Panzer Dragoon es uno de esos bombazos jugables que aún siguen presentes en la memoria jugona de muchos de nosotros. Un título cuya personalidad, apartado artístico y jugabilidad logró encandilar a toda una generación de jugadores, logrando erigirse, no lo olvidemos, como el juego más caro producido por SEGA hasta la fecha. Han pasado ya 25 años y Forever Entertainment, desarrolladora con sede en Polonia, no estaba dispuesta a permitir que una de las franquicias mejor consideradas de Saturn siguiera en el ostracismo más absoluto por más tiempo. ¿Solución? Lograr el beneplácito de la compañía del erizo azul para que Panzer Dragoon: Remake se haya convertido en toda una realidad. Un remake con el que prometen un lavado de cara cuya base no es otra que el respeto y admiración por el clásico al que replica y su deseo de mantener inmutable su propuesta jugable. ¿Listos para comprobar si lo han conseguido?, ¡análisis al vuelo!
Una aventura que marcó una época
Hay quien sostiene que la memoria del corazón elimina los malos recuerdos y magnifica, de forma artificiosa, los buenos. Y puede que esté en lo cierto, ya que echando la vista atrás existen varias fechas sobre las que no logro focalizar ningún suceso negativo. Corría el año 1995, daba comienzo el periplo de «La Chispa Adecuada» para coronarse como un himno más de Héroes del Silencio, Lo + Plus irrumpía con fuerza en la parrilla televisiva y un evento, tan tristemente en boca de todos en la actualidad, nacía de la mano de la, por aquel entonces, Interactive Digital Software Association. Efectivamente, hablamos de la primera gran fiesta mundial de los videojuegos, ¡el E3! (Electronic Entertainment Expo). Un evento que surgía con la mente puesta en los profesionales del sector del entretenimiento electrónico y que acogió el comienzo de la lucha de SEGA y Sony por hacerse con el dominio de la nueva generación de consolas.
La compañía del erizo azul había anunciado su nueva consola un par de meses atrás y en dicho evento confirmó su nombre (hasta entonces Katana), Sega Saturn. Sony, por su parte, confirmaba su incorporación al mundo de los videojuegos con PlayStation. Y este es, precisamente, uno de los motivos por los que Panzer Dragoon es tan especial. Y es que el proyecto dio vía libre, tanto económica como artísticamente, a una división interna de la propia SEGA, que más tarde pasaría a llamarse Team Andromeda, para que elaboraran un título de choque, un verdadero vende consolas.
Otro de los aspectos diferenciadores de esta gran obra fue una espectacular y cinematográfica introducción con una melodía increíble y unos gráficos pre-renderizados que, por aquel entonces, quitaban el hipo. Conviene recalcar que aunque posteriormente se convirtió en un estándar, esta forma de presentar el juego abrió camino no solo a cientos, sino a miles, de títulos posteriores. Por último, el otro pilar sobre el que se sustentó, fue su apartado artístico (tanto sonoro como visual). Gráficos completamente en 3D y una BSO propia de cualquier filme de la época ponían la guinda a un delicioso pastel que se complementaba con una jugabilidad clásica, pero con matices, habitual en los shooter sobre raíles de la época.
Es hora de montar a lomos del dragón
Panzer Dragoon transcurre en las baldías tierras de un mundo sumido en una guerra perpetua. Han pasado más de 10 mil años desde que la era de Los Antiguos (una ancestral y tecnológica civilización) llegara a su fin. No obstante, los vestigios de dicha civilización (que incluyen seres creados artificialmente a partir de ADN modificado) siguen enterrados en las ruinas del olvido. Al menos hasta que El Imperio, un gobierno con brazo de acero y pocos escrúpulos, decide comenzar a desenterrarlos para sacar provecho de tan importantes descubrimientos en favor de sus ansias de poder.
Kyle, nuestro coprotagonista, es un cazador que se dedica a diezmar los ejércitos de criaturas que castigan la, casi inexistente, población humana. En mitad de una de sus cacerías, presencia como un jinete a lomos de un dragón azul es herido de muerte por otro dragón de tez negra. En el último instante, y tras una serie de peligrosos acontecimientos consecuencia directa de la propia batalla, el jinete moribundo le entrega su pistola y su dragón (Solo Wing). Es entonces cuando el ser alado utiliza la telepatía como herramienta con la que transmitirnos los conocimientos de sus jinetes pasados, logrando entablar, al instante, un fuerte lazo psíquico con nosotros…
No le dejes regresar a la Torre. Mi dragón conoce el camino. Por favor…
Por delante, una misión que, por lo pronto, pasa por impedir que el dragón negro llegue a la torre. Y como no podía ser de otra forma, por el camino, tanto la «fauna» local (autóctona y artificial) como el propio Imperio no piensan ponérnoslo nada fácil. Es cierto que estos inicios son bastante simples, al menos en cuanto a narrativa se refiere (más aún si tenemos en cuenta la riqueza que la franquicia terminaría dando forma en posteriores entregas a este universo). No obstante, el trasfondo, y lo que deja intuir, resulta tremendamente enriquecedor. Que el propio Yukio Futatsugi, uno de los responsables del primer Panzer Dragoon, incluyera el Panzerese (mezcla de latín, ruso, japonés y griego) como idioma propio de este mundo (aunque es cierto que en esta primera entrega solo es perceptible en las pocas palabras que son vocalizadas durante la aventura) es un ejemplo claro de dicho potencial innato.
Jugabilidad clásica, pero con matices…
Jugablemente hablando, Panzer Dragoon: Remake es tremendamente respetuoso con la fórmula original. Un shooter sobre raíles en el que tenemos que derribar a nuestros enemigos, bendito pulso apuntando, ya sea con la pistola del jinete o con los rayos teledirigidos de nuestro imponente, y alado, compañero de batalla (esta habilidad se ejecuta manteniendo presionado el botón de disparo y resaltando a todos los enemigos que queremos atacar). No obstante, si recordáis nuestras palabras al comienzo del análisis, habláblamos de un título de corte clásico, pero con matices. Esos matices, inéditos allá por 1995, no son otros que la posibilidad de rotar la cámara, y con él, nuestro dragón, 360° (repartidos en cuatro posiciones de ataque) para poder estudiar el mejor ángulo de disparo o simplemente para poder derribar los enemigos que se sitúen a nuestras espaldas o en los laterales. Esto, que al principio puede resultar bastante desconcertante, acaba siendo no solo un denominador común sino todo un acierto que dota al videojuego de un toque de estrategia (cuidado con las emboscadas) y profundidad que le sienta a las mil maravillas.
Por si fuera poco, se nos da la posibilidad alejar o acercar el plano para no perder ningún ángulo de visión en combate o simplemente para disfrutar como se merece el paisaje. A su vez, se nos permiten cambiar una serie de opciones básicas entre las que destacan dos tipos de control, clásico y moderno. Como podéis ver, estos rasgos diferenciadores, con respecto a otros títulos del mismo género hacen que nuestra capacidad de movimiento cobre mayor importancia aún si queremos sobrevivir (hecho que se ve acentuado en los enfrentamientos con los enemigos finales).
Panzer Dragoon: Remake es, al igual que el título que replica, bastante corto. El juego se divide en 6 episodios (más un último enfrentamiento) que se dan por conclusos en diferentes, y espectaculares, batallas contra diversos jefes finales. Por desgracia, y esto no ha cambiado con respecto al original, dichos episodios son bastante cortos, pudiendo ser completado por los más avispados en menos de una hora. No obstante, aquí no se nos ponen las cosas fáciles en casi ningún momento (ni rastro de botiquines, puntos de control o power ups). Es más, cualquier daño que sufrimos hace descender una barra de energía que no se regenera hasta que no completamos cada fase. ¿Nuestra única ayuda externa? Créditos adicionales que se nos otorgan al completar un nivel sanos y salvos y que dependen de nuestro porcentaje de muertes. Conviene destacar que, a la espera de un futuro parche, no contamos con controles por movimiento. Propuesta, esta última, que nos parece realmente interesante. Eso sí, la experiencia resulta tan hipnótica e intensa que hemos completado el título en varias ocasiones por el simple placer de repetir la experiencia en los distintos modos de dificultad presentes: fácil, normal y difícil. Este último, un verdadero infierno en la tierra el aire que, para compensar, desbloquea… ¡casi se me escapa! (os toca descubrilo).
Una continuista y vistosa puesta al día
Llegados a este punto, conviene recalcar que, dadas las limitaciones técnicas de Sega Saturn, el título ha tenido que rehacerse dese cero. Plano a plano, escena a escena y elemento a elemento. Esto, que podría disgustar a parte de la comunidad de fans, al no encontrase todo «donde mismo» ni con el mismo número de elementos en pantalla, se tornaba inevitable. A pesar de todo, desde la tipografía escogida para presentar los distintos episodios de los que se compone el videojuego, hasta la forma y posición del mapa, pasando por los movimientos del dragón o la propia BSO, aparecen fielmente representados (en algunos casos con una similitud pasmosa) con respecto a su réplica. ¿El resultado? Una verdadera oda, cargada de cariño y respeto, que luce bien si la comparamos con el original, pero que no esconde unas limitaciones técnicas que van a juego con su humilde presupuesto. Panzer Dragoon: Remake se mueve de una forma meridianamente fluida, sin tirones ni zonas especialmente problemáticas en lo que a rendimiento se refiere. No obstante, que un título tan limitado técnicamente hablando (si lo comparamos con cualquier AAA de la actual o pasada generación de consolas) se mueva a 30 y no a 60 FPS debería ser delito. Destacar que, al menos en nuestro caso, es en modo portátil y con cascos como más hemos disfrutado del juego, sin apreciar grandes diferencias entre dicho modo y jugarlo con la consola en el dock.
Eso sí, que ningún fan de la saga se alarme, al menos en exceso, el juego luce bien, presentando unos paisajes de gran belleza y, lo que es más importante, logrando recrear a la perfección la esencia de los momentos más emblemáticos del juego (la bandada de «aves» y el posterior encuentro con los gusanos en mitad de las dunas resulta realmente impactante). No obstante, y aún habiéndome desprendido al principio del análisis de cualquier prejuicio que no tenga en cuenta la escala donde se sitúa este remake con respecto al multimillonario presupuesto del título al que emula, el resultado, que abusa de la paleta de colores para esconder sus carencias, se aleja del aspecto visual visto en su última entrega (Panzer Dragoon Orta) lanzada en 2002 para Xbox o en su remaster, publicado en Xbox One hace un par de años. Alcanzados este punto, no nos podemos olvidar de un modo fundamental si, dado el frenetismo constante de la aventura, queremos recrearnos mientras observamos cualquier elemento presente en pantalla. No hablamos de otro que del modo fotografía, un apartado que nos permite pausar el juego en cualquier instante para cambiar el ángulo o la perspectiva de cara a realizar la instantánea perfecta. No podemos negar que se trata de todo un acierto del que hemos hecho un gran uso.
Entrando en terreno sonoro, poco hay que achacar (más allá de algunos bugs puntuales con los efectos de sonido). Panzer Dragoon: Remake ha optado, en su lanzamiento, por mantener la BSO original. Una obra atemporal, a cargo de Yoshitaka Azuma, cuyas piezas, aún hoy día, siguen poniéndonos los pelos de punta. El título prometía incluir, la posibilidad de alternar entre las composiciones originales y los arreglos realizados por la mismísima Saori Kobayashi, compositora habitual de la franquicia. Por desgracia, esta funcionalidad no llegará, al igual que ha ocurrido con los controles por movimiento comentados con anterioridad, hasta el lanzamiento de una actualización cuya fecha desconocemos. Entendemos que los parches deben ir encaminados a solucionar los errores que afecten a la experiencia de juego, pero no a añadir, pos-fuga, elementos tan fundamentales como los arreglos sonoros. A nuestro juicio, debería haberse pospuesto su lanzamiento hasta estar en condiciones de incluirlos.
Panzer Dragoon: Remake – Un sentido y humilde homenaje a todo un clásico
Panzer Dragoon: Remake es una oda al título original lanzado en 1995 en la ya extinta Sega Saturn. Una propuesta sincera que no esconde ni sus virtudes ni sus defectos. Puede que peque de continuista, y que pida a gritos una adaptación a los tiempos que corren y, porqué no, algo de contenido extra. No obstante, no podemos negar que el regreso de Kyle Fluge y el «alado enviado de los dioses» ha logrado rendir, a pesar de sus limitaciones técnicas, un sentido homenaje que gustará a los amantes de la saga y, por qué no, puede enamorar al resto, siempre y cuando lo sitúen como una vistosa y minuciosa recreación de un título que, con sus virtudes y defectos, fue lanzado hace la friolera de 25 años.
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Hemos analizado Panzer Dragoon: Remake gracias a un código digital cedido por Forever Entertainment. Versión analizada: 1.1
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