Mi relación con la serie Xenoblade Chronicles no ha sido sencilla. No he jugado al original de Wii y cuando sacaron para Wii U el spin-off Xenoblade Chronicles X me lancé sin dudarlo. Me atraía con mucha fuerza, pero, nunca logré hacerme con él y me quedé en el capítulo 1. Ahí está, en una estantería esperando a que algún día vuelva a Nueva Los Ángeles y disfrute de lo que puede ofrecer, un día que estoy seguro que llegará. Como veis, podría parecer que no me gusta la saga. Pues bien, cuando se anunció Xenoblade Chronicles 2 (aquí podéis ojear nuestro análisis) durante el Nintendo Direct del E3 de 2017 sentí lo mismo que cuando supe de la existencia de Xenoblade Chronicles X. Yo quería jugar a ese juego, me llamaba mucho la atención. Sabía que mis precedentes con la saga no habían sido buenos, pero me prometí a mí mismo que esta vez completaría el juego, que al ser Nintendo Switch una consola portátil, no tendría excusa para no jugarlo. Me conquistó. Xenoblade Chronicles 2 es uno de los juegos favoritos de toda mi vida. Y hoy os traigo el análisis del que yo considero que es su broche de oro: Xenoblade Chronicles 2: Torna – The Golden Country.
Una carta de amor para el fan
Xenoblade Chronicles 2: Torna – The Golden Country se sitúa cronológicamente 500 años antes de los hechos ocurridos durante el juego principal. Esta vez no somos el piloto de la Égida, sino que vivimos la historia a través de los ojos de Lora, Raura en la versión original, y Jin, Shin en japonés, una piloto de Torna y su blade que trabajan como mercenarios al servicio del mejor postor. Ellos conocen al piloto de la Égida Mythra, Addam, y se ven embarcados en un viaje cuyo destino consiste en derrotar a Mahlos, el Égida que está provocando muerte y destrucción a su paso por Alrest.
Al funcionar este juego como una precuela, la mayoría de jugadores habrán jugado a la aventura original, a pesar de que la expansión puede adquirirse por separado en físico y jugarse sin necesidad de tener Xenoblade Chronicles 2; y de este detalle el juego es plenamente consciente. Sabe que conocemos la historia a grandes rasgos, que el destino de la mayoría de los personajes principales no nos es desconocido, y es por eso que la historia no busca giros de guión sorprendentes ni inesperados. Busca conseguir lo que ya demostró en el juego original: emocionar. Y lo consigue, vaya si lo consigue.
Dicho esto hay un detalle muy importante que conviene señalar: no vayáis directamente a este título. Para disfrutar plenamente de todo lo que ofrece es mejor haber pasado primero por el título en el que se basa esta precuela. Xenoblade Chronicles 2: Torna – The Golden Country está pensado para ser jugado después de Xenoblade Chronicles 2, para que aquellos que disfrutaron con el juego original sigan disfrutando en Alrest conociendo de primera mano lo que sucedió en La Batalla de las Égidas. No olvidemos que aunque se pueda jugar de forma independiente, nos encontramos ante una expansión del juego base. Durante la historia que se nos cuenta se hacen alusiones a los jugadores que disfrutaron del original y esto puede arruinar parte de la experiencia de Xenoblade Chronicles 2 a quienes no vengan de ahí. Aunque cueste más dinero el juego base, jugadlo antes que el título que concierne este análisis. Por favor, tened esto muy en cuenta.
Todo tiene un sentido
A pesar de que Xenoblade Chronicles 2: Torna – The Golden Country es una expansión de Xenoblade Chronicles 2, este presenta un sistema de combate diferente. Es similar al visto en el título original, pero se le ha dado una vuelta de tuerca para hacerlo distinto y algo más accesible. Mientras que en la aventura original cada personaje llevaba consigo a tres Blades, que nos servían de apoyo otorgándonos sus poderes y armas para que su piloto las emplease a fondo, en Torna esto no es así. En el juego original Piloto y Blade pelean en armonía, el Blade canaliza y transmite su poder a su piloto y este lo administra y emplea en combate. Sin embargo, la forma de combatir de un Piloto con su Blade no siempre fue así. Hace 500 años los Pilotos y Blades luchaban juntos pero cada uno de forma independiente, no había transmisión de energía, luchaban a la vez, codo con codo en el fragor de la batalla. Esto se transmite al nuevo sistema de combate.
En combate controlamos personalmente tanto al Piloto como a los Blades, y solo tenemos a dos Blades por Piloto. Lora está acompañada de Jin y Haze, Addam viene de la mano de Mythra y Cole, y Hugo cuenta con Brighid y Egeón. Como veis, en la práctica tenemos tres variantes por personaje, por lo que tampoco nos hemos alejado tanto de la jugabilidad primigenia. Partimos en combate, aunque se puede personalizar a nuestro gusto, con nuestro Piloto, peleando mano a mano con uno de sus Blades. Tenemos una barra que cuando se llena nos permite cambiar de Blade. El resto viene a jugarse igual que Xenoblade Chronicles 2 con tres excepciones:
- Cuando cambiamos de Piloto a Blade, o viceversa, este ejecuta un ataque que puede provocar algún estado al rival como es la desprotección o la tunda.
- El Piloto o el Blade que está en la retaguardia esperando a ser utilizado va ejecutando ataques automáticos, es decir, tenemos un combatiente extra por piloto en combate.
- Ahora se pueden hacer combos de Blades adicionales a los que había en el juego original, que reciben el nombre de «Fuego II», «Hielo II», «Oscuridad III» según el elemento utilizado y su orden dentro de la cadena.
Estas novedades hacen que el sistema de combate se sienta fresco y nuevo pero en el fondo es muy similar a lo ya visto en la aventura base, por lo que peleamos de forma muy parecida. En conclusión, la jugabilidad se erige como una de las mayores virtudes de este título.
Por otro lado, en esta expansión se ha añadido un nuevo sistema llamado «Prestigio», con el que se mide nuestra popularidad entre la población de los titanes que visitamos y nos sirve para saber el número de personas que hemos conocido en nuestro viaje y con quién tenemos misiones pendientes o dónde se inician. Son en las misiones secundarias del juego donde reside uno de sus mayores defectos: tenemos que hacer muchas de estas misiones para progresar en la historia. Personalmente, a pesar de hacer cada encomienda conforme me ha ido apareciendo, el juego me ha puesto el freno en la historia para que me ganase unos dinerillos haciendo de recadero. Esto se trata de una decisión extraña. Aunque la aventura principal dure menos sin obligarte a hacer esas misiones, como están ahí a quien le haya gustado el juego se irá a hacerlas; es más, estas misiones están muy trabajadas y realizarlas acaba siendo muy satisfactorio, no solo tienen un argumento detrás sino que cuentan detalles de los personajes que no son tratados en la trama principal. Sin embargo, que en el clímax te obliguen a hacer durante unas horas estas misiones no tiene sentido. Es cierto que al principio esto no me gustó nada, pero en cuanto iba realizándolas acabé por perdonar a los chicos de Monolith Soft dada la calidad de las mismas. No obstante, es probable que a muchos jugadores esta decisión no les guste ni una pizca. Ni antes ni después del parón en la historia.
Caminando entre titanes
Xenoblade Chronicles 2: Torna – The Golden Country se ha hecho con un nuevo motor gráfico. El juego se ve ligeramente mejor que Xenoblade Chronicles 2. Tiene unos paisajes majestuosos y maravillosos, que hacen que, por ejemplo, den ganas de irse a una punta de Gormott solamente a ver el atardecer. El estilo artístico y los mapeados son envidiables. Su distancia de dibujado es impresionante y no aparecen elementos de repente cerca de ti en ningún momento. Sin embargo, cuando hacemos un viaje rápido, entre titanes o entre zonas artísticamente diferentes, pasa un tiempo hasta que las texturas cargan del todo. Son unos pocos segundos y es un detallito, pero es un detallito muy feo en un juego que desborda belleza por sus cuatro costados.
En cuanto a las diferencias entre el modo portátil y el modo sobremesa siguen la misma línea que la aventura principal. Es cierto que en modo portátil se puede ver un poco pixelado pero se sigue jugando igual que en sobremesa y a no ser que os pongáis la pantalla muy cerca de la cara, cuidado con la vista si hacéis eso con los videojuegos, no supone ningún impedimento para seguir disfrutando del juego. En cuanto al modo sobremesa, el título, sin llegar nunca a los 1080p de resolución, luce espectacular. Toda una alegría para nuestros ojos.
En relación a la banda sonora, nos encontramos con la misma que nos enamoró en Xenoblade Chronicles 2, además de reinterpretaciones de algunos de dichos temas y otras canciones completamente nuevas compuestas para la ocasión, presentando un tono más maduro acorde a la historia, donde predominan sobretodo los instrumentos acústicos.
Xenoblade Chronicles 2: Torna – The Golden Country – Un Cierre Dorado
Xenoblade Chronicles 2: Torna – The Golden Country supone el broche de oro a la aventura por Alrest que empezamos a disfrutar desde que el año pasado publicaron Xenoblade Chronicles 2. Esta precuela nos propone vivir y disfrutar de una historia conocida a grandes rasgos por quienes jugamos al título base con un nuevo sistema de combate, similar al anterior en cuanto a forma y diversión, en un nuevo entorno cargado de sentimientos y emociones. Toda una experiencia que, si somos capaces de perdonarle sus escasos fallos, nos hace vivir una aventura emocionante, muy divertida y extremadamente emotiva.
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