Llevaba ya unos meses reflexionando acerca de que la híbrida de Nintendo necesitaba un buen roguelite nuevo. A las continuaciones de grandes clásicos del género como Rogue Legacy 2 o Spelunky 2 aún les queda un largo camino que recorrer hasta salir de la fase de acceso anticipado, lo que nos lleva a que a lo mejor ni salen en Nintendo Switch. Y entonces, en menos de dos semanas, se han juntado en la consola Hades, de Supergiant Games, y Going Under, de Aggro Crab y Team17, siendo este el juego que nos atañe hoy. Se trata de un roguelite con un mazmorreo bastante similar al de The Binding of Isaac, pero que en lugar de temas religiosos toca otros mucho más polémicos como es el capitalismo, la burbuja de las empresas emergentes y las grandes megacorporaciones.
El fracaso es la oportunidad de empezar de nuevo, pero más inteligentemente
Las crisis financieras, la «titulitis» y unas exigencias desmesuradas a la hora de buscar un empleado son los grandes culpables de que los jóvenes a día de hoy lo tengan cada vez más difícil para acceder al mercado laboral. Por eso, cuando Jackie Fiasco recibe la noticia de que su solicitud para realizar prácticas de marketing en Fizzle, la prestigiosa marca de bebidas con tantos nutrientes que sirven para sustituir las comidas tradicionales, no se lo piensa dos veces y se planta allí para conocer a toda la plantilla. O ese era el plan original, pues tras hablar con el responsable de recursos humanos se encuentra con la tesitura de que poco marketing va a practicar en la empresa, pues su labor va a ser otra: acabar con las hordas de monstruos de los sótanos del edificio de la compañía.
Y es que resulta que todas las anteriores startups que la gran megacorporación Cublicle, una empresa que entrega paquetes a todo el mundo mediante un ejército de drones, absorbió y no triunfaron acabaron bajo tierra con sus empleados convertidos en monstruos, relegados a intentar sobrevivir a base de robar material y recursos a los del piso de arriba, mientras sus jefes se quedan el poco beneficio que consiguen. Y está claro que la mejor opción para afrontar el problema es mediante una opa bien hostil, en vez de tratar de ayudar a esas empresas en bancarrota. En su descenso a los sótanos del edificio Jackie pasará por una empresa especializada en poner en contactos personas que buscan empleo con empresarios, una compañía de minado de criptomonedas o una aplicación de citas picantes entre otras compañías y espacios laborales. En comparación con otros títulos del género, quizás no haya tantísima variedad de mazmorras y niveles, pero sí que nos encontramos ante cinco mazmorras distintas, teniendo que volver a algunas de ellas en un momento de la historia para verlas modificadas, pudiendo casi contarse como mazmorras nuevas. Y hasta ahí puedo comentar.
Y es en las mazmorras donde encontramos los elementos de roguelites más clásicos, pero adaptados a este loco mundo corporativo y megacapitalista. Niveles generados aleatoriamente que pueblan empleados de las empresas que debemos de derrotar con lo que haya más a mano, y eso incluye armas y material de oficina que se rompen continuamente y obligan a ir cambiando de objeto cada pocos combates. Derrotar a un goblin a base de coger una grapadora y dispararle un cargador de grapas sorprende tanto la primera vez como divertido son las siguientes veces. Aquí todo es un arma, desde una cafetera, una escoba o un paquete de folios. Todo el material de oficina es válido cuando no hay un arma cerca para abrirse paso hasta el jefe de cada compañía y conseguir una extraña reliquia que nos pide el jefe de recursos humano mientras el resto de compañeros se llevan las manos a la cabeza por la nula capacidad de gestión del jefazo.
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A estas alturas no está de poner el típico párrafo sacado del video de presentación de la empresa y comentar que cuando nos referimos a que es un juego roguelite estamos hablando de una serie de características que no debemos olvidar. Going Under es un juego difícil, cuyas mazmorras, enemigos, armas y habilidades que encontremos cambian con cada intento. Aquí toca adaptarse o morir. Eso sí, el progreso que vayamos consiguiendo entre las distintas partidas se mantendrá de una a otra. La parte positiva de esto es que, siguiendo la estela de algunos juegos como Celeste, Aggro Crab ofrecen una serie de opciones de configuración de la partida que nos permite modificar diversos aspectos del juego para adaptar la dificultad a todo tipo de jugadores. ¡Puntos extras por pensar esto!
¿Quieres ser tu propio jefe?
Sí la respuesta es «sí», tengo malas noticias. En Fizzle no vas a encontrar el trabajo de tu vida, ni un buen sueldo o una buena oportunidad laboral a largo plazo. Lo que sí que puedes encontrar son pagos en visibilidad, cursos para reforzar tus habilidades laborales y una gran familia compuesta por unos empleados que te esperan en el lobby de la compañía. Estos últimos están dispuestos a encargarte tareas que no entran en tu puesto de trabajo, pero para algo eres la nueva becaria, ¿no? hablar contigo de buen rollo para pedirte favores mientras se quejan del compañero de al lado. ¡El buen ambiente de oficina! Lo bueno es que, al ir completando esta serie de misiones en las mazmorras, iremos desbloqueando a cada uno de los compañeros como mentor para Jackie, ganando una serie de mejoras pasivas para nuestra becaria siempre que seleccionemos estar bajo su tutoría antes de bajar a los pisos de inferiores. Son estas mentorías, junto a la posibilidad de equiparnos una habilidad de base (cuando tenemos suficiente maestría con ella), las que ayudan a definir las «distintas Jackies» con las que afrontar las mazmorras, como si se tratasen de los diferentes personajes que suelen ofrecer este tipo de juegos.
Y hablando de habilidades, merece la pena mencionar que Jackie puede contar con casi ochenta habilidades distintas que poner en su curriculum vitae. Al principio dispondrá de muy pocas, pero a base de conseguir una moneda especial en las mazmorras, podrá acceder a nuevos cursos de formación que harán que estas nuevas habilidades puedan aparecer en las tiendas, las salas especiales o como recompensa al completar con buena nota algunas de las salas que nos mandan desafíos distintos en función de la empresa fallida que estemos visitando.
Visualmente ya estaréis viendo en las imágenes que es una delicia. Los ingleses tienen la expresión «Eye candy» para identificar esos elementos que son atractivos, llamativos y bonitos a nivel estético nada más verlos y, sin duda, creo que ese es el adjetivo que más se adapta a Going Under. Bueno, quizás haya otro que se adapte también igual de bien o mejor, y es «gracioso». El guión (en perfecto castellano y con una localización de las de quitarse el sombrero), las situaciones, la crítica social y del sistema, los diálogos e incluso la forma de ser de cada enemigo están tan bien pensados que constantemente estás riéndote o, como mínimo, con una sonrisa en la boca.
Going Under – «Fallas el cien por cien de los disparos que no realizas»
Going Under se perfila como uno de los tapados del año, la menos dentro de su género, ¡pero es que junto a menudos titanes ha decidido salir! Sin embargo, tiene todos los elementos necesarios para mirar a sus superiores y el puesto que le corresponde con su respectivo aumento de sueldo. Tanto su currículum vitae, como lo que hace, no tiene nada que envidiar a los demás trabajadores que llevan mucho más tiempo en la empresa «Roguelite S.A.» y se merece poder mirarles como iguales. Esta becaria se ha ganado a la fuerza su puesto de trabajo.
Hemos analizado Going Under gracias a un código digital cedido por Team17. Versión analizada: 1.0.1
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