El estudio sueco Image & Form vuelve al universo SteamWorld con un nuevo entorno: la fantasía heroica medieval. SteamWorld Quest: Hand of Gilgamech mezcla todos los tópicos del RPG tradicional con una mecánica que dota de personalidad propia a esta revisión del género: los juegos de cartas. El juego, que ya llamó nuestra atención cuando se presentó en el Indie Highlights de enero saldrá primero en Nintendo Switch. ¿Como resulta esta combinación? Sigue leyendo.
Las cartas sobre la mesa
En 1993 un profesor de matemáticas de Filadelfia llamado Richard Gardfield revolucionó el mundo del ocio subcultural con un juego de cartas coleccionable llamado Magic: The Gathering que hizo las delicias de los jóvenes de la época, que contribuyó a que muchas personas se dejaran la paga en sobres y en cartas sueltas en las tiendas especializadas -a cuyos sótanos acudían a jugar cada fin de semana. Historia personal- y que hizo un daño importante a la industria de los juegos de rol pero eso es otro tema.
26 años después, su éxito continúa vigente y no han sido pocos los que han intentado replicarlo con juegos de corte similar. De la misma manera, son varias las ocasiones en las que se ha querido trasladar esta fórmula al mundo del videojuego, bien con adaptaciones del propio Magic (la primera en 1997), bien creando otras franquicias. Algunas con presencia tanto en formato físico como en digital, como por ejemplo la saga Yu-Gi-Oh.
En los últimos años juegos como Hearthstone o Gwent, ambientados en el universo Warcraft y The Witcher respectivamente, han basado su línea de negocio en lo puramente digital. Existen otros títulos que han integrado la mecánica de los juegos de cartas como una más dentro de su desarrollo, por ejemplo Kingdom Hearts: Chain of memories (GameBoy Advance) el reciente Dragonball Heroes: World Mission o el próximo Slay the Spyre que la combina con el género roguelike.
Y en esa línea está SteamWorld Quest: Hand of Gilgamech, nueva iteración del universo SteamWorld que tan buenos ratos ha dejado tanto en Nintendo 3DS como recientemente en Switch con SteamWorld Dig 2 (aquí su análisis) o SteamWorld Heist: Ultimate Edition (también analizado en NextN). En esta ocasión Image & Form combina el RPG con los juegos de cartas y la mezcla no podía salir mejor.
Héroes en prácticas
El juego nos traslada a una versión medieval del universo SteamWorld donde conoceremos a tres aspirantes a héroes: Armilly, Copernica y Galleo que tendrán que hacer frente a las fuerzas del mal, al llamado Ejército del Vacío para salvar su mundo de la oscuridad. Una historia de lo más típica que podría haber sido ideada por cualquier máster novato de Dungeons & Dragons. El «picante» lo añaden, por un lado, el carisma de los protagonistas con diálogos cargados de humor, y por el otro, la forma de combatir con los enemigos: las cartas.
Cada personaje cuenta con un mazo de 8 cartas (representadas como tarjetas perforadas de ordenador) divididas en tres tipos: ataques, mejoras y habilidades. Los combates son por turnos, al más puro estilo Final Fantasy y en cada asalto se juega una carta por personaje antes de que actúen los enemigos.
Las cartas de ataque o mejora no tienen coste pero las de habilidades, más poderosas, sí. ¿Como se paga ese coste? Con puntos de presión de vapor. Cada vez que se utiliza una carta de ataque o mejora, las gratuitas, se gana un punto de presión de vapor que puede utilizarse para pagar el uso de las cartas de habilidades. Esos puntos van a una reserva común y cualquiera de los integrantes del equipo puede usarlos.
Además, si se utilizan tres cartas de un mismo personaje seguidas se desencadena una habilidad especial, una carta adicional que viene determinada por el arma que lleve equipada en ese momento. Y poco más. Empezamos con una mano de seis cartas que se repone tras cada asalto. Además, se puedes descartar hasta dos (por defecto) y robar inmediatamente si nos hace falta. Así se le da movimiento al mazo, una de las preocupaciones de cualquier aficionado a los juegos de cartas de este estilo.
Preparando la estrategia
¿Se necesita haber jugando antes a este tipo de juegos para aprender a manejar SteamWorld Quest? Para nada. El reglamento no solo es sencillo e intuitivo sino que además no faltan tutoriales durante todo el transcurso de la aventura para que nadie se quede atrás.
La complicación o la gracia está en personalizar tu propio mazo. A lo largo de la historia obtendremos cartas para todos los personajes además de las que podamos crear en el puesto de la comerciante (a la que podremos comprar armas, accesorios y consumibles). En total hay más de 100 cartas para todos los personajes y nos tocará elegir las que mejor se adecúen a la estrategia que queramos llevar o a los enemigos a los que nos enfrentemos.
Porque habrá ocasiones en las que, tras haber perdido un combate ante el jefe de turno y volver al último punto de guardado (representados por estatuas a lo largo de la aventura) nos tocará reconstruir el mazo para plantarles cara. Si es débil contra el daño elemental -fuego, por ejemplo- seleccionaremos cartas que hagan daño basado en ese elemento; si no somos rival porque el enemigo usa muchos ataques basados en estados alterados -por ejemplo veneno- tendremos que buscar en la colección y en el equipo recursos para repelerlos.
Además, como viene siendo habitual en este tipo de juegos contamos con un completo bestiario con entradas para todos los enemigos a los que nos enfrentemos donde también podremos consultar sus debilidades y fortalezas que tendremos que tener en cuenta a la hora de prepararnos para la batalla.
El juego consta de tres niveles de dificultad que incrementan la dureza de las batallas. A eso tenemos que añadir el poder de los enemigos que crecerá a medida que avancemos en la aventura (Si tenemos un nivel alto y repetimos alguno de los primeros capítulos será un paseo militar y apenas obtendremos PX tras los combates).
¿Juego de rol?
SteamWorld Quest: Hand of Gilgamech se define como un juego de rol aunque en esa faceta peca de bastante escasez. Sí, podemos equipar a los personajes con distintas armas y accesorios y sí, suben de nivel a medida que reciben puntos de experiencia tras eliminar enemigos. Cualquiera de esos elementos valdría para calificarlo como juego de rol según los estándares del mundo del videojuego aunque aún haya quien se tire de los pelos al enmarcar en el género a la saga Diablo.
El problema está en que esos aspectos son bastante pobres. Lo importante es la mecánica como juego de cartas pero todo lo demás es casi anecdótico. La aventura, a pesar de tener un guion típico pero divertido es muy dirigida. No se nos ofrece la posibilidad de tomar decisiones en ningún momento y aunque existe la oportunidad de explorar parte de los escenarios tampoco es un requisito fundamental para avanzar en la historia.
Los escenarios se muestra en perspectiva 2D en los que los personajes se mueven en scroll horizontal hasta que tiene lugar el combate con los enemigos. Recuerda más a juegos beat ‘em up que a una aventura rolera. Y sí, hay algunas áreas ocultas donde conseguir cofres con oro, consumibles o nuevas cartas, pero SteamWorld Quest brilla en los combates, en el juego de cartas, que es muy adictivo. Como juego de rol no ofrece mucho más.
Aún con todo la historia engancha, por como esta escrita y por que los personajes son tan divertidos y carismáticos que empatizas con ellos y tienes ganas de ver como trascurre la aventura. Es inevitable que personajes como Armilly, por ejemplo, nos generen ternura o que nos riamos con la enésima discusión de Copernica con Galleo. Hay más personajes, pero los iremos descubriendo conforme avanza el argumento.
¿Es rebonico? Es rebonico
Además de por sus mecánicas el juego entra por los ojos. Los escenarios y los personajes, dibujados a mano, son una maravilla. También el diseño, tanto de los protagonistas como de los enemigos son geniales, aunque en el caso de los antagonistas a veces los se repiten con distintos colores. No ocurre así con algunos de los enemigos principales, que tienen un diseño tan cuidado como el de los propios protagonistas.
Esto se traslada también a las ilustraciones de los naipes, también muy llamativas, tanto en los dibujos como en los iconos que nos hacen entender los efectos principales de cada carta (aunque en ocasiones tendremos que recurrir a la ayuda para conocer los efectos completos). Desde luego en su apartado estético es un título que cumple con creces.
Lo mismo ocurre con la música, destacando sobre todo los temas de las fases de combate. Estas piezas se repiten a lo largo del juego pero a medida que encontramos a jefes más poderosos durante la aventura va variando y en las últimas acometidas del juego es simplemente espectacular.
Respecto al sonido el juego no esta doblado como tal, los protagonistas hablan con su propio idioma (similar al lo que encontramos en los Animal Crossing) aunque sí está totalmente traducido al castellano, incluso con alguna localización de expresiones que sorprende pero no incomoda por lo puntual.
¿Echamos otra?
Como en las anteriores aventuras en el universo Steamworld no nos encontramos ante un juego demasiado largo. La historia puede completarse en menos de 20 horas y eso intentando dedicarse a encontrar todas las áreas ocultas en el mapeado. Porque esa es una de las maneras de dotarlo de rejugabilidad, repetir (lo podemos hacer en cualquier momento) los capítulos para localizar el 100% de los tesoros del escenario.
Hacerlo nos permitirá ayudar a completar la colección de cartas, bien porque se encuentren en esos cofres del tesoro, bien porque consigamos materiales para poder crear cartas nuevas. Eso y un elemento más que descubriremos a medida que avanza la historia servirán para alargar la vida del título algunas horas más.
Sin embargo no existen muchos más desafíos que nos permitan hacer uso de la amplia colección de cartas y de posibilidades que nos brinda la construcción de mazos, lo cual es una pena. Quizá no habría sido mala idea incluir algún modo en el que se pudiera repetir la historia a mayor dificultad con toda esa colección equipada, una especie de «Juego +» o algo equivalente.
En cualquier caso, su «corta» duración, para los estándares del género (últimamente nos volvemos locos si consideramos corto un juego de unas 20 horas), puede llegar a ser una ventaja.
SteamWorld Quest: Hand of Gilgamech
Mecánicas y estética son los puntos fuertes y lo que hacen que se trate de un título de lo más recomendable. Sin embargo, a pesar de su etiqueta de «juego de rol», los elementos que lo acercan al género son flojos. El conjunto se mantiene porque la idea es buena, porque el sistema funciona y porque al tener una duración comedida no se hace repetitivo. Si antes apuntábamos que su corta duración podría ser una ventaja es porque, a la larga, esta mecánica sin nada más que ofrecer -para lo que se espera de un RPG- puede hacerse tediosa.
Sin embargo, para una persona ‘enferma’ de las combinaciones de cartas y la personalización de mazos, las posibilidades de SteamWorld Quest se hacen, por contra, escasas a largo plazo. Es un buen sustitutivo y todo encaja perfectamente pero quizá no es el tipo de juego que esa persona esta buscando o el que Image & Form ha querido hacer.
SteamWorld Quest: Hand of Gilgamech nos ofrece una mezcla que funciona de forma brillante. La mecánica de juego de cartas es la excusa perfecta para engancharse a este rpg y le ayuda a innovar en un género sobreexplotado. Dota al título de una personalidad propia, de un «algo más» que, junto al carisma de sus personajes y el humor de su historia, son ya marca de la casa del estudio sueco.
Hemos realizado el análisis de SteamWorld Quest: Hand of Gilgamech para Nintendo Switch gracias a un código de descarga proporcionado por Image & Form.
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