¿Un mundo de magia prohibida, monstruos y aventuras épicas desbordante de adorabilidad? Kitaria Fables, juego desarrollado por Twin Hearts y distribuido por PQube y Meridiem Games, nos pone precisamente en esa tesitura, con una propuesta que nos lleva a adentrarnos en el género del Action RPG desde una perspectiva más accesible a lo que, normalmente, forma parte de este género. Pero no se queda ahí, puesto que Kitaria Fables aborda mucho más y nos permite desde aventurarnos por una serie de regiones de todo tipo hasta desconectar cuidando de las tierras que nuestro abuelo tenía en sus tiempos y que ahora nos la ceden a nosotros.
Por lo tanto, estamos ante un juego que reúne las bases de la aventura, la acción, el RPG, la gestión de granjas, la gestión de recursos, crafteo… todo en un solo título. Visto así, quizás sintáis que abarca más de lo que de normal un juego podría, pero si queréis saber si estáis o no en lo cierto, debéis embarcaros en la aventura de leeros nuestro análisis completo para Nintendo Switch. ¿Estáis preparado para ello?
¿Nuestra misión? Proteger a todo el que lo necesite
Hace tiempo atrás, el mundo de Canoidera (donde tienen lugar los acontecimientos de Kitaria Fables) se vio sumergido en la oscuridad y la calamidad, debido a un extraño poder que hizo que los monstruos empezasen a atacar y enfrentarse a los habitantes que poblaban esas tierras. Sin embargo, gracias a unos valerosos guerreros que se enfrentaron a ellos, consiguieron restaurar la paz y recuperar, poco a poco, la vida ordinaria que hasta esos días se había tenido. Sin embargo, aunque se dio por vencida a la oscuridad y se pensaba que la maldad había sido sometida, los rescoldos que sobrevivieron se mantuvieron latentes hasta el momento en el que no existiesen héroes para luchar contra ellos, haciendo que los monstruos volviesen a atacar a la población e iniciando una segunda era de la calamidad, o mejor dicho, a continuar la que nunca terminó en realidad… ¿qué pasará con Canoidera y el misterioso poder que vuelve a asolar a los ciudadanos?
Somos Nyanza Von Whiskers (Nyan para los amigos), un soldado de Ciudad Capital que es enviado junto a su compañero de aventuras Macarrón a proteger Villa Patitas (sí, hasta los nombres de los personajes y localizaciones son cuquis) de la llegada de los monstruos a las afueras, los cuales amenazan cada vez más con atacar a todo aquel que se atreva a salir de la aldea. Nuestra misión principal pasa por ayudarles e impedir que lleguen a atacar la mismísima población, aunque no tardamos en adoptar nuevos roles dentro de nuestra función principal. A partir de aquí, Oliver, el alcalde de Villa Patitas, nos habla de que conoce a nuestro abuelo, el cual se retiró a esta misma aldea para cuidar de una pequeña casa con una granja y terminar sus días de la forma más tranquila posible, ayudando al crecimiento de la misma. Por lo tanto, nada más saber que somos su nieto, se nos ceden esos terrenos, donde podemos descansar, guardar partida y, como no, gestionar nuestros recursos.
La historia, por lo tanto, nos lleva a explorar todo el mundo de Kitaria Fables en pos de proteger a los ciudadanos de Canoidera, misión que no tarda en aumentar su impacto y rango de acción hasta convertirnos en una posible esperanza para acabar, por fin, con la calamidad que asola a todo el mundo. Estamos, en resumen, ante una aventura entretenida, con sus giros, sus explicaciones y sus diálogos interesantes a la par que divertidos, que unido a lo adorable de la mayoría de sus protagonistas, lo convierte en un punto importante al que agarrarnos para seguir queriendo saber más sobre qué ocurre en la región.
Adorables a la par que peligrosos
Y siguiendo con la parte adorable de Kitaria Fables, todos y cada uno de sus personajes, incluyendo enemigos y NPCs, tienen su propio encanto, y no tardamos en quedarnos embriagados por la cantidad de «cuquicidad» que rodea todo. Unos personajes que dan ganas de achucharles constantemente, incluidos, a su manera, la mayoría de enemigos. Y todo esto es gracias, en gran parte, a lo notablemente logrado de su apartado gráfico, con un diseño colorido y amable en todas sus vertientes, incluso cuando se hace de noche y se ve poco se siente igual de cuqui.
Es más, incluso su banda sonora es capaz de transmitir esa idea de que todo es adorable a pesar del cataclismo y la importancia de nuestra misión, puesto que aunque no es un punto especialmente destacable, sí que acompaña y encaja a la perfección con todo lo que observamos mientras nos movemos, luchamos, interaccionamos y hablamos con el mundo de Kitaria Fables. Sin duda, uno de los puntos más atractivos y fuertes de este título. Y si encima lo jugamos con alguien aún mejor, puesto que cuenta con la opción de que dos héroes o heroínas se embarquen juntos en esta aventura, facilitando la misión pero aumentando su «disfrutabilidad», pues el segundo jugador pasa a tener, prácticamente, la misma libertad de movimiento y gestión que el primer jugador.
Sin embargo, también tiene su parte «fea», y aunque no tiene que ver directamente con lo que nos presenta Kitaria Fables, sí que influye como lo que más. Para empezar, uno de los problemas que nos acompaña en prácticamente toda nuestra aventura es la caída de FPS y los tirones constantes, sobre todo en zonas repletas de enemigos o con mucha carga gráfica, como Villa Patitas. Sea dicho que no soy una persona puritana en cuanto a los FPS ni a los gráficos, pero estamos realmente ante un juego mal optimizado en Nintendo Switch y que no se mantiene estable ni en modo Dock ni en modo portátil. Esto mismo, además, no ocurre en el resto de versiones, por lo que es un error que, al momento de haberlo jugado, está muy presente en el título para la consola híbrida. A su vez, y siguiendo con esta misma línea, encontramos un input lag (tiempo de reacción del juego desde que pulsamos un botón hasta que realiza el personaje la acción) notable. En muchas ocasiones, desde que pulsamos el botón para esquivar o para atacar hasta que lo hace nos cuesta recibir el golpe o incluso morir, así como recibir daño de un enemigo que muere primero pero nos golpea después, siendo un tanto frustrante a la hora de enfrentarnos con más de un enemigo.
Gestiona y craftea recursos, pero solo si te apetece
Kitaria Fables, como ya dijimos al inicio de este análisis, cuenta con una gran variedad de opciones de juegos y «géneros» metidos en un mismo título, que suena genial y la mar de interesante sobre el papel pero que, a la hora de ser implementado, desgraciadamente no solo no consigue su acometida, sino que se aleja de lo que realmente lo hace un juego notable. Para empezar, estamos ante un título Action RPG, en el que nos embarcamos en una aventura, mazmorras y lucha en vivo contra enemigos de todo tipo que sueltan recursos que luego utilizaremos para mejorar equipo y comprar cosas. Sin embargo, no contamos ni con un sistema de niveles ni cuadro de habilidades, algo muy presente en el género. No lo decimos como algo negativo, puesto que no tiene por qué estar presente solo porque lo estime un tipo de juego, por supuesto, pero sí que es importante remarcar que nuestro avance se basa, sobre todo, en lo que seamos capaces de ahorrar (patimonedas) y en los recursos que seamos capaces de obtener, sobre todo de los monstruos a los que nos enfrentamos. Por lo tanto, nuestro aumento de vitalidad, ataque, defensa, poder de habilidad… depende de si podemos o no comprar algo que nos aumenta esas estadísticas, siendo además un número de objetos muy reducido pero de difícil obtención al ser de un valor alto en cuanto a recursos necesarios y, sobre todo, de patimonedas (salvo que sepamos «romper» el sistema de ganancias, de lo que hablaremos después).
Esto nos lleva a la necesidad de «farmear» no solo recursos de los monstruos, sino también de la granja y el resto de recursos naturales (madera, minerales, piedras…). Y es aquí en el que encontramos el mayor error que cuenta Kitaria Fables y su intención de abarcar, quizás, más de lo que podía, o al menos de ser capaz de implementarlo correctamente para tener todo lo que ofrece y sumarle la parte de gestión de recursos. El género de la gestión de recursos cuenta, muy en resumen, con tres características principales: gestión del tiempo (horarios, periodo noche-día…), gestión de la estamina (el cansancio que nos obliga a dosificar lo que podemos hacer cada día y lo que no) y gestión de producción (obtener algo que necesita un tiempo o una atención y que tendrá un valor que me permitirá comprar otro para ganar aún más y mejorar lo que tengo). Por supuesto, no son tres características que tengan que estar presente de esta forma en cualquier juego del género (véase el caso de Animal Crossing, donde no tenemos estamina pero sí influye la limitación de qué podemos hacer cada día), pero sí que acaban estando presente de una u otra forma. En Kitaria Fables, nos encontramos con que todo ese sistema está roto (de manera figurada, por supuesto).
Para empezar, la gestión del tiempo apenas es necesaria, pues una vez comprado lo que necesitamos a primera hora del día, no tenemos que preocuparnos de apenas nada más. Y no solo eso, sino que la noche no es un límite en sí mismo, pues puedes pasar días enteros sin dormir que ni gastas energía ni te afecta lo más mínimo. Por otra parte, no contamos con estamina en cuanto a lo que podemos y no hacer, por lo que no importa si llenamos la granja de semillas, las regamos, nos vamos a luchar contra enemigos y volvemos al día siguiente a regar de nuevo nuestro huerto, que como no nos cansamos, es algo que podemos hacer sin problema alguno. Pero quizás, la parte peor llevada a cabo de estas tres características es la de la gestión de los recursos. Cada semilla que plantamos en la granja tiene unos días para su cosecha, como viene siendo habitual en el género. Sin embargo, si lo que necesitamos es dinero rápido, simplemente debemos plantar las semillas más baratas y que nos de mayor beneficio (como las calabazas o las cebollas) y proceder a dormir días enteros, despertar, regar, y volver a dormir, hasta que pasen los días necesarios para venderlo todo, volver a comprar semillas y repetir el sistema. Así hasta hacernos ricos u obtener las patimonedas que necesitamos (o hasta que nos aburramos).
Es más, si incluso queremos «farmear» recursos fuera de nuestra granja y luego volver rápidamente a nuestra casa con todo lo conseguido hasta ese momento tenemos un «teletransporte rápido»: dejarnos morir. Porque sí, morir no tiene ninguna penalización. Se guarda la partida, amanecemos en nuestra cama (o la de la posada) y mantenemos todos y cada uno de los recursos obtenidos. Es algo que está bien para los más pequeños que jueguen a un título así por primera vez, pero se acaba convirtiendo en un recurso que le quita la parte de medir bien qué podemos hacer y qué no; contra quién podemos intentar luchar y contra quién no, puesto que nos da igual si morimos en el intento o si lo logramos.
Por lo tanto, la parte de gestión de recursos con la que cuenta Kitaria Fables está completamente rota y mal implementada de principio a fin, limitándose casi a poseer un sistema de plantar y cosechar frutas y hortalizas que luego poder vender, comernos para recuperar vida o utilizar para la compra de platos más elaborados y que nos de mejoras temporales de estadísticas y más vitalidad. Y, por supuesto, estamos ante algo opcional, siendo completamente prescindible para pasarnos la historia al completo una vez se nos ha explicado su funcionamiento (solo posee una serie de misiones secundarias de plantar unos u otros recursos).
Kitaria Fables – Que los FPS no te alejen de una «epicucosa» aventura aunque pudiese ser mejor
Kitaria Fables es un ejemplo de querer abarcar mucho y alejarse de reforzar lo que realmente lo convierte en un juego más que notable, de cara a, probablemente, querer aprovechar el filón de un género en auge gracias a títulos como Stardew Valley, Minecraft o Animal Crossing: New Horizons. Sin embargo, lo que ofrece al respecto de la gestión de recursos lo hace empeorar en lugar de mejorar, porque sí, está ahí, pero no funciona de la manera que debería hacerlo, ni siquiera necesitamos utilizarlo, y eso podría ser bueno (mientras más mejor) si no fuese porque se vende con este sistema como uno de sus fuertes, incluso dentro del juego cuando se nos presenta en la historia principal.
Y es una pena porque realmente, en cuanto al apartado gráfico, sonoro, de historia y de jugabilidad (quitando la caída de FPS y el input lag de la versión de Nintendo Switch) es un juego más que notable, perfecto para la entrada de los jugadores al género del Action RPG y de los más pequeños en general, con una dificultad no muy elevada pero que nos puede resultar un reto si no vamos lo suficientemente bien preparados. Es por ello que tener más no siempre es sinónimo de ser mejor, y a pesar de ser un título que recomendaríamos de normal, la parte fea, en este caso, tiene un peso a tener en cuenta.
Hemos analizado Kitaria Fables gracias a un código digital cedido por Meridiem Games. Versión analizada: 1.0.2
Debe estar conectado para enviar un comentario.