Análisis Oddworld: Munch’s Oddysee – Nintendo Switch. Rescantando mudokons y fuzzles tras 20 años

Fecha de lanzamiento
14 mayo, 2020
Número de jugadores
1
Idiomas
Español, inglés, alemán, etc. (Necesario descargar de la eShop)
Tamaño de la descarga
1,3 GB
Nuestra puntuación
67

El mundo de los videojuegos es uno de evolución constante: año tras año, con cada nueva consola o plataforma que sale a la venta, vemos nuevas ideas y experimentamos de primera mano cómo las franquicias que nos encantan cambian y evolucionan con el tiempo. Pero hay ocasiones en las que las compañías deciden echar un vistazo atrás, para que no nos olvidemos de algunos de sus trabajos. Hoy en día, mediante la retrocompatibilidad y las plataformas digitales, esto resulta más fácil. Y en el caso de una franquicia como Oddworld, es una gran oportunidad para traer de vuelta sus grandes aventuras.

 

Esta es una de esas ocasiones en las que un juego antiguo toma prestada una máquina del tiempo y llega por primera vez a una plataforma más moderna. Es el caso de Oddworld: Munch’s Oddysee, desarrollado originalmente por Oddworld Inhabitants y distribuido en España por Meridiem Games. Este título fue lanzado originalmente para Xbox (la original, nada de 360) allá por el 2001, y a lo largo de estos casi 20 años, ha ido saltando de plataforma en plataforma hasta llegar a Nintendo Switch. ¿Qué tal le habrá sentado el viaje en el tiempo? Es lo que comprobamos a continuación en nuestro análisis.

 

https://youtu.be/T_0hQ9r1Fcw

 

¡Hola, zopencos!

Nada más abrir el título y seleccionar el idioma (disponible en completo español, pero hay que descargar esa opción a través de la eShop), nos llega la primera impresión de que se trata de un “clásico” mediante el menú inicial, donde podemos seleccionar la partida o bien ver un vídeo resumen de la historia de la serie hasta ese punto. Abe es un mudokon que intenta liberar a sus compañeros de las garras de los tiranos glukkons que se dedican a esclavizarlos y enriquecerse. Sin embargo, Oddworld: Munch’s Oddysee introduce diversos cambios y añadidos a la serie, empezando por un nuevo personaje principal. Aun así, la historia no es el punto fuerte de este título, ya que es bastante sencilla, empezando con el rescate de Munch y siguiendo con una enrevesada estrategia para rescatar unos huevos y derrotar a los glukkons.

 

Oddworld

 

El mayor cambio introducido en este juego (con respecto a sus antecesores) es que dejamos atrás el plataformeo 2D y nos pasamos al 3D, lo que supone un enfoque más centrado en la exploración y resolución de puzles. El objetivo en cada uno de los 25 niveles disponibles es simplemente llegar hasta la meta, pero en cada uno es necesario completar diferentes objetivos, superar los ya mencionados puzles o vencer a los enemigos que intentan detenernos. Para ello, debemos hacer uso de las diferentes habilidades de Abe y Munch (cambiando el control de uno a otro). Por un lado, Abe puede llamar a los mudokons esparcidos por el nivel para que le sigan y recen en lugares concretos para abrir puertas, puede saltar alto, agarrar y lanzar objetos (u otros personajes) y “poseer” a cualquier personaje para controlarlo y jugar como él. Munch, por el contrario, puede liberar y controlar fuzzles (una versión peluda y sin brazos de los Gremlins), nadar y controlar ciertas maquinas.

 

 

A lo largo de los niveles nos encontramos diferentes ayudas, como unas bebidas para dar poderes extra a nuestros personajes o unos altares en los que podemos mejorar a los mudokons para convertirlos en guerreros y arqueros. Esto trae consigo una parte negativa que en cierto modo es habitual en los juegos más antiguos: estos elementos se introducen en niveles concretos para progresar de cierta forma, y a veces da la sensación de que no se aprovechan al máximo o que los utilizas de forma muy breve. El diseño de los niveles varía un poco según la ambientación: cuando nos encontramos en niveles de interior (como las fábricas) son más directos y fáciles de entender, pero en los niveles de exterior a veces resulta difícil orientarse y saber cómo proceder, al menos si se pretende completar todo al 100%. El apartado gráfico es lo que es dada la época en la que se desarrolló el juego: todo está bien diseñado y hecho, pero se le notan los años.

 

El precio de viajar al pasado

Por desgracia, Oddworld: Munch’s Oddysee no se salva de las críticas, y es que a lo largo de nuestra experiencia con el juego nos encontramos con diversos factores que afectan a la experiencia. Los controles a veces son un poco toscos y no responden como desearíamos: por ejemplo, para poder sostener a otro mudokon, tenemos que colocarnos exactamente detrás de él o si no simplemente das un salto; si hay dos objetos cerca a lo mejor interactúas con el que no quieres; a veces colisionas con los elementos del escenario más de lo que querrías… La cámara tampoco ayuda, ya que a veces es difícil de controlar y cambia de forma brusca, lo que afecta también a tus cálculos sobre los saltos.

 

 

Otra desventaja de este título es la sensación de repetitividad, ya que en ocasiones es necesario realizar una misma acción muchas veces para poder avanzar o tener que reintentar una parte del nivel en numerosas ocasiones para lograrlo. Hablamos, por ejemplo, de que en uno de los niveles finales es necesario mover veinti-tantas cajas a una plataforma… de una en una. O tener que derribar diversos enemigos de uno en uno mientras saltas desde el agua. No es la experiencia más cómoda. A ello también contribuye el hecho de que las ya mencionadas bebidas funcionan con diferentes reglas en cada nivel: en un nivel la bebida de salto dura 15 segundos y en el siguiente solo 5 segundos. Es un diseño que no ofrece una experiencia muy fluida. Y ya ni hablemos de rescatar a los fuzzles, ya que aparecen en contadas ocasiones y no tienen mayor uso que atacar a enemigos.

 

Por último, cabe mencionar dos apartados en Oddworld: Munch’s Oddysee. En primer lugar, banda sonora inexistente. El único audio que hay es el del doblaje al español (bien elaborado), pero que se ve a veces camuflado por el estruendoso ruido de maquinaria de algunos niveles. Además, los vídeos no han sido readaptados a una resolución mayor, por lo que se ven igual que en una tele de tubo. Por otro lado, el título ni siquiera ha sido readaptado para introducir algo tan sencillo como guardado automático, y esto es muy importante. Puedes guardar en cualquier momento, y hacer guardado rápido, pero no puedes esperar que al completar un nivel el juego se guarde automáticamente. Si no llega a ser por un guardado automático, me hubiera visto obligado a empezar el juego desde el principio tras ir por la mitad.

 

Oddworld: Munch’s Oddysee – Mi fortuna por una lata de “gabbiar”

Hay muchos clásicos que logran superar la prueba del tiempo y que, a pesar de los años, siguen ofreciendo una experiencia divertida y emocionante. Oddworld: Munch’s Oddysee se queda a medias en ese sentido. Sigue siendo un juego entretenido con puzzles y desafíos llamativos y algunos conceptos interesantes (que quedan poco aprovechados al final), pero se nota demasiado que es un port directo de un juego que no han intentado adaptar para ofrecer una “calidad de vida” más acorde a los juegos actuales, o simplemente corregir alguno de los defectos que tiene en cuanto a control y cámara. Si sois fans de la serie o lo jugasteis en su momento, seguro que os hace ilusión volver al pasado. Pero no es el mejor punto de entrada a la serie de Oddworld.

 

Hemos analizado Oddworld: Munch’s Oddysee gracias a un código digital cedida por Meridiem Games. Versión analizada: 1.0.2

La gran huida de los mudokons
La franquicia Oddworld regresa una vez más a Nintendo Switch con Oddworld: Munch's Oddysee. En general es divertido e interesante, pero trae consigo diversos inconvenientes fruto del paso de los años. Quizá no sea la mejor forma de introducirse en la serie, pero es una experiencia entretenida.
PROS
Cada personaje posee habilidades propias que se combinan muy bien.
Algunos niveles son intrincados y desafiantes.
CONTRAS
Los controles y la cámara son arcaicos y difíciles de manejar.
La historia no es nada del otro mundo.
El doblaje se ve entorpecido con el ruido ambiental.
67