejante panorama, con plaga de fallecimiento de niños incluida, los humanos han aprendido a convivir con los «arcillados» Unos seres creados a partir de arcilla e Icor, por el escultor, Zoran.

 

Moonscars nos pone en la piel de Gray Irma. Una de esas guerrera arcilladas. ¿Nuestra misión? Encontrar al creador para saber que ha ocurrido con todos nuestros compañeros de batalla. Es cierto que los inicios son, argumentalmente hablando, bastante confusos. No obstante, esa sombría y apagada mezcla de carne y arcilla que es el mundo de Grey viene a ser el marco perfecto para mantenernos atentos a un proceso de recomposición narrativa que, como si de un puzle se tratase, resulta realmente satisfactorio.

 

Moonscars

 

Arcilla somos y en cerámica nos convertiremos

Jugablemente hablando las cosas quedan bastante más claras desde el primer minuto de juego. Nos encontramos ante un hack and slash 2D con exploración, grandes dosis de acción y una estructura, propia de los souls-like, en donde la endiablada dificultad es la principal seña de identidad. Y esto queda plasmado en la salud limitada de Irma. No en vano, y aunque es cierto que los primeros enemigos oponen poca resistencia a nuestra aguerrida protagonista, esto nos lleva a que cualquier enemigo pueda acabar con nosotros en cuestión de segundos.

 

Afortunadamente, uno de los pilares jugables del juego es la barra de Icor. Esencia vital que se va rellenando conforme golpeamos determinados elementos o simplemente derrotamos enemigos. ¿Su función? Sanarnos, rellenando nuestra barra de vida, o permitirnos lanzar poderosos hechizos. Por otro lado, la ausencia de barra de resistencia dota al juego de mayor dinamismo, rapidez, y frescura frente a la posible monotonía causada por los elementos propios de cualquier roguelike presentes en este título.

 

 

La mejor defensa un buen ata… ¡una buena defensa!

El combate es uno de los elementos más satisfactorios de Moonscars. Por un lado, cada enemigo, y contamos con unos pocos, cuenta con movimientos propios que tenemos que memorizar casi telegráficamente si queremos salir airosos. Por otro, el timing juega aquí un papel primordial. De nada sirve aquí golpear sin ton ni son. Como muchos sabéis, el sistema de parry (contraataque) es uno de los recursos más usados en los títulos tipo souls. Y el juego que aquí nos ocupa no iba a ser una excepción. Se trata de una acción defensiva fundamental que, además, nos ofrece un timing generoso gracias a un dash que incluso nos facilita empujar a los enemigos contra las abundantes trampas de pinchos existentes en el escenario. Siendo, por otro lado, relativamente sencillo, y satisfactorio, de realizar.

 

Completando el surtido de acciones a nuestra disposición, podemos atacar con nuestra espada, saltar y, como ya hemos comentado justo arriba, esquivar. Por si fuera poco, contamos con un especial que consume, tras su uso, nuestra barra de icor y un arma secundaria a escoger entre tres tipos distintos (con habilidades pasivas aleatorias) que podemos cambiar en los espejos. También disponemos de mejoras, escondidas por el mapa, para aumentar permanentemente nuestra barra de vida y magia. Puede que el mapa del juego no sea el más profundo y completo visto en el género y que el backtracking no abunde, pero os podemos asegurar que recorrer cada uno de sus recovecos es bastante divertido, a la par que desafiante.

 

 

En lo relativo a su durabilidad, Moonscars tiene una extensión aproximada de entre 8 a 10 horas. Algo que puede oscilar al alza o a la baja en función de nuestra destreza a los mandos de los joy-con o del deseo de completar todos los extras. En lo relativo a su curva de dificultad, el juego cuenta con momentos en los que se rompe. Por desgracia, no contamos con opciones de accesibilidad o modos de dificultad inferiores para compensarlo.

 

Sombra aquí, sombra allá… Un espejo de cristal

Y llegamos a otro de los puntos diferenciadores de Moonscars. Su sistema de espejos. ¿Un checkpoint al uso? Ni muchísimo menos. Los espejos se nos presentan como diferente puntos de guardado y viaje rápido, desbloqueables al pasar por ellos, que además nos permiten acceder a una zona, a modo de base, en la que poder desbloquear un completo árbol de habilidades, no tanto por la cantidad como por las mejoras disponibles, canjeables con la moneda del juego (polvo de hueso). En relación a las habilidades mencionadas, podemos elegir dos y activarlas con los gatillos de la híbrida. En el reverso de la moneda, la distancia entre alguno de los espejos presentes en el juego resulta inexplicablemente excesiva.

 

Moonscars

 

También podemos equiparnos con hasta 3 amuletos con diversas habilidades pasivas con las que dar forma a nuestro estilo de combate. Items, por cierto, canjeables por otro importante elemento que nos encontramos escondido por los escenarios: las icorarias.

 

Por otro lado, dicho espacio va completándose con diversos npcs con sus historias propias y con poder para darnos acceso a alguna que otra nueva zona. Eso sí, y no todo iba a ser bueno. Aquí llega otro de los rasgos diferenciadores de Moonscars. Tras entrar nos deshacemos de nuestro molde de arcilla, perdiendo el arma secundaria y el ataque especial. ¿Quieres recuperarlos? Vas a tener que derrotar a tu doble para lograrlo. Para más inri, llegamos a un par de interesantes hándicaps. En primer lugar, tras morir repetidamente se activa la Luna Roja. Un estado en el que nuestros enemigos son mucho más poderosos, pero que también nos aporta muchas más recompensas. Algo que podemos activar o desactivar sacrificando icorarias.

 

En segundo lugar, y aquí llega el componente roguelike, tras cada muerte regresamos al punto de control más cercano. Eso sí, al perecer perdemos el progreso de las habilidades pasivas desbloqueadas y el polvo de hueso recolectado. Pudiendo, por fortuna, buscar nuestro «cadáver», al más puro estilo Diablo, para recuperarlas.

 

 

Moonlight Shadow

La propuesta artística que Moonscars coloca sobre el tablero jugables es simple y llanamente deliciosa. Y es que si, como ya hemos comentado, el apartado jugable sabe escenificar a la perfección un panorama realmente frío y desolador, el apartado artístico termina de poner la guinda a una suerte de pintura al óleo donde, como si de un colorido cuadro quemado por los rayos de sol se tratase, predomina el blanco, el negro y el rojo.

 

Tampoco podemos olvidarnos de su cuidado pixel art. Algo que vemos plasmado en el diseño de personajes y enemigos o en los claustrofóbicos e inquietantes escenarios. Sus animaciones, que van desde los movimientos básicos (amén de la ortopédica subida de escaleras), hasta los ataques o las habilidades, también logran brillar a un gran nivel. La BSO, por su parte, no aspira a acaparar protagonismo alguno. No obstante, su ritmo solemne y su formato orquestado logran una perfecta simbiosis que nos aboca irremediablemente a nuestro sombrío y oscuro destino. En definitiva, nos encontramos con una propuesta visual y sonora con personalidad y vida propia.

 

Moonscars

 

Arcilla a medio cocer

Cualquier artesano con cierta experiencia tiene clara la importancia de una correcta cocción y posterior secado del barro y la arcilla. Al menos si se quiere minimizar el riesgo de que las piezas resultantes se agrieten, por muy hermosas que sean, con mayor facilidad. Y esto es lo que, al menos en cierta medida, no ha terminado de llevarse a cabo correctamente en Moonscars. En primer lugar, el juego contaba con un fallo en el tramo final de la aventura que nos bloqueaba por completo la progresión. No se trata de un asunto baladí, hablamos de una cuestión que incluso ha retrasado la salida del análisis. Por fortuna, ha quedado resuelto en un parche pos-lanzamiento.

 

El problema llega cuando detrás siguen persistiendo bastantes entuertos técnicos que van desde cuelgues (hemos sufrido unos cuantos) hasta caídas de frames, tartamudeo de la música o enemigos que siguen en pie tras ser derrotados. El surtido de bugs es tan variado como acertada es la propuesta jugable y artística que nos presenta Moonscars. Al final, uno no puede evitar la agridulce sensación de encontrarse ante un título que, con un mayor esfuerzo técnico, habría logrado despuntar con luz (lunar) propia dentro de los grandes exponentes del género metroidvania y soulslike.

 

 

Moonscars – todo un canto a la luna carmesí

Moonscars se presenta, desde el minuto uno de juego, como un más que interesante hack & slash en 2D que toma prestado elementos de los metroidvania clásicos para adaptarlos a una propuesta desafiante y con un claro, y excelentemente bien medido, componente soulslike. Su cuidada jugabilidad o un delicioso, y pixelado, apartado artístico de marcado carácter sombrío y tenebroso, ponen la guinda a una propuesta que, desgraciadamente, va perdiendo gas a medida que progresamos por cuestiones meramente técnicas y de rendimiento.

 

En definitiva, y a pesar de los peros, nos encontramos ante un juego que no puede faltar en la estantería de los amantes del popurrí de géneros que aquí nos ocupa. Algo que, a nuestro parecer, resulta aún más meritorio al tratarse de la ópera prima de un estudio novel. Black Mermaid, apunten el nombre de dicho estudio porque va a dar mucho de que hablar.

 

«La Luna, como una flor en el alto arco del cielo, con deleite silencioso, se instala y sonríe en la noche» – William Blake

 

Moonscars

Hemos analizado Moonscars gracias a un código digital cedido por Plan of Attack. Versión analizada: 1.2.002.

Moonscars
Todo un cóctel de pixel art, acción, plataformas y souls
Moonscars es un exigente metroidvania enfocado a la acción, con dosis de plataformeo y soulslike, que logra dar una vuelta de tuerca más al género gracias a su contundente propuesta jugable y a un gran, y pixelado, apartado artístico. Por desgracia, los problemas técnicos y de rendimiento lastran una propuesta de otra forma mucho más que notable.
PROS
Sólido y fluido apartado jugable con interesantes mecánicas
Artísticamente brilla, como la luna, a gran nivel
Una propuesta tan exigente como gratificante...
CONTRAS
... que, eso sí, cuenta con varios picos de dificultad claramente desmedidos
La trama puede resultar algo confusa
Demasiados bugs, cuelgues y bajadas de frames
70