La nostalgia (del griego clásico nóstos, regreso al hogar, y álgos, dolor) es descrita como un sentimiento de anhelo por un momento, situación o acontecimiento pasado. Una especie de sufrimiento autogenerado al pensar en algo que se ha tenido o vivido en una etapa ya pasada. Algo que se ve intensificado por esa aterciopelada capa de endulzamiento y benevolencia que otorgan los años. No, no tengo pensado hacer un copia pega, pero quería recalcar las palabras con las que dio comienzo la nueva sección de NextN titulada NESxtalgia. Y lo hago consciente de que en ellas reside parte de su propia esencia motora. Sección que, por cierto, alcanza su segunda entrega centrándose, en esta ocasión, en el capitán más limpio del planeta. ¡Por sus poderes combinados, soy el Capitán Planeta!
Dejemos la contaminación a cero
Corría el verano de 1992 (si, lo reconozco, me encanta sentir por mis venas la nostalgia noventera) y un servidor se encontraba en esa edad en la que las influencias solían proceder, a partes iguales, del grupo de amigos o de la omnipresente caja tonta (ahora conocida como Smart TV). No había smartphones, facebook, whatsapp ni poses en instagram. Todo era bastante más simple, ni mejor ni peor, sencillo, y contábamos con infinidad de actividades con las que entretenernos.
Por aquel entonces, los videojuegos «jugaban» en armonía con respecto al resto de alternativas de ocio. Muchos eran los títulos que pasaban por mis manos, pero una vez superada, meses atrás, la fiebre por las tortugas ninja y las ranas mamporreras, había un capitán que ocupaba parte de mis sobremesas televisivas. Y no, no hablamos del Capitan Pescanova (y mira que sus anuncios eran épicos) sino del Capitan Planeta y los Planetarios.
No, no se trata de un error, y se que muchos, no tanto por haberlo jugado sino por engrandecer el cúmulo de comentarios negativos tan de moda entre determinados youtubers, lo consideran una aberración al nivel del mítico E.T. the Extra-Terrestrial de la extinta Atari 2600. No obstante, como muchos ya sabréis, NESxtalgia no pretende hacer un recopilatorio de los mejores títulos de NES (ni mucho menos). Más bien, servir como nexo de unión entre mis vivencias personales y la propia experiencia jugona durante, a falta de ampliar fronteras, la década de los 90.
Por aquel entonces, la fiebre por las series de dibujos con argumentos y personajes realmente estrambóticos estaba a la orden del día. Vivíamos una época de reivindicación en la que los dibujos dejaban de ser «cosa de niños» para convertirse en un producto de entretenimiento que apuntaba a todas las edades. Batman: la serie animada, Conan, el Aventurero, Delfy y sus amigos, El Pato Darwing… Y posteriormente las Tortugas Ninja, X-Men, los Motorratones de Marte, Gárgolas o Spiderman eran solo algunos de los ejemplos más sonados.
En mi caso todo ello se entremezclaba, como si de las piezas de un inmenso puzle se tratara, con un afán, inculcado desde pequeñito y del que hoy más que nunca me enorgullezco sobremanera, por el cuidado del medio ambiente. Y es que, no nos engañemos, muchos jóvenes de los 80/90 obtuvimos nuestras primeras nociones sobre ecología gracias a series como El Capitán Planeta y los Planetarios.
La serie en cuestión relata la importancia de combatir la contaminación y a las personas que la generan y/o fomentan. 5 chicos (lo se, eran estereotipos étnicos en estado puro) procedentes de diversos puntos del planeta con anillos especiales (Tierra, Fuego, Viento, Agua, Corazón) eran los encargados de invocar al Capitan Planeta cuando la cosa, ecologicamente hablando, se ponía complicada. Un capitán, dicho sea de paso, de aspecto macarra y peinado más propio de Makinavaja. Vamos, lo que viene siendo una suerte de McGyver con el pelo verde.
NESxtalgía planetaria en estado puro
Y allí estaba el cartucho, frente a mí, en la vitrina de lo más parecido a un centro comercial que teníamos por aquella época (Radiovisión). Y era precisamente mi visión, junto a la mirada de aquel encargado rancio que me lanzaba miradas de odio cada vez que tocaba los cristales del mueble expositor con mis sucias manos, lo que ocupaba un título con el que ya me veía reviviendo las aventuras de aquel curioso, y pulcro, héroe televisivo. Porque así funcionaban las cosas.. «Emular», por aquel entonces, venía a ser poder revivir las aventuras de tus héroes favoritos frente a la pantalla y con un mando en la mano.
Nunca olvidaré aquella tarde tras la vitrina. Mi tío Pepe (o así lo llamaba aunque no tuvieramos lazo de sangre alguno) se encontraba en la sección de muebles y decoración, escogiendo sofá cama para su pequeño pero perfectamente distribuido salón. Yo me había escurrido de su lado para acudir al ala de electrónica y justo cuando, desconsolado, comenzaba a apartar mis manos de la vitrina (gesto de alivio del dependiente incluido) mi tio me puso sus grandes y fuertes manos sobre el hombro y dijo en voz alta unas palabras que aún hoy retumban en mi cabeza: envuelva ese juego, aunque le pese, nos lo llevamos puesto.
Ellos son los planetarios, pero.. ¡tu también puedes serlo!
Capitán Planeta y los Planetarios contaba con un complejo y elaborado (redoble de platillos) sistema de password con el que poder acceder, como por arte de magia e incluso con la consola apagada (llamadlo brujería), a cada uno de sus distintos niveles. Su propuesta mezclaba momentos de pilotaje a bordo de diversos vehículos con los que defendernos e incluso poder rescatar diferentes animales en peligro, con otros en los que manejabamos a un Capitán Planeta que volaba, pegaba fuerte y podía desde transformarse en agua para atravesar zonas inaccesibles hasta convertirse en un ¿imponente? corazón.
¿Su argumento? Nuestra aventura comienza con Gea, el espíritu de la Tierra, nos envía a bordo del Geo-Cruiser para detener a un Cerdonio Ruin que anda extrayendo petróleo de diversas zonas protegidas de la naturaleza. Como hemos comentado unas lineas más atrás, la propuesta combina niveles al mas puro estilo matamarcianos (en los que contamos con diferentes ataques e incluso podemos girar 180°) con otros en los que tras unir nuestros poderes planetarios (véase anillos) invocamos al mismísimo capi. Aquí contamos con diversos poderes (consumen barra de vida) que se corresponden con cada una de las habilidades de los cinco elegidos.
NESxtalgia – un capitán (planeta) la mar de limpio
Hay quien afirma que la nostalgia es una lastre para la evolución de los videojuegos. En mi caso, siempre he apuntado a lo contrario. Es cierto que el cerebro humano tiende a recopilar en primera plana los buenos recuerdos, eliminando o dejando a un lado los negativos. No obstante, siempre he visto la nostalgia como una forma de aprender/aprehender del pasado. Capitan Planeta y los Planetarios es una de esas estrambóticas series cuyo éxito televisivo la hizo desembarcar, con no demasiada suerte, en el mundo de los videojuegos con una propuesta para NES (entre otras plataformas) en donde nuestra misión no era otra que dejar la contaminación a cero acabando, de paso, con todos los ecocidas. Una propuesta jugable curiosa y realmente peculiar que probablemente no forme parte del Olimpo de los videojuegos, pero que si ocupa un lugar de honor en un rincón de mi NESxtalgia. Y que mejor forma de dar por finalizado este nuevo episodio de mis vivencias jugables, que emplazándoos a la próxima entrega con un juego que a buen seguro os suena… ¡Willow!
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