Cuando toca hablar de estrategia táctica por turnos en las consolas de Nintendo, o bien se te viene a la mente Fire Emblem o bien te acuerdas de Advance Wars. Sin embargo este pensamiento poco a poco empieza a cambiar, gracias a los tan queridos indies. Prueba de ello está en el excelente Into the Breach. Siguiendo su camino nos llega el próximo 1 de febrero Wargroove, de la mano de Chucklefish. Un título que no se limita a copiar a sus mayores, sino que quiere aportar su granito de arena al género, reinterpretándolo y añadiendo nuevas mecánicas a una fórmula muy bien establecida y limitada. ¿Estará a la altura de los mejores juegos de estrategia táctica por turnos? ¡Descúbrelo en este análisis!
Aún te queda mucho por aprender mi joven aprendiz
Wargroove nos presenta batallas tácticas sobre un tablero con diversos elementos donde tenemos que mover a nuestras unidades de forma que consigamos cumplir los objetivos necesarios para alzarnos con la victoria. Todo bien hasta aquí. El núcleo duro de la jugabilidad de un RPG táctico siempre el mismo. Desde aquí, pasando por todas las capas del juego, hasta la superficie es donde veremos qué es lo que hace distinto al título.
La jugabilidad de Wargroove se diferencia de otros juegos en cuanto a la variedad de clases y a la duración de las partidas. Para empezar, en cada partida estamos al mando de un ejército, donde encarnamos como mínimo a uno de los 12 comandantes disponibles en el juego, los cuales pueden cargar un movimiento especial, o groove, que puede desatar diversas magias según el personaje. Dada nuestra regia posición bélica, somos la unidad más poderosa en batalla, solo igualados por el comandante enemigo, y por tanto la más importante. Tan importante que si nuestro comandante es derrotado en combate, perdemos la partida. Esto aporta una capa de riesgo-recompensa. ¿Nos arriesgamos a atacar con nuestro comandante exponiéndolo a los envites enemigos? ¿O vamos sobre seguro avanzando con nuestras tropas primero?
La cosa es que nuestro comandante no es la única unidad sobre el terreno. ¡Ni mucho menos! La variedad de tropas a nuestra disposición es abrumadora. Tenemos desde los típicos espadachines y lanceros, pasando por perros de caza y tritones, llegando hasta brujas y dragones. ¡Incluso hasta podemos reclutar gigantescos gólems! Los 12 comandantes están divididos en 4 facciones, teniendo cada facción unos sprites determinados para cada unidad de su ejército. Por ejemplo, mientras que el ejército de la facción de Guíndal tiene arpías, la facción de Macabria tiene vampiros; cada uno con sus propios diseños pero con las mismas funciones y capacidades en batalla.
A diferencia de otros títulos tácticos, en Wargroove cuando nuestras unidades atacan al rival siempre aciertan. No hay que estar atentos a porcentajes de acierto, sino a porcentajes de daño, ya que por cada ataque que hacemos, la unidad contraria, si puede, que por norma general así es, nos devuelve el golpe; y cuanta menos energía le quede a nuestra unidad más débil será, tanto para atacar como para defenderse. La otra gran diferencia es la duración de las partidas, y es que cada fase se alarga más de media hora, como mínimo, llegando a durar una partida normal en torno a 45 minutos. En Wargroove no perdemos para siempre a una unidad cuando esta sea derrotada en combate, ahora veremos el por qué, pero existe una gran penalización al perder la partida ya que estas requieren de mucho tiempo y repetirlas de nuevo de principio a fin es un castigo bastante severo.
Como bien he dicho, las partidas son bastante largas. Esto es así porque independientemente de nuestro objetivo, en batalla contamos con un marcado aspecto RPG de gestión de recursos, en este caso gestión del oro. Dicho material lo vamos obteniendo poco a poco en cada turno según los fuertes que tenga nuestro ejército. Es algo así como el impuesto que cobramos al pueblo por su protección. Y podemos usarlo para reclutar nuevas tropas desde nuestro cuartel general. Cada unidad tiene un precio de contratación distinto así que tenemos que decidir qué unidad queremos traer al campo de batalla, sacrificando la elección de otras unidades a cambio de nuestra decisión (y nuestro oro). Y ojo que estas decisiones no son exclusiva nuestra. El ejército rival también puede reclutar a nuevos soldados así como conquistar nuevos fuertes con los que financiarse. Al final los combates tienen bastante de guerra de desgaste.
Todo esto no cae en saco roto, y es que desde Chucklefish han potenciado todos estos elementos con un sobresaliente diseño de niveles y una dificultad altísima. En cada partida te sientes entre la espada y la pared; notas la tensión; eres consciente de la gravedad de hasta la más insignificante de las decisiones; estás en una guerra, y todo error se paga muy caro. Bien es cierto que desde el menú puedes ajustar la dificultad del juego, pero hacerla más difícil no te aporta ningún beneficio, más allá del desafío extra, y reducirla le quita la gracia, además de limitar nuestras recompensas tras la justa.
¡Ya estás perdido!
Wargroove cuenta con una gran variedad de modos de juego. Si decidimos jugar en solitario tenemos hasta tres modos de juego. El modo campaña nos cuenta las motivaciones de cada facción, así como nos presenta a los distintos comandantes del juego. Al contrario de muchos modos historia de la actualidad, la campaña de Wargroove no se siente como un tutorial. Nos aprieta las tuercas desde el segundo tutorial. Y una vez estos se acaban, no tarda nada en darte de palos. Es muy desafiante y divertido. Según vamos progresando en la campaña, se pueden desbloquear dos nuevos modos de juego: arcade y puzle. El modo arcade nos presenta una serie de enfrentamientos entre los distintos generales del título de dificultad progresiva. Lo que viene siendo un arcade de toda la vida. Podemos seleccionar en este modo hasta tres niveles de dificultad: fácil, normal y difícil; y si, la dificultad fácil no tiene nada de ella. Debería llamarse «No tan exageradamente difícil». Para jugar a este modo con todos los comandantes, tenemos que desbloquearlos previamente en el modo campaña. Y por último tenemos el modo puzle, donde se nos presentan una serie de desafíos que tenemos que completar en un solo turno. ¿He mencionado ya que el juego es bastante complicado?
En cuanto al modo multijugador, podemos jugar hasta con cuatro personas de forma local u online. Podemos personalizar al máximo la partida que vayamos a jugar seleccionando el mapa, si hay IA rival, el número de fuertes, la climatología del terreno, el número de ingresos percibidos por turno, etc. Nuestra partida, nuestras normas. En el momento en que hemos escrito nuestro análisis no hemos podido probar qué tal funciona el modo online, tan solo podemos deciros en este aspecto que se puede organizar tus propias partidas, así como buscar las creadas por otra persona, ya sea aleatoriamente a través de matchmaking o mediante el código de la partida creada.
Veamos ahora lo que sin duda es uno de los principales atractivos de Wargroove: su editor de mapas. Los desarrolladores ponen a nuestra disposición un potentísimo editor con el que podemos crear no solo los niveles que queramos, sino también nuestras propias campañas (¿Alguien exclamó fanfictions?). Podemos crear mapas de un tamaño bárbaro, disponer los elementos del escenario de la forma que queramos, crear eventos con sus propias animaciones y cinemáticas, y mucho más. ¡La imaginación al poder! Sin embargo, el editor es tan completo que llega a agobiar. La única pega de este modo es que nos sueltan en ello sin ayuda de ningún tipo. Los tutoriales se limitan a pequeños cuadros de información sobre qué es cada cosa. Hay que dedicarle muchísimas horas para sacarle un buen provecho.
En cuanto a la opción de compartir podemos subir a internet nuestros niveles y campañas, así como descargar los de la comunidad. Una comunidad que incluyen a los propietarios del juego en sus versiones de Nintendo Switch, Xbox One y PC, ya que Wargroove incluye cross-play entre dichas plataformas tanto para poder compartir niveles como para echar partidas online. Eso sí, mientras que para esta opción no necesitamos una suscripción a Nintendo Switch Online, si queremos jugar en el modo multijugador en línea, tener dicha suscripción se convierte en requisito imprescindible.
Para poder jugar al contenido compartido por la comunidad tenemos que ir al modo de juego que abarque dicho contenido y seleccionarlo desde allí. Un ejemplo: Si descargamos una campaña, tenemos que ir al modo campaña de un jugador para poder elegirlo para jugarlo. Y volviendo al tema de las campañas de la comunidad. Tened en cuenta que los diálogos de las cinemáticas están en el idioma que su creador las haya escrito. Si el autor ha escrito su guión en inglés, los cuadros de textos aparecen en dicho idioma, aunque el resto de texto están en el idioma que hayáis seleccionado para jugar.
Encarando el final del análisis toca hablar de los extras de Wargroove, y es que a pesar de ofrecernos multitud de contenido a gusto del jugador el título no para. Los extras del juego nos permiten acceder a las músicas del título, a información muy detallada sobre sus personajes y a ilustraciones del juego. Eso sí, no todo en esta vida es regalado. Tenemos que desbloquear la mayoría de estos contenidos superando las pruebas que nos indiquen, ya sea completar el arcade de X personaje en una dificultad determinada, o conseguir un número determinado de estrellas en la campaña, por ejemplo. Tenemos contenido a desbloquear para aburrir.
Por último, en cuanto al apartado técnico y sonoro, Wargroove hace gala de un pixel-art realmente trabajado y maravilloso, y unas animaciones espléndidas en combate, aunque de las cuáles nos podemos llegar a cansar; y una banda sonora bastante correcta para la ocasión. El juego rinde a unos rocosos 60 frames por segundo y con la máxima calidad de imagen que permite Nintendo Switch en todos sus modos de juego.
Wargroove – La Estrategia es poderosa en ti
Wargroove ha venido para plantearse como un referente a tener muy en cuenta, tanto a nivel de gameplay como de contenido que ofrece al jugador. Un título que puede llegar a prolongarse todo el tiempo que queramos gracias a la duración de sus partidas, su cantidad de modos de juego y su editor de mapas. Hubiera estado genial que hubieran puesto un tutorial para el editor y que los personajes fuesen algo más carismáticos, pero salvando esos puntos, no se puede hacer otra cosa que quitarse el sombrero ante el título. Si te gusta la estrategia táctica por turnos, te apasiona el pixel-art, te van los retos más difíciles y tienes mucha paciencia (o en su defecto una garantía o un seguro sobre tu Nintendo Switch) Wargroove ha llegado a tu vida para quedarse.
Este análisis ha sido realizado gracias a un código de descarga de Wargroove para Nintendo Switch proporcionado por Chucklefish.
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