¿Acaso por nacer en un determinado lugar tenemos que pertenecer al pueblo que habite dicho territorio? Guau, empezamos este análisis a tope, ¿verdad? Tranquilos, que vamos a subir la carga filosófica. ¿Nunca os habéis parado a pensar que nuestras acciones como sociedad no tienen futuro a largo plazo? ¿Que es muy posible que estemos aprovechando los recursos de la tierra que pisamos, la mar que navegamos, y el aire que respiramos sin devolver lo suficiente a un planeta cada vez más moribundo? Damos por sentado que lo que hacemos, nosotros y nuestra especie, está bien. Que estamos por encima de todo y todos los seres vivos que nos rodean, que solamente tenemos que rendir cuentas ante nosotros mismos. Nosotros tenemos múltiples indicadores que exponen la puerta a las posibles respuestas a estas preguntas, como puede ser la migración en el caso de la primera cuestión, y el cambio climático o nuestro comportamiento compulsivo consumista para los otros dos interrogantes. En Hob, como no podía ser de otra forma, tenemos otro tipo de señales, pero igualmente ilustrativas, que servirán de narrativa para la historia que quiere hacernos llegar.
Antes de pasar a tratar en más detalles todos los aspectos del juego de Runic Games me gustaría compartir con vosotros el cómic web que compartió su desarrolladora hace dos años con motivo del lanzamiento original del título donde se nos presenta a algunos personajes relevantes dentro de la trama de Hob, y que hace las funciones de precuela del juego. Además, si preferís la lectura en papel antes que en digital tenéis estas instrucciones para imprimiros y montaros el cómic desde vuestra propia casa. Ahora sí, ¡entremos a descubrir a fondo la propuesta que Hob: The Definitive Edition tiene para todos nosotros!
Un viaje inesperado
En Hob nadie media palabra con nosotros. Al igual que en algunos títulos como Super Mario Odyssey o Yooka-Laylee los personajes emiten sonidos pero nunca encadenan sílabas con significado propio. Tampoco hay ningún tipo de diálogo en el juego. Sin embargo no temáis, no les hace ninguna falta mediar palabra, no solo para comunicarse entre ellos o con nosotros, sino que son capaces de saltarse con maestría esta limitación para expresar sus sentimientos y su sentir perfectamente, siendo capaces de conmovernos con un simple gesto.
Por supuesto, sin mediar línea de texto es imposible narrar una historia de forma convencional. Tampoco existe la presencia de un narrador que nos cuente nada. Hob, al estilo de títulos como Metroid Prime o Hollow Knight, presenta una narrativa ambiental. Son sus escenarios y todos los personajes que lo pueblan, ya sean enemigos o aliados, quienes nos cuentan su historia. Un testimonio sobre el devenir de su situación y la del planeta en el que viven; un viaje que nos incita al pensamiento y la reflexión sobre nuestra manera de actuar, tanto como individuos como especie, y sobre nuestro papel dentro de la sociedad que nos ha tocado formar parte, al menos en un principio.
Pero por muy buena que sea su historia esta no es lo mejor de este juego. La principal virtud de Hob es su mundo. Ante nosotros se nos presenta un lienzo arrasado por un terrible virus, y somos nosotros con la ayuda de la tecnología de nuestra especie quienes debemos acabar con la amenaza y volver dar forma al planeta que es nuestro hogar. Es simplemente una gozada ver moverse el mundo a nuestro son, observar cómo tras accionar alguna palanca o presionar algún botón, grandes masas de tierra y agua se mueven para formar un nuevo camino por donde seguir avanzando en nuestro periplo.
La sensación de descubrimiento y estupefacción ante la majestuosidad del gran puzle que es en sí mismo la tierra que pisamos es su gran baza. Sin embargo, la alegría no solo va relacionado al tamaño, pues si los grandes movimientos de tierra tienen su aquel, la dirección artística de Hob no se queda atrás. La unión entre la naturaleza y la tecnología, los distintos paisajes de los que hace gala el título, el diseño de los personajes. Todo suma a la hora de maravillarnos y cautivarnos. Aunque no todo lo que nos rodea sea inofensivo.
A fin de cuentas, ¿qué tipo de aventura sería esta si todo cuanto encontramos en nuestro viaje fuera amistoso y nos guiase? Como no podía ser de otra forma, si queremos avanzar tenemos que abrirnos camino con tesón y paciencia a través del mundo abierto de Hob. Ojo, el escenario por donde nos movemos es un mundo abierto, sí, pero eso no significa que nos movamos con total libertad, ya que el juego presenta un desarrollo lineal, siempre indicándonos el camino a seguir, ya sea bloqueando los otros posibles caminos que podríamos seguir o bien indicándolo en el propio mapa que contamos. Sin embargo, por muy lineal que sea, y mucho símbolo que nos indique el mapa, no conseguiríamos avanzar si no fuéramos curiosos y vayamos con calma. Hob premia ante todo la exploración, el saber pararse a observar el escenario y pensar con la sien. Los puzles que propone no suponen ningún quebrado de cabeza la verdad, pero en los detalles radican todas las soluciones que podemos necesitar.
Además del componente de exploración y de resolución de puzles, también tenemos que sumarle dos ingredientes más a la ecuación de su jugabilidad. Por un lado, tenemos constantes secciones plataformeras que amenizan bastante el recorrido. Ninguna de ellas es excesivamente compleja pero no por ello hay que confiarse, pues ante todo el juego quiere que intentes llegar a todos lados, aunque de buenas a primeras ese salto parece que se podría quedar corto y no alcanzarías el otro lado. Hob quiere que saltes, que intentes llegar a todos los rincones de su mundo. Por otro lado, tenemos un sistema de combate para enfrentarnos a la fauna local. No es muy complicado y la clave radica en aprenderse el patrón de los enemigos para saber atacar en el momento preciso, pero sigue siendo un añadido bien implementado que aporta variedad al título. En vuestras manos queda si repartís espadazos a diestro y siniestro o si solamente os enfrentáis a aquellos animales que sean hostiles con vuestro personaje.
La desolación del planeta
Desarrollado inicialmente por Runic Games, Hob: The Definitive Edition para Nintendo Switch ha visto la luz gracias al trabajo de Panic Button, conocidos por sus impresionantes conversiones para la consola híbrida nipona como son Wolfenstein II: The New Colossus o Rocket League. Esta vez los chicos de Austin, Texas, no se han limitado a hacer una conversión 1:1 del juego original con algunas ligeras mejoras provenientes de las particularidades del sistema, sino que mejora al original. Para empezar, en Nintendo Switch, Hob hace uso de la pantalla táctil para movernos por los menús en modo portátil y tiene implementada la vibración HD de forma muy notable. Hasta aquí todo genial, ya que hacen más que muchas compañías con sus ports para la híbrida de Nintendo. Pero la cosa no acaba aquí. Conscientes de algunos problemas que arrastraba el título original, en esta Definitive Edition se han añadido ciertas mejoras como mostrarnos en el mapa qué zonas hemos visto ya o tras caer por algún precipicio reaparecer con una vida menos justo al lado del lugar por donde nos hemos despeñado en vez de en el último punto de guardado. Además, es posible jugar tanto con estas mejoras al igual que como el título llegó al mercado originalmente en 2017. Vosotros decidís.
Cuando los estudios contratan a Panic Button para llevar sus juegos a Nintendo Switch es porque el port presenta un desafío el poder llevarlo a cabo satisfactoriamente. Si bien los gráficos de estilo cel shaded no suponen ningún hito gráfico para la consola, el gran obstáculo para verlo donde sea y cuando sea era su distancia de dibujado. Y digo era porque, tanto en modo portátil como en modo televisor, somos testigos de la grandiosidad de los paisajes de Hob. Eso sí, tal despliegue visual tiene sus consecuencias, que se hacen notar en la resolución del título. Hob llega a los 720p en la televisión, cayendo por debajo de ellos en modo portátil y sobremesa provocando que la imagen se pixele en exceso, aunque sin perder distancia de dibujado. Un caso similar a lo visto en Xenoblade Chronicles 2. A continuación podéis ver dos comparativas para que veáis de primera mano cuánta es la importancia que deberíais darle a jugar, o no, en un determinado modo.
Sin embargo, los problemas no acaban en la resolución con la consola fuera del dock. Hob sufre de vez en cuando caídas en sus frames por segundo, sobre todo cada vez que hay un gran movimiento en pantalla y durante el final de la aventura. En algunos escenarios los enemigos que se encuentran al fondo del todo, una vez más la distancia de dibujado es impresionante, se mueven a 15 fps con el fin de ahorrar recursos. Un pequeño truco que han empleado desde Panic Button para desarrollar esta versión del título, al igual que los personajes de los escenarios en Super Mario Odyssey pasasen del 3D al 2D según nos alejábamos de ellos. Sin embargo, a diferencia del plataformas de Nintendo, aquí encontramos una gran colección de bugs, que van desde enemigos que parecen Neo de Matrix, hasta elementos del escenario que tienen un comportamiento que no deberían. Estos errores de programación no son muy notorios y no consiguen estropear la experiencia del título, incluso me sacaron alguna que otra sonrisa, pero están ahí.
Otra cosa que está ahí, aunque no lo parezca, es la banda sonora. No esperéis grandes composiciones hinchadas de épica ni similares. Aquí encontraréis unas melodías, y en ocasiones ausencia de ellas, que acompañan a los paisajes, que evocan un sentimiento de que estamos desangelados en ese mundo. Si queréis comprobar de primera mano la calidad de las composiciones, desde la web de Runic Games podéis darle una oportunidad a esta preciosa banda sonora. Como bien habéis podido comprobar, sus desarrolladores están siendo muy generosos en cuanto al contenido que ofrecen a la comunidad desde su página web. Sin embargo, Hob tampoco se queda corto en cuanto a desbloqueables. El título premia nuestra curiosidad con multitud de contenido, con mucho arte conceptual por desbloquear, así como recuerdos de nuestras aventuras. Todas nuestras acciones tienen su recompensa.
Hob: The Definitive Edition – La batalla de los dos pueblos
Si bien es cierto que Hob no aporta nada nuevo al género, este apuesta por ofrecer un entretenimiento de primer nivel, con unos gráficos que quitan el hipo en cuanto vemos el movimiento de su mundo y una historia que invita a la reflexión y a que queramos saber más sobre ella y el mundo que la rodea. Sin duda, si te apasionan los juegos de exploración, en Hob: The Definitive Edition tienes un compañero de viaje fantástico, con el que compartir multitud de buenos momentos durante la buena cantidad de horas que dura. Su mundo, sus personajes, su legado y su jugabilidad. Todos estos componentes forman las claves del éxito de este título, un juego que brilla con fuerza y que no se deja afectar en demasía por los problemas que acarrea. Una apuesta segura dentro de su género.
Este análisis ha sido realizado gracias a un código de descarga de Hob: The Definitive Edition para Nintendo Switch proporcionado por TNPR.
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