The Legend of Zelda Link's Awakening

Impresiones finales – The Legend of Zelda: Link’s Awakening. Se escucha una balada…

Navaja Dalbacete

Link’s Awakening es un Zelda bastante peculiar. Siendo originario de 1993 para la Game Boy original (la ladrillo que necesitaba cuatro pilas para entendernos), es normal que muchos jugadores no hayan podido jugarlo, a pesar incluso de que en 1998 se lanzó una versión mejorada para Game Boy Color. Sin embargo, creo que no es arriesgado afirmar que hubo toda una generación cuyos primeros contactos con la portátil de Nintendo empezaron en 1999 a partir de que ciertos monstruos de bolsillo pisaron España y por tanto el acceso y recuerdo a todo el catálogo de lo que hubo antes es limitado. Quizás por eso cuando uno pregunta por el Zelda favorito de Game Boy la respuesta suele ser uno de los dos Oracle y por eso es importante que The Legend of Zelda: Link’s Awakening sea el título que Nintendo ha elegido para traer de vuelta más de un cuarto de siglo después a Nintendo Switch.

 

 

Raíces que rompieron esquemas

Pero que sea un juego «desconocido» (especial énfasis en las comillas) dentro de la franquicia no es lo que lo hace peculiar. Dos años antes de su estreno, debutaba en Super Nintendo el titán que es «A link to the Past«. La aventura de ese Link era el título más grande hasta la fecha de la saga, con dos vastas Hyrules para explorar, un alto número de mazmorras y un tono bastante oscuro para la época. Y cuando uno solo podía esperar que la siguiente entrega de la franquicia fuese más oscuras, más grande y más «adulta» llega Link’s Awakening para romper con todo aquello.

 

Tras despertarse de un naufragio, Link se entera de boca de la joven Marín que se encuentra en Koholint, una pequeña isla de aspecto tropical repleta de lugareños risueños y simpáticos, que no dudan ni un segundo en acoger a Link como uno más. Sin embargo, el nombre de «Zelda» resuena en la cabeza, por lo que el hyliano siente la necesidad de armarse con su escudo y poco después con la espada para averiguar dónde está realmente y cómo puede abandonar la isla para seguir con su misión. No tarda en aparecer un misterioso búho que a lo largo de la aventura va dando pistas a Link acerca de cuál es su siguiente objetivo. (¿De qué me suena esto?) Para abandonar la isla, Link debe de reunir los ocho instrumentos musicales con los que despertar al Pez del Viento que le ayudará a dejar la ínsula.

 

The Legend of Zelda: Link's Awakening

 

Y es que a pesar de que el título de Super Nintendo tenía una historia, es cierto que la narrativa era bastante básica y no es hasta Link’s Awakening donde Kensuke Tanabe y Yoshiaki Koizumi (sí, el «mago» de la presentación de Nintendo Switch) deciden contar con una historia más trabajada. Y como por aquel entonces Twin Peaks estaba rompiendo todos los esquemas en Japón, la inspiración en la mítica serie de misterio fue clarísima. De esta forma la limitación de tamaño del mapa, fue suplida gracia a una isla repleta de personajes con sus propia personalidad, con su importancia en la historia principal o secundaria (prácticamente no hay ningún personaje que no aporte algo), elementos que claramente no deberían de estar ahí y muchos misterios a resolver, tanto a nivel individual como a nivel global.

 

Entonces, repasemos estas características: la primera vez que la acción no ocurre en Hyrule, la primera vez que la narrativa coge un papel realmente importante y se trabaja como base del título y personajes carismáticos que esconden secretos. Todos estos puntos son con los que rompe Link’s Awakening dentro de la saga y son pivotales para el devenir de las futuras entregas, tanto las inmediatas como las que estamos aún jugando a día de hoy.

 

Una balada que sigue sonando como el primer día

Y es que todo lo que define al Link’s Awakening original sigue intacto a día de hoy. Todo está en su sitio: los NPCs están donde uno los recuerda, los enemigos están ahí, las caracolas secretas han vuelto a ser enterradas debajo de ese matorral que está apartado en el acantilado y decenas de sitios más. Todo es tal y como era, pero al mismo tiempo todo está cambiado.

 

El cambio más evidente es el aspecto gráfico. Nintendo sigue trabajando ese look tan táctil con el que lleva años sorprendiendo. Primero fueron los hilos, la plastilina, el cartón y todo tipo de manualidades y ahora le ha tocado el turno al plástico. Nada más salir el primer tráiler las redes se llenaron con comentarios del tipo «el Zelda de Pin y Pon» como si fuese algo malo. Todo lo contrario, no lo es. De hecho es la mejor descripción posible. Desde el primer segundo la sensación de estar ante una maqueta es increíble gracias a ese desenfoque tilt shift en los bordes de la pantalla, algo que desde luego no es intencional pues la propia Nintendo ha llevado recreaciones de los mapas y situaciones más características a distintos eventos.

 

 

Otro cambio que se nota al poco de empezar es que se ha abandonado el avance por «pantallas» o «cuadraditos» por el mundo, (que sin duda se debían a un diseño limitado por parte de la consola original), a favor de un mapamundi conectado, continuo y sin tiempos de cargas. Donde sí se mantienen las pantallas fijas es en las mazmorras. El último gran cambio notable es la asignación de ciertos objetos a botones específicos, reduciendo considerablemente las entradas y salidas de menús que provocaba el hecho de que Game Boy tuviese solo dos botones posibles a los que asignar los objetos.

 

Existen otra serie de cambios, más sutiles y quizás solo perceptibles para los que echaron más de una y dos partidas al original, que están ahí para sorprender al veterano, pero también para dar nuevo contenido al título. Por ejemplo: en las primeras horas hemos encontrado algún tipo de coleccionable más, algún minijuego ha sido extendido para tener más de donde rascar y la tienda de fotografía ha sido sustituida por una nueva tienda del bueno de Dampé, pero eso ya es algo en lo que ya profundizaremos otro día.

 

The Legend of Zelda: Link’s Awakening – Una aventura para nuevos y veteranos

Las primeras hora del retorno de Link a Nintendo Switch no dejan lugar a dudas. Estamos ante una puesta el día de un auténtico clásico con la que ya quisieran soñar otros juegos. El mimo, la atención al detalle en cada rincón, en cada enemigo, en cada casa, ahora repletas de objetos únicos de cada pueblerino que nos ayuda a saber un poco más de ellos sin usar las palabras… Todos esos detalles, tanto los viejos como los nuevos, son los que están haciendo mi retorno a Koholint un viaje especial, otra vez más, más de veinte años después de que la visitase por primera vez.

 

The Legend of Zelda Link's Awakening
Guauguau persiguiendo a Link. (1993) Foto coloreada y «remakeada».