El restaurante de los videojuegos indie está repleto de propuestas de lo más diversas y variopintas. Un sector tan dado a la creatividad es un caldo de cultivo perfecto para desarrollar ideas que no tendrían cabida en otro sitio. Y, en este gran menú, hay platos que suelen tener mucho tirón. Uno de ellos es el mazmorreo, plato que se presta a múltiples recetas en función de las especias que uno quiera añadirle. Otro bastante popular, el que justifica estos símiles tontos que estoy escribiendo, es el de la cocina. Dos platos muy distintos y que, a priori, no tienen cabida en el mismo menú. Sin embargo, esto no es un restaurante cualquiera. Es uno repleto de inventiva y talento. Y hay chefs que juegan a ser Dios y que se atreven a experimentar con ingredientes inesperados. ¿El resultado? Propuestas como Dungeon Munchies.
Lanzado originalmente en Steam en junio de 2019, la primera receta del pequeño estudio desarrollador maJaJa ha llegado a los platos de nuestras consolas recientemente, distribuido por Chorus Worldwide. Aclamado en su momento por los jugadores, mezcla dos ingredientes que uno difícilmente imaginaría juntos. Pone los fogones al tope y los introduce bien limpitos y recortados. En NextN ya hemos cocinado el plato y nos lo hemos comido. Y hoy, venimos a hablaros de su peculiar sabor. ¿Nos acompañáis en este camino culinario?
La resurrección del pinche
Un cadáver sale de su tumba como si tal cosa, y de repente, ¡paf! le pegan un ofuda en la frente. Ahora, está bajo el control de la nigromante Hervinia. La simpática hechicera ha resucitado a un zombi para que le ayude en su cometido: abrirse paso a través de la mazmorra y recopilar libros de recetas por el camino. Así, sin muchas más indicaciones, comienza la aventura de Dungeon Munchies, un recorrido en el que las recetas de cocina suponen la base fundamental de nuestra progresión.
La mazmorra está repleta de animales y plantas de todo tipo: mosquitos, gambas, mazorcas de maíz… Y no somos bienvenidos en su mundo. Toca pelear. Cada enemigo que derrotamos deja atrás un ingrediente que luego utilizamos para cocinar y para fabricar armas. Conforme avanzamos, obtenemos nuevos libros de recetas que nos sirven para elaborar nuevos platos y nuevo armamento. Y así, poco a poco, nos vamos convirtiendo en un chef zombi poderoso y hábil capaz de hacer frente a las cada vez más desafiantes amenazas que hay a lo largo del camino. Un camino que es casi totalmente lineal, pero que tiene algunos secretos escondidos. Conviene mirar bien y buscar caminos ocultos para obtener recetas secretas de lo más interesantes.
Convirtiéndonos en chef de alta cocina en Dungeon Munchies
Los platos cocinados son, como ya hemos comentado, fundamentales en nuestro avance. Y es que afectan a nuestras prestaciones y a nuestro equipo de combate. Podemos equiparnos un máximo de siete platos simultáneamente, y éstos definirán nuestra capacidad. Algunos nos aumentan la salud máxima o nos la recuperan paulatinamente, otros suben el ataque o la velocidad, algunos convocan pequeños ayudantes en combate, otros nos dan la posibilidad de hacer combos con tipos concretos de arma… Esto va ayudándonos a perfilar nuestro estilo de juego. Aparte, a lo largo de la aventura nos encontramos con platos «especiales» de un solo uso, pero cuyo efecto es permanente. Podemos cambiar nuestro menú cada vez que encontremos un punto de cocina.
Las armas también vienen de recetas que conseguimos por el camino, y las hay de todo tipo: espadas, dagas, hachas, lanzas, báculos y arcos con distintas prestaciones y efectos, y armas secundarias de lo más diversas, con efectos de escudo, veneno o fuego, entre otros. Podemos equiparnos un arma principal y una secundaria a la vez. Esto da versatilidad al combate: la agilidad de espadas y dagas contrasta con la lentitud y potencia de hachas y lanzas, o con la temporización necesaria para atacar a distancia con báculos o arcos. Tenemos un arsenal a nuestra disposición, y podemos adaptarlo a nuestras necesidades o gustos cada vez que nos encontramos un punto de fabricación.
Dungeon Munchies tiene más sabor del que aparenta
Desde el primer minuto de juego, Dungeon Munchies está repleto de humor. Prácticamente cada diálogo es desternillante. Esto nos ayuda a adentrarnos en él, porque al principio Hervinia no nos deja demasiado claro cuál es el motivo por el que nos ha resucitado. Poco a poco vamos descubriendo que busca atravesar la mazmorra para abrir la Puerta Estelar, pero el Señor Protector del Bosque, un personaje misterioso de aspecto amenazador, trata de evitarlo. Somos el arma secreta de Hervinia para derrotar al Señor Protector. Y hasta aquí podemos contar de la narración para no estropear las grandes sorpresas que alberga la historia del título.
La aventura dura en torno a 7 horas de juego aproximadamente. A priori, puede parecer corto, pero la estructura narrativa que utiliza consigue que no nos parezca corto. Sin spoilers, hay un momento en el juego en el que parece que estamos a punto de terminar, para de pronto descubrir que hay muchos más secretos que explorar en esa mazmorra. La manera en la que Dungeon Munchies nos introduce en este giro logra mantenernos pegados a la pantalla, con la satisfactoria sensación de que lo que nos queda por descubrir es interesantísimo. Porque el título está repleto de humor, sí, pero cuando se propone ponerse serio es cuando engancha definitivamente. Eso sí, el final queda abierto, porque hay más por venir en el futuro.
Este zombi cocina demasiado rápido
Si hay que ponerle pegas a Dungeon Munchies, éstas se encuentran en el apartado técnico. Los controles del personaje son realmente ágiles. Tanto, que a veces son incluso demasiado ágiles. No es raro avanzar y que el personaje mantenga un poco de inercia en el avance después de soltar el joystick. Esto provoca a veces caídas muy tontas de alguna plataforma, o que nos comamos los pinchos de una pared o un suelo. Resulta algo problemático, especialmente en los momentos (no muy numerosos, pero notables) en los que el rendimiento del juego cae ligeramente y el control se vuelve menos legible.
El estilo artístico pixel art le sienta como un guante a la jugabilidad, tanto en modo sobremesa como en portátil. Los diseños de los personajes son muy agradables y bonitos. Y la banda sonora, en sí misma, está llena de composiciones de bastante buena calidad. Pero lo cierto es que en ningún momento, a lo largo de todo el título, llega a sentirse como una banda sonora que encaje bien con la acción y con la narrativa. Está ahí de fondo, no estorba, y se deja escuchar de maravilla, pero no termina de hacer «clic» con el resto de elementos del título.
Dungeon Munchies – Cocinando el éxito a fuego lento
La propuesta de Dungeon Munchies es dinámica y adictiva. Nos bombardea con humor en una ambientación aparentemente desenfadada y poco a poco nos va atrapando hasta introducirnos en un mundo que tiene muchos más sabores y matices de los que aparenta al principio. Una auténtica gozada para los amantes de la acción y el combate fluido y ágil, así como del mazmorreo lineal. Lo más importante de todo es que todas esas virtudes logran que los defectos, que son algo más puntuales y de menor importancia, se sientan muchísimo menos. Una propuesta que engancha y que deja un sabor excelente en el paladar.
Hemos analizado Dungeon Munchies gracias a un código digital cedido por Chorus Worldwide. Versión analizada: 1.0.0b
Debe estar conectado para enviar un comentario.