Ghostrunner

Análisis Ghostrunner – Nintendo Switch. Una katana que hace ping, pank, ¡PUNK!

¡Hago punk y aparezco a tu lado!

Ghostrunner
Fecha de lanzamiento
9 diciembre, 2020
Número de jugadores
1
Idiomas
Español, inglés, alemán, etc.
Tamaño de la Descarga
8300,00 MB
Nuestra puntuación
68

La temática ciberpunk (no os perdáis nuestro artículo sobre el título de moda) ha sido un tema recurrente, al igual que en otras expresiones artísticas como la gran pantalla o la literatura, dentro del mundo de los videojuegos. Y es que reflejar paradigmas distópicos sobre un futuro donde la tecnología más avanzada convive con la miseria más arraigada y profunda siempre es algo tentador. No en vano, eso es lo que muchos piensan que nos espera en un futuro no demasiado lejano. Ghostrunner es un ejemplo más de ese afán por adelantar acontecimientos, y nos llega de la mano de One More Level, 3D Realms y Slipgate Ironworks. Un tándem ciberpunk que añade la perspectiva en primera persona, los desmembramientos con katana (+16) y los intensos momentos de parkour para traernos a Nintendo Switch una propuesta realmente diferente. ¿Logrará convencernos? No te pierdas nuestro análisis para descubrirlo.

 

 

Ficción distópica

El título que aquí nos ocupa nos pone en la piel de «Jack» (al menos para los amigos), un Ghostrunner que regresa de entre los muertos, sin recuerdos, pero con una misión clara. Escalar la Torre Dharma para asesinar a la Maestra de Llaves, Mara. Un ser malvado que gobierna la sociedad con puño llaves de acero. Para ello contamos con nuestro guía particular, un ente conocido como El Arquitecto.

 

Hasta aquí, y tras disfrutar de su espectacular y contundente introducción, cualquier tipo de concesión o momento para la tranquilidad. Y es que lo que nos ha deparado este título desde el primer minuto de juego ha sido una propuesta tan intensa como implacable con el jugador. Ante nosotros, un marcador para conocer nuestros objetivos (perfilados, a su vez, con colores más intensos) y poco más, a parte de nuestras distintas habilidades, las conversaciones con diversos personajes, y una sucesión casi infinita de trampas mortales y plataformas inalcanzables.

 

Ghostrunner

 

A favor, una katana y nuestro ingenio. En contra, todo lo demás. Y es que tras unos primeros minutos de juego relativamente calmados, nos hemos encontrado deslizándonos por el suelo y corriendo por paredes sin parar. Y esto, ya vivido en otros muchos títulos, no debería ser algo malo per se. Aún recuerdo mis acrobáticas peripecias junto a Faith Connors. Sí, esas que acababan con una espectacular, a la par que contundente, patada al enemigo de turno. El problema aquí llega cuando tras realizar varias acrobacias, derrotar, de pura chiripa, al malote de turno, sangriento desmembramiento incluido, y soltar una sonrisita de satisfacción (tonterías a mi)… morimos de un disparo por la espalda, comprobando que no hemos logrado superar ni la tercera parte de nuestro recorrido.

 

Recorrido que, todo dicho sea de paso, hay que completar para que se guarde automáticamente nuestro progreso. Es cierto que, por suerte, contamos con bastantes puntos de control (algo descompensados entre si), pero… y este es un grandísimo pero… si salimos de la partida tenemos que comenzar el nivel desde el principio. Estamos ante uno de los títulos de Nintendo Switch que más me han obligado a tener el sistema en suspensión. Y esto habría podido evitarse muy fácilmente.

 

 

Un ciborg-ninja des-controlado

Ghostrunner incorpora un sistema de progresión por el que, como si de un Tetris se tratase, añadimos a nuestro panel principal una serie de mejoras que tenemos que encajar (se permite rotarlas) en el espacio disponible. Esto, junto a algún que otro extra del que hablaremos más adelante, dota de cierto dinamismo al juego. No obstante, dichas mejoras, a efectos prácticos, no suponen ningún aliciente de peso con el que tamizar su dificultad. Por otro lado, durante la aventura si que hemos podido desbloquear diversas habilidades que van desde ralentizar el tiempo hasta poder balancearnos en diversos puntos cual Spiderman con sus telarañas. Lo que nos lleva, y ya van unos cuantos peros, a otro de los grandes problemas de este juego, sus sistema de control.

 

Ghostrunner es una propuesta desenfrenada, una vorágine de sucesos que requieren de un cóctel de velocidad, atención y precisión milimétrica. Por desgracia, los controles no nos lo ponen demasiado fácil, y es que la disposición de determinadas acciones nos lleva a pulsar ciertos botones por error una vez tras otra. Algo que, en no pocas ocasiones, nos ha dejado vendidos en el campo de batalla. La excesiva sensibilidad de los movimientos de nuestro personaje tampoco ayuda demasiado, y es que la más mínima presión al joystick puede jugarnos una verdadera mala pasada. Destacar, derivado de todo lo anterior, que tampoco han sido pocas las ocasiones en las que hemos quedado a atrapados, tras precipitarnos al vacío en uno de esos saltos imposibles, en zonas inaccesibles (a simple vista). Nos encontramos, en definitiva, ante una propuesta realmente intensa y frenética y, aunque esto nos ha llevado a vivir muchos momentos de desorientación y caos, no voy a negar que la satisfacción tras superar uno de esos niveles que, al menos al principio, parecían imposibles, tampoco tiene precio.

 

Ghostrunner

 

 

En otro orden de cosas, el surtido de enemigos a nuestra disposición no es demasiado amplio, aunque esto conlleva un lado positivo. Aprendernos sus distintos patrones no ha sido demasiado difícil. Y ello nos lleva a abordar un sistema de combate rápido e intensos gracias a unas mecánicas enfocadas a finiquitar a nuestros enemigos de un solo golpe. En el reverso, nosotros también morimos (una vez tras otra y otra) con tan solo un golpe o impacto.

 

En relación a los desbloqueables, no han logrado aportar (al menos en nuestro caso) el suficiente interés. Y es que se reducen a añadidos cosméticos para nuestra katana o a diversos objetos que, de una forma bastante escueta, nos revelan algo más de historia. Dicho lo cual, conviene recalcar que la duración de Ghostrunner no viene dada tanto por su rejugabilidad, como por el número de veces que caigamos en combate. Y es que dar una cifra resulta aquí aún más complicado. ¿9, 12, 20 horas? Todo depende de nuestra destreza como corredor fantasma y de como somos capaces de desenvolvernos ante semejante caos.

 

 

Entrando en terreno gráfico, el juego que aquí nos ocupa se mueve bajo Unreal Engine 4. Algo que, ya de por si, debería ser sinónimo de éxito. Por desgracia, y a diferencia de lo visto en otras plataformas, las limitaciones de hardware de la híbrida llegan de la mano de infinidad de texturas a baja resolución y de una persistente, y densa, neblina que lo envuelve todo de principio a fin. No niego la necesidad de realizar sacrificios, pero viendo el resultado de títulos muchos más exigentes corriendo en Nintendo Switch, no nos queda otra que constatar que el trabajo de optimización podría haber dado muchísimo más de si. Los cuelgues sufridos durante nuestro progreso (y que nos han llevado a tener que comenzar desde el principio de más de un nivel) tampoco ayudan. Por suerte, y no todo iba a ser malo, su desempeño se mantiene a 30 FPS más o menos constantes tanto en modo portátil como en el dock.

 

Por otro lado, su BSO destila ciberpunk por los cuatro costados. No en vano, quien se esconde detrás es el famoso productor ruso de música electrónica Daniel Deluxe (responsable del apartado sonoro de obras como Katana Zero). Es cierto que peca de cierta repetitividad, pero en su conjunto acompaña bastante bien durante toda la aventura. Para finalizar, el título nos llega con voces en inglés (donde destacan las voces de los protagonistas) y textos en castellano (con algún que otro error de traducción).

 

 

No lo pienses, ¡solo corre!

Ghostrunner es uno de esos juegos que reúnen todos los requisitos para convertirse, por méritos propios, en un título a tener en cuenta dentro del catálogo de Nintendo Switch. Acción desenfrenada, distopía, ciborgs y una endiablada y, por momentos, adictiva dificultad. Y en cierta medida, al menos en lo que a su núcleo jugable se refiere, lo ha conseguido. Por desgracia, un mal trabajo de optimización hace que la versión de Nintendo Switch cuente con diversos problemas que logran empañar la experiencia final. Por otro lado, la excesiva sensibilidad de nuestros movimientos, la poco acertada disposición de los controles, sus disparatados picos de dificultad y la ausencia de guardado manual no ayudan nada a mejorar la situación.

 

A pesar de todo, y regresando a su propia esencia, nos encontramos ante un título, tan frustrante como entretenido, en el que cualquier progreso, por pequeño que sea, nos lleva a sentir la satisfacción de un trabajo bien hecho. Si te gusta los saltos imposibles, la acción en estado puro, no tienes miedo a una, por momentos, disparatada curva de dificultad y no eres demasiado exigente con su mejorable apartado gráfico, puede que Ghostrunner encaje con tus preferencias jugables.

 

Ghostrunner

Hemos analizado Ghostrunner gracias a un código digital cedido por 505 Games. Versión analizada: 1.0.2

Ghostrunner
Katanas, ciberpunk, parkour y una muerte tras otra
Ghostrunner es una intenso shooter en primera persona ambientado en un mundo distópico de marcada ambientación ciberpunk. Una propuesta directa en donde la acción y el parkour toman el control absoluto, pero que no se libra de diversos fallos (tanto gráficos como jugables) derivados de su poco exitoso proceso de optimización.
PROS
Su temática. Katanas, ciberpunk y parkour. ¿Dónde hay que firmar?
El cuidado planteamiento de sus distintos niveles
Amplias dosis de acción desenfrenada...
CONTRAS
... que nos llevan a vivir momentos realmente complicados. No es un título apto para todos los públicos
Bugs y problemas de optimización por doquier
Pide a gritos un sistema de guardado manual
68