Resulta increíble cómo las cosas más «pequeñas» pueden llegar a crear una cultura alrededor y cómo la gente puede llegar a entrar sin quererlo en ésta sin sentido para todos los que están fuera de ellas. Ese fue mi caso durante mi adolescencia cuando, en plena época «otaka» y de «frikerio extremo», empezaron a llegar a las orillas de España las olas que se originaron en Japón a raíz de cierto fenómeno llamado «Vocaloid». Un fenómeno que en realidad no dejaba de ser un banco de voces, una versión dopada de nuestro amado Loquendo, pero que en un girito de los acontecimientos los nipones empezaron a usar como una herramienta para crear canciones. Canciones que seguro que más de uno se ha topado, ya sea por los memes, porque alguna se vuelve ultra popular y viral por todo internet o porque han llegado incluso a estar en distintas entregas de Just Dance.
Con el paso de los años, cientos de compositores, productores, animadores y otros artistas ,empezaron a usar Vocaloid para componer sus canciones y tener una voz que cantase por ellos, una voz que transmitiese lo que querían contar. Una voz y un cuerpo, porque para muchos ese fue el motivo por el que este banco de voces triunfó ante otros. Yamaha supo ver bastante bien que necesitaban una mascota y, con el lanzamiento de Vocaloid V2, esa voz se materializó en una cantante virtual, Hatsune Miku. Quizás os suene por sus dos coletas azules, los puerros con los que baila, los anuncios con Scarlet Johanson, ser «la nueva creadora de Minecraft«, por haber dado conciertos en todo el mundo (España incluida) y no dudéis ni por un segundo que si se llegan a celebrar las olimpiadas de Tokio ella aparecerá por allí. A día de hoy resulta innegable que Vocaloid es una herramienta que tiene su peso en la industria musical, sobre todo en la japonesa, aunque esto no ha evitado que tengamos temazos en nuestro idioma.
Y con tanto éxito la llegada de los primeros videojuegos basados en el fenómeno no tardaron en llegar. Desde entonces ya han pasado diez años, un número redondo que toca celebrarlo en Nintendo Switch gracias a Hatsune Miku: Project DIVA Mega Mix.
Tu cara me suena, pero no vienes mucho por aquí, ¿verdad?
Y a pesar de tener ya una década a sus espaldas, esta es la primera vez que un título de la saga principal llega a una consola de Nintendo y también es la primera vez que no sale en ninguna plataforma de Sony, que siempre han sido las consolas que han disfrutado de estos conciertos, sobre todo las portátiles. Lo más parecido que tuvimos fue la gira que la diva y sus amigos dieron en Nintendo 3DS con Project Mirai DX, que a pesar de ser un grandísimo juego, no dejaba de ser un spin-off de la franquicia principal protagonizado por la versión Nendoroid de los personajes. La elección de Nintendo Switch para Mega Mix de hecho es debido al carácter portátil de la consola, pues es donde la saga nació y se siente realmente cómoda.
Y aunque sea la primera vez que la saga principal monta un concierto en Nintendo, lo hace pisando fuerte. Con el objetivo de celebrar el décimo aniversario, se han reunido 91 temas de juegos anteriores, 10 canciones nuevas en la franquicia (más otras 40 por DLC) y se les ha dado un lavado de cara a todos los personajes, pasando del estilo semi realista de Future Tone para Playstation 4 a uno más anime, que personalmente encuentro muchísimo más acertado. Por supuesto que se habrán quedado canciones importantes fuera – que no esté Matryoshka es para hacérselo mirar -, pero es innegable que la selección es más que buena, cuentes o no las canciones descargables extra. Hay de todo: canciones clásicas, de los primero Project Diva, de las entregas más recientes y canciones nuevas, pensando en todos los fans de Vocaloid.
Lo que no cambia en absoluto es la jugabilidad, más allá de cambiar los botones en pantalla de Playstation por los ABYX de Nintendo Switch pero, como desde SEGA saben que la saga viene de donde viene, existe una opción para cambiar los indicadores a los botones de la consola de Sony. También merece la pena que para facilitar la accesibilidad se pueden configurar los botones al gusto del jugador, e incluso hacer que al presionar un solo botón el juego reconozca una, varias o todas las notas. Por lo demás sigue siendo el juego de ritmo que ya conocemos y hemos visto tantas veces: el videoclip se reproduce por detrás y nosotros debemos de pulsar el botón indicado cuando la nota se sobreponga. ¿Simple? Puede parecerlo, pero la gracia está en cómo está distribuido el mapeado de botones para cada canción, pensado a conciencia y distribuyendo los botones por toda la pantalla obligando a estar pendiente en todo momento por dónde viene la siguiente nota, a no bajar la guardia para no fallar una nota que nos fastidie el combo, nos haga perder parte de la barra de vida y, en el peor de los casos, fallar la canción. La otra gran particularidad que complica tanta simpleza es una sección que tienen las canciones llamada «Challenge time» donde la dificultad aumenta considerablemente, exigiéndonos pulsaciones más rápidas, precisas que incluso pueden llegar a pulsar cuatro botones a la vez.
Conscientes de que 101 canciones son muchas como para ir desbloqueando una a una conforme superamos otras como sí ocurría en otras entregas, Mega Mix tiene todas desbloqueadas desde el principio, trasladando el sistema de progresión a la tarea de desbloquear los más de 300 módulos/trajes a base de ganar monedas jugando que nos permitan comprar cada traje y las decenas de accesorios que hay. Y para conseguir más monedas toca jugar bien. La gracia es que conseguir hacer una canción a la perfección, sin fallar ninguna nota, es algo que no va a salir a la primera siendo primerizos en la saga y siendo sinceros, probablemente tampoco a los que llevamos casi una década ensayando The World is Mine. Toca encontrar ese equilibrio entre los cinco niveles de dificultad que tienen las canciones, para ir poco a poco practicando y aprendiendo la canción en la que queremos sacar buena puntuación. Y precisamente para ensayar está el modo práctica, que permite seleccionar fragmentos de cada tema para practicarlos hasta que los dedos se nos muevan prácticamente solos al ritmo de la canción y ese segmento en cuestión.
Lo que sí que cambia son los sistemas de control, o mejor dicho se amplían. Al modo clásico de pulsar botones se le ha sumado el modo Mix y el modo táctil. El primero saca partido del control de movimiento de los Joy-Con teniendo que mover los mandos para que coincidan con las barras de la pantalla con la nuestra. Y la idea es buena, sobre todo sabiendo que está pensada para que los más peques de la casa y personas que no estén acostumbradas jueguen así, pero uno no puede quitarse el regusto de que en realidad es un añadido puesto para cumplir con el control de movimiento, además es un modo que los jugadores de Nintendo Switch Lite no pueden disfrutar sin comprarse una pareja de mandos a parte. El modo adicional de control, el cual sí es compatible con todas las Nintendo Switch, es el táctil, que trata de simular los controles de la versión para arcades de Project Diva, sensación que puede conseguirse si te sobra dinero, sitio en casa y decides importar el periférico compatible con la consola y la versión occidental de Hatsune Miku: Project DIVA Mega Mix. Este modo es bastante más similar a otros tantos juegos musicales de teléfonos móviles como Love Live, Bandori y un sin fin de juegos rítmicos de temática idol que pueblan el mercado móvil, ofreciendo otra forma de jugar bastante distinta.
La Mikufiesta esta bien, pero…
El mayor problema que tiene Hatsune Miku: Project DIVA Mega Mix son sus fans de toda la vida. Me explico. Quitando novedades, (que no son todas las que se esperarían de un juego de celebración), el juego difiere poco Future Tone, el último título lanzado para Playstation 4 y que entre otras cosas tiene más canciones si sumamos todos los packs descargables. Los menús son prácticamente idénticos, hay pocas canciones nuevas e incluso hay algunos escenarios que están sacados directamente del título de Sony y no tienen el efecto cell-shading anime, generando una sensación rara. Por supuesto que esto no debe de importar a todas aquellas personas que quieran entrar en la franquicia con Mega Mix y disfrutar de las canciones, las historias y sus personajes, pero es bastante posible que al fan de toda la vida le sepa a poco más allá de la portabilidad, que es el ambiente ideal para la franquicia.
Y es precisamente el modo portátil donde se produce la otra gran diferencia. A falta de un ojo clínico como el de Digital Foundry, juraría que la resolución es dinámica y va cambiando conforme lo va necesitando y el frame rate del vídeo también varía, aunque por suerte la velocidad a la que se mueven las notas se mantiene por lo que no afecta a la jugabilidad. El tema del frame rate es algo que ocurre también en las canciones más concurridas de personajes incluso en la televisión, algo que es especialmente notorio en el segmento final de Senbonzakura.
Siendo un juego que quiere agrandar a una efeméride, se echa en falta el haber aprovechado esta ocasión para traer alguna de esas características que se han ido perdiendo con el paso de los años. No quiero decir que se tuviese que volver a incluir toda la cantidad de contenido adicional en forma de minijuegos que tenía Project Mirai, pero rescatar las pantallas de carga con dibujos de diferentes artistas y los fans, traer de vuelta el modo My Room para decorar las habitaciones de los Vocaloids y verlos hacer su vida diaria o poner el editor de videoclips y coreografías de entregas anteriores, hubiese sido algo que se hubiese agradecido.
Y hablando de editores se ha incluido un editor de ropa bastante sencillote, pero si tienes buena mano, paciencia y un lápiz que te permita dibujar con precisión sobre la pantalla de la consola, pueden salir camisetas bastantes guays, como algunas de las que el juego trae ya como fruto de colaboraciones especiales con diseñadores y artistas. No obstante, vuelve a haber un «pero» y es que no hay forma de compartir esos diseños ni online, ni offline, ni mediante códigos, algo que tras la salida de Animal Crossing se hace aún más grave de lo que ya sería de normal.
Hatsune Miku: Project DIVA Mega Mix – Buen debut en Switch, no tan buena celebración
El hecho de que la Miku no haya dado ningún concierto de la gira «Project DIVA» en consolas de Nintendo, sin duda juega a favor de Hatsune Miku: Project DIVA Mega Mix. Si eres fan de los juegos musicales, nuevo en la saga o tienes curiosidad en todo el mundo de Vocaloid y quieres entrar en él, Mega Mix es una puerta de entrada magnífica. Un centenar de canciones de todas las épocas del fenómeno, cientos de trajes para desbloquear y combinar y muchas, muchísimas horas para aprenderte todas las canciones, intentar sacar la mayor puntuación y luego mirar el ranking online para ver que aún falta mucho camino. Sin embargo, si tu relación con la saga es larga y en especial si vienes de Future Tone, puede que te encuentres con un producto que sin duda podría haber ofrecido más para ti y lo peor es que sabes que es así, porque ya lo hizo en el pasado. Por eso tampoco os agarréis a la nota de este análisis como tal y sed libres de sumarle o restarle hasta un punto entero en función de cuál sea la situación. Sea como fuere, Hatsune Miku ha llegado a Nintendo Switch con un título súper completo y que por primera vez en bastantes años vuelve a esa portabilidad que le sienta tan bien.
Hemos analizado Hatsune Miku: Project DIVA Mega Mix gracias a un código digital cedida por SEGA. Versión analizada: 1.0.1
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