Asegurar que la historia se repite es hoy más fácil que nunca. El mundo gira, los gobiernos caen, Joselito se samplea y vuelven los pantalones de campana y las hombreras. En las redes sociales la historia se repite cada semana, si no lo hace una vez cada dos días, y a veces hasta da la impresión de que los findes necesita descansar, como todos. ¿Sabéis a quién no le hace falta descansar? Al hate. Entrar a Twitter tras el anuncio del pack de expansión de Nintendo Switch Online fue como volver a 2018 por la cantidad de mierda que había llovido. Pero… ¿le faltaba razón?
En aquel entonces el panorama cambiaba de manera sustancialmente más drástica, puesto que en Wii U y en 3DS las funcionalidades online aún eran gratuitas. NSO acabaría con eso mediante un modelo de suscripción similar a los de la competencia, y las críticas fueron muy similares a las que hemos visto ahora: que era muy caro, y que ofrecía muy poco.
Por tanto, y teniendo en consideración esas quejas, hemos querido ver lo que ofrece el pack de expansión para comprobar por nosotros mismos si este hate era simple odio visceral y destructivo o si por el contrario la viralidad de la respuesta tuitera le quitó el protagonismo a críticas totalmente legítimas.
Es que lo que ofrece no es para tanto
Al juego online, el guardado en la nube, y los títulos de NES y SNES que ofrecía el NSO de base, se suma como parte del pack de expansión una selección de títulos de Nintendo 64 y Mega Drive (¡Mega Drive!), además del DLC de pago Happy Home Paradise para Animal Crossing New Horizons. El DLC se puede adquirir también por separado al precio de 25 euros.
Es muy difícil no recurrir al comodín de la conservación en lo que a juegos retro se refiere, pero es que mirad el catálogo: The Legend of Zelda Ocarina of Time, un juego que hizo historia, y su secuela Majora’s Mask. Mario Kart, Yoshi’s Story, Lylat Wars, ¡Sin & Punishment!, eso sin contar a Sonic, Ecco y sus compañeros de consola. La llegada de Nintendo 64 y Mega Drive en mitad del ciclo de vida de Switch ha convertido NSO en un auténtico museo vivo del videojuego, y deja espacio suficiente para que haya más adiciones en el futuro.
Yo recuerdo picarme terriblemente con mi prima para ver a quién le tocaba jugar a Super Mario en la NES que ella tenía. Luego crecí y no volví a jugar hasta el Crash Bandicoot 3 que me regalaron junto a PSX, que fue mi primera consola. En ese intervalo de tiempo me perdí títulos históricos de una calidad que aún está vigente, y me lo he gozado como nadie jugando a Super Metroid, a Contra, a Donkey Kong Country o a Castlevania. La posibilidad de acceder a estos juegos con la facilidad que propone NSO me parece valiosísima.
Eso sí, para quedarme tranquilo tengo que hacer un apunte más. La mayoría de los títulos son en inglés y en japonés, sin más opciones. Contar con este catálogo y no tomarse la molestia de localizar los títulos es una oportunidad perdida. Una buena traducción es imprescindible para disfrutar de un juego. Soy consciente de que implicaría un jaleo técnico/logístico de tres pares de narices, pero ofrecer una experiencia tan accesible sin tener en cuenta el idioma es como escupir hacia arriba. Lo que una cosa da, la otra te lo quita.
Es que el pack de expansión es demasiado caro
A estas alturas de 2021, con los servicios online de pago totalmente normalizados en la mayoría de sistemas, yo sigo siendo un firme defensor de que el juego online debería ser gratuito. Los videojuegos son una de las aficiones más caras de la actualidad. Las plataformas, así como la mayor parte del software, podrían considerarse productos de lujo a juzgar por su precio. Hemos aceptado que la nueva generación venda títulos a 80 euros, y eso es un enorme hándicap de cara a la divulgación y a la facilidad de acceso de una industria que clama por ser reconocida como un arte pero cuyos mayores exponentes no se esfuerzan en hacer su consumo más accesible. Y claro, not all companies, pero aquí Nintendo iría en la primera línea, pues es de las compañías que menos cambia el precio de sus juegos a lo largo del tiempo.
Transigimos porque sabemos que desarrollar un título puede suponer un desembolso millonario. Además, queremos experiencias que hagan justicia al talento que hay detrás. Sin embargo, cuando pagamos por un juego, estamos pagando por TODO lo que ofrece ese juego (no confundáis esto con una crítica a los DLC, porque no es comparable). También hemos pagado por la plataforma en la que vamos a jugarlo. Y pagamos la conexión a Internet necesaria para que cualquier servicio de suscripción funcione.
Es comprensible que las empresas justifiquen la necesidad de implementar un nuevo intermediario en esa cadena bajo el pretexto del mantenimiento. Para poder jugar online en cualquier momento, debe haber servidores trabajando continuamente. Pero si no estoy pagando ese mantenimiento al comprar un título, ¿qué estoy pagando? Es terriblemente arriesgado generalizar, porque evidentemente nuestro dinero pagará el sueldo de los curritos de todas las desarrolladoras, pero pensad en los grandes éxitos de los últimos años.
Mario Kart 8 Deluxe es muy disfrutable en solitario o con amigos en local, pero los 50 euros que sigue costando 7 años después de su estreno original y que los jugadores siguen pagando (a millones, por cierto), se mantienen porque prometen decenas de horas de diversión online. Está concebido para el juego online. Lo mismo es aplicable a Splatoon, o a Arms. Animal Crossing se basa, literalmente, en la interacción social. ¿Cómo es posible que debamos pagar una suscripción extra por la mecánica clave del juego que acabo de comprarme?
Pero vale, aceptamos también esta premisa. El partido que se le puede sacar a un juego gracias a las funciones online supone un gasto proporcional en cuanto a mantenimiento de servidores que se puede prolongar en el tiempo más allá de lo que hemos pagado al adquirir el juego base. A pesar de todo, sospecho que las grandes compañías consideran lo que he expuesto como problemas reales de cara a vender su producto. Por eso, una suscripción a un servicio online nunca da acceso SOLO al servicio online.
Cada casa elabora su estrategia y elige lo que considera más atractivo. En el caso de Nintendo Switch Online, optó por el juego online, una app para el móvil, guardado en la nube, clásicos de NES y la promesa de ofertas especiales. Todo por 20 euros al año. El pack de expansión cuesta el doble, 40 euros por una suscripción individual anual. Sin embargo, igual que he señalado que Nintendo es muy suya con el precio de los juegos, ha sido tremendamente considerada con el precio de NSO. El precio del pack de expansión todavía está 20 euros por debajo de una suscripción similar en sus homólogos más cercanos. PlayStation Plus, por ejemplo, cuesta 60 euros.
Creo que es un acierto presentar esta actualización como un pack de expansión y no como un aumento directo de la cuota de suscripción. No obstante, cuando se anunció el precio original de NSO, una de las críticas fue que no implementase más títulos de otras consolas. Incluso se habló de GameCube y GBA. Me ha sorprendido que N64 no haya sido una evolución lógica y sin coste adicional de NSO. Y, ya que se presenta así, también me parece que las opciones de personalización se quedan cortas. Si lo único que me interesa es jugar online o guardar en la nube, compro la tarifa básica y ya estaría. Pero ¿y si me interesa eso y además los juegos de N64, pero no los de NES?
Sin embargo, lo que marca la diferencia y es un tremendo punto a favor de NSO, es el plan familiar, algo que distingue a Nintendo de su competencia y que juega totalmente a favor del usuario. Su precio también es mayor con la llegada del pack de expansión, pasando de 35 a 70 euros anuales, que darían acceso a sus ventajas a 8 cuentas diferentes. Si todas esas cuentas pagasen por separado, supondría un desembolso de menos de 10 euros anuales por este servicio.
Es que los juegos están rotos
El mismo día de lanzamiento del pack de expansión Internet se llenó de hate. Su origen estaba, en su mayor parte, en vídeos que comparaban las versiones de Switch de los juegos de N64 con esos mismos juegos en sus plataformas originales, en emuladores o en consolas pretéritas de la compañía.
Siempre que no afecten a la experiencia de juego, yo suelo hacer la vista gorda con los errores técnicos. Que no se carguen algunas texturas o que ciertos elementos aparezcan de repente en el mapa no me resulta molesto. Aunque lo que a mí me parezca da igual. Es innegable que, si estamos pagando por un servicio, ese servicio debe ser impecable. Debería, de hecho, aspirar a la perfección. Que en Switch no funcionen de entrada tecnologías de hace más de viente años no habla bien de la máquina.
Lo que sí me parece intolerable es que haya problemas en el control. Pude jugar a Ocarina of Time, a Mario Kart y a Yoshi’s Story sin incidentes, pero cuando probé Sin & Punishment me encontré con que el mando no respondía bien. Sin & Punishment es un juego frenético, que puede cargar varios enemigos en pantalla y que exige del jugador rapidez y reflejos. Sin embargo, no es posible estar a la altura de esas exigencias si el título tiene un problema de input lag.
A veces se trataba de fallar un disparo y otras de esquivar un ataque, pero otras la respuesta deficiente desembocó en fin de partida. Era leve, la verdad, apenas unas décimas de segundo, pero engorroso y evidente. Si no hubiese estado analizando el rendimiento del pack de expansión, lo habría notado igual. Afortunadamente, es casi seguro que estos problemas menores se solucionarán más pronto que tarde a través de actualizaciones.
Conclusiones
Hasta que la evidente deriva digital que está experimentando la industria ayude a democratizar el acceso al sector como jugadores, tendremos que seguir pagando para poder jugar online. En mi opinión, el catálogo retro de NSO por sí mismo es suficiente para justificar que paguemos por la suscripción. Es una auténtica gozada jugar a clásicos de la historia con la libertad que otorga Switch. Poder probar títulos que nunca llegaron a nuestro territorio es un gran privilegio. El guardado en la nube es otro gran aliciente. Y en lo que se refiere a ofertas especiales, parece que Nintendo está moviéndose en serio: Story of Seasons se puede probar gratis durante una semana de manera íntegra, y tras él es probable que vengan más.
Por cierto, os habréis dado cuenta de que no hemos entrado a analizar qué tal el DLC de Animal Crossing New Horizons. Desde luego, no ha sido un despiste. Es solo que hay demasiada tela que cortar como para hacerlo también aquí. Podéis esperar pronto un texto al respecto, pero si sois muy impacientes, ya podéis echarle un vistazo a nuestras primeras impresiones.
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