El planeta que habitamos, a pesar de ser apto para la vida humana, está repleto de lugares inhóspitos en los que sería una osadía, por no decir una locura total, plantearse establecer un asentamiento para vivir. Sin ir más lejos, aproximadamente el 70% de la superficie de la Tierra está cubierta por agua. El océano es un lugar hostil por definición para nosotros, y su inmensidad está repleta de secretos que aún están por descubrir. En cuanto a maravillas y peligros del mundo submarino, la humanidad aún tiene trabajo por delante, pues sólo hemos descubierto la punta del iceberg. Un iceberg inmenso y frío que proviene también, curiosamente, de otro de los ambientes más peligrosos y mortales para el ser humano: los polos. Otro lugar desafiante con condiciones extremas que llevarían a la mayoría de nosotros a un destino bastante poco apetecible. A no ser, claro, que experimentemos todo esto en una simulación, acomodados en el calor de nuestro hogar… O en el transporte público al que nos subamos este verano con rumbo a nuestro destino vacacional. Tras dar una fantástica vuelta de tuerca al género de la supervivencia con el primer Subnautica, Unknown Worlds Entertainment ha vuelto a forzarse a salir de su zona de confort y ha intentado rizar el rizo en el segundo título de la serie, Subnautica: Below Zero. Porque algo estaba claro: si presentarnos un nuevo mundo inhóspito y peligroso les llevaba a incluir tierra en un planeta oceánico, la supervivencia en esa tierra tenía que ser también un desafío en sí mismo. ¿Qué tal le sientan las temperaturas bajo cero? Vamos a verlo.
Antes de entrar a fondo en el análisis de Subnautica: Below Zero, os recomendamos leer el análisis de su predecesor. Dado que los modos de juego, la jugabilidad y la estructura de progreso de ambos títulos tienen muchos puntos en común, en este análisis nos hemos centrado en las novedades que contiene la secuela. Asimismo, os informamos de que si queréis adentraros en este mundo empezando por la secuela, lo recomendable es comenzar por el primer juego, porque a pesar de que ambas narrativas funcionan bien independientemente, algunos momentos de Below Zero podrían empañar por completo las sorpresas de la trama de Subnautica.
Subnautica: Below Zero y un terreno inexplorado
En esta ocasión, nuestra protagonista tiene nombre y apellidos: se trata de una científica llamada Robin Ayou. Después de que la corporación interplanetaria Alterra informara de la muerte en extrañas circunstancias de su hermana Samantha, Robin decide viajar al planeta 4546B para esclarecer las causas. Definitivamente, hay algo en la versión de Alterra que no encaja, y Robin está dispuesta a llegar al fondo del asunto. Pero el aterrizaje no va nada bien, y la nave queda destrozada en un terreno helado. Volvemos a estar atrapados en el inhóspito planeta marino sin posibilidad de escapar.
Este párrafo resume las principales novedades de Subnautica: Below Zero respecto a su predecesor. Si en el título anterior nos encontrábamos ante un paisaje casi totalmente marino, ahora la tierra firme cobra parte del protagonismo, dando una nueva dimensión al desafío. Se acabó lo de pasar tiempo infinito a nivel del mar, salvándonos así de los peligros: la dureza del clima nos ataca. Si estamos bajo el agua, estamos a salvo del frío, pero el nivel de oxígeno desciende. Si estamos fuera, podemos respirar sin problemas, pero tenemos que vigilar la temperatura para no morir de hipotermia.
La segunda de las grandes novedades es la forma de contar la historia. El viajero espacial de identidad desconocida y del que no llegábamos a conocer sentimiento alguno, ha sido sustituido por una protagonista con carisma, convicciones y motivaciones propias, y con un objetivo claro: hacer que las piezas encajen y que la muerte de su hermana no sea en vano. El número de diálogos aumenta notablemente, y la interfaz de la PDA nos muestra los rostros de las personas desaparecidas cuya información vamos recopilando, por lo que vivimos la historia de forma mucho menos aséptica y más explícita. Y eso sin contar con que esta vez no estamos tan solos en 4546B… Pero no ahondaremos en eso para no hacer spoilers.
Estos dos cambios no vienen a cambiar el espíritu de Subnautica, sino a complementarlo. La trama, aunque se cuenta de forma más tangible, no elimina el principal componente del título, que sigue siendo la exploración y gestión de recursos, con una jugabilidad idéntica a la del primer juego. Es ahí donde se nota que este proyecto estaba concebido inicialmente como expansión. En cuanto a la inclusión de la tierra firme, se presenta como un nuevo paisaje que, aunque no es tan duro como el submarino, propone sus propios desafíos, en forma de ventiscas, tempestades y criaturas peligrosas, y obligando a gestionar una nueva limitación, la de la temperatura. Sin embargo, el mapa terrestre no es tan amplio como para robar protagonismo a la profundidad del océano.
Nuevas herramientas
Subnautica: Below Zero aprende de la experiencia de su predecesor proporcionando un entorno un poco más accesible sin llegar a romper la sensación de estar en un lugar desconocido. Esta vez sí que hay algún que otro mapa que nos ayuda a avanzar, pero hay que explorar para encontrarlo, y no son más que cartografías fotografiadas con ciertos hitos marcados, por lo que facilita un poco ciertos puntos del juego sin estropear el espíritu original. También hay una nueva opción en la PDA, la de marcar recetas. Podemos marcar hasta 3 recetas en nuestro asistente, y esto hace que los objetos que necesitamos para fabricarlas salgan en pantalla en todo momento. Así, cuando vamos a recolectar materiales, la pantalla nos muestra si tenemos o no los suficientes para irnos al fabricador.
El equipamiento también incluye algunos cambios, aunque la base es la misma. La exploración terrestre presenta nuevas exigencias, y esto obliga a introducir un traje térmico que ayuda a resistir el frío y una moto de nieve, la Snowfox, que ayuda a desplazarse con más rapidez. También aparece un robot de lo más adorable, el pengüinito espía (no, no lo hemos escrito mal), un gadget teledirigido que sirve para adentrarse en pequeñas cuevas a recolectar materiales, y que acaba siendo imprescindible para completar la historia.
El equipo de exploración submarina también cambia. Pasamos de tres vehículos submarinos (Submarino pequeño, traje mecánico y submarino grande) a dos (traje mecánico y submarino modificable). El Seatruck, nuestro nuevo submarino, es ampliable mediante módulos, por lo que presenta un nuevo nivel de versatilidad. Dependiendo de la necesidad en cada momento, podemos acoplar y desacoplar los módulos, a modo de vagones de tren. Esta adaptabilidad es una ventaja, pero tras manejar el Seamoth, submarino pequeño del primer Subnautica, el control se hace algo tosco.
La construcción de bases submarinas siguen teniendo aproximadamente las mismas posibilidades, pero los aficionados a la decoración de interiores tienen un motivo de celebración: los elementos para construir un hogar submarino más acogedor han aumentado, ¡y hay hasta un tocadiscos! Esto es sólo una rama secundaria del título sin influencia en la historia, pero es uno de los aspectos en los que quien disfrute de ello puede dedicar horas sin darse cuenta, hasta conseguir una mansión submarina personalizada completamente al gusto.
La duración de Subnautica: Below Zero es similar a la de su predecesor si comenzamos nuestra aventura en el Modo Libre: de unas 30 horas. Aunque la historia es más sencilla de seguir en esta ocasión, las mejoras que necesitamos para llevar nuestra exploración a nuevas dimensiones están muy bien camufladas entre la flora y la fauna de los biomas, y es probable incluso que pasemos repetidas veces junto a ellas y no nos demos ni cuenta de que están ahí. Si optamos por el Modo Supervivencia o el Modo Extremo, ocurre lo mismo que en Subnautica: la acumulación de factores a vigilar hace que el avance sea más duro. Y para jugar sin presión, el Modo Creativo sigue estando ahí.
¿Podemos decir que Below Zero es mejor que su predecesor? Ni sí ni no. Los cambios entre un título y otro no hacen más que diversificar opciones, y es completamente cuestión de preferencias decidir cuál de las dos resulta más atractiva tanto en historia como en exploración. Para gustos, colores. Lo que sí podemos aseguraros es que la experiencia sigue siendo muy atractiva en lo narrativo y la exploración, y que las mejoras de la PDA hacen que la recogida de información se sienta mucho más sólida y con más cuerpo.
Avances tecnológicos
Si hay un aspecto en el que Subnautica: Below Zero mejora de forma irrebatible a su predecesor, ese aspecto es sin duda el del rendimiento. Se nota que, con el tiempo, el equipo de Unknown Worlds ha ido afinando y ha conseguido aprovechar mejor los sistemas en los que lanza su título. Uno de los mayores problemas de Subnautica era el excesivo popping y las caídas de frames que hacían que la experiencia de inmersión se viera lastrada. En esta ocasión, las caídas de framerate son casi anecdóticas, y el popping, aunque también aumenta con el paso de las horas, ni se acerca a ser tan notorio, ni siquiera en portátil, donde la calidad gráfica se ve reducida por las limitaciones razonables de ese modo. Se sigue echando de menos, eso sí, la opción del giroscopio en Nintendo Switch.
Al margen de eso, el título repite los aciertos de su predecesor en el plano artístico. La banda sonora es algo más ambiciosa, pero sigue haciendo de complemento perfecto a los compases de la exploración. El estilo gráfico es totalmente continuista. La idiosincrasia estética de la flora y fauna submarinas de 4546B se extiende perfectamente a la tierra firme, con animales y plantas de diseño muy logrado que hacen que no se nos olvide en ningún momento que estamos recorriendo un planeta distinto al nuestro.
Subnautica: Below Zero – Menos fallos, nuevos aciertos
En definitiva, la vuelta de tuerca de Subnautica: Below Zero le da una personalidad propia que le permite distinguirse de su predecesor sin negar el parentesco en ningún momento. Los ambientes inhóspitos, la exploración y la trama siguen atrapando al jugador, aunque lo hacen desde una estrategia narrativa diferente, y en esta ocasión las limitaciones técnicas no suponen un lastre tan molesto como en el primer juego. ¿Cuál será el siguiente terreno inhóspito? ¿El desierto? ¿Las cordilleras? Estamos deseando averiguarlo. Porque si algo tiene Subnautica, es que una vez aterrizas, es muy difícil escapar.
Hemos analizado Subnautica: Below Zero gracias a un código digital cedido por Unknown Worlds Entertainment. Versión analizada: 44665
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