Bienvenidos a «Hablando de…», la nueva sección de NextN donde daremos a conocer un poco a las grandes personas que están detrás de Nintendo, tanto pasados como presentes. Personas que han aportado su grano de arena para hacer a esta compañía una de la más grandes en todo el mundo y un referente dentro de la industria del videojuego. En esta ocasión, vamos a hablar de alguien que no es el más antiguo en la casa donde se lleva a cabo esta magia japonesa, pero sí uno de los más conocidos. Esta semana hablaremos sobre Shigeru Miyamoto, el padre de los mayores iconos de la gran N.
Una infancia que marcó sus éxitos
Nacido en 1952, Shigeru Miyamoto fue un niño con una gran inquietud por la pintura y con un gran espíritu aventurero, su curiosidad fue uno de los elementos que logró dar vida a una de las sagas más conocidas de Nintendo, The Legend of Zelda, cuya idea proviene de esa infancia en la que se aventuraba a explorar lugares como una cueva que se encontraba cerca de su casa. Pero no todo acabó ahí, y es que el famoso y querido por muchos, Chomp Cadenas, está inspirado en un perro que poseía un vecino al que le tenía pánico y que siempre estaba encadenado.
A los 18 años decidió cursar los estudios universitarios de Diseño Industrial y, una vez logró finalizar su etapa universitaria, quiso trabajar en la industria juguetera, aunque también llegó a barajar a posibilidad de ser dibujante de Manga. Finalmente, cumplió su primer cometido y entró en la industria juguetera a los 24 años tras conocer a Hiroshi Yamauchi, gracias a que su padre era amigo del presidente de Nintendo. Su primer trabajo consistió en decorar los laterales de las máquinas recreativas y, gracias a su talento, acabó ascendiendo a diseñador, pudiendo así dibujar lo que él quisiera… Hasta que un día le llegó su gran oportunidad
Miyamoto y el Gorila Tonto
Durante un tiempo, Miyamoto estuvo ayudando a Nintendo con sus primera máquinas arcade, pero fue debido a un fracaso de la gran N cuando le llegó su momento. A comienzos de los años 80 del siglo XX, Nintendo decidió apostar todo lo que tenía a un arcade totalmente innovador para la época, Radar Scope, sin embargo resultó ser un gran fracaso. Tras semejante descalabro y casi en la ruina, Yamauchi decidió darle total libertad a Miyamoto para reconvertir esas máquinas en otro juego, por lo que la mente creativa de Miyamoto comenzó a barajar todas las posibilidades que pudiera tener.
Cuenta la leyenda que Nintendo poseía los derechos de Popeye, por lo que decidió hacer un arcade con esa temática, el problema surgió cuando perdieron estos derechos, por lo que se decidió por cambiar a los personajes, a Brutus lo transformó en un gorila, a Popeye en un carpintero y a Olivia en una damisela en peligro (todo esto, dicen, inspirado en King Kong). Una de las anécdotas más conocidas proviene con respecto a esta propuesta proviene del nombre de esta máquina. Todo surgió por un malentendido a la hora de registrar el nombre en Estados Unidos, ya que confundieron el nombre que originalmente quiso poner Miyamoto, Monkey Kong, y lo registraron como Donkey Kong. Al diseñador japonés le hizo tanta gracia ese nombre (Donkey en inglés significa burro o tonto) que al final se quedó como «El Mono Tonto».
Al final, esta máquina arcade resultó ser un gran éxito, y este fue el comienzo de una increíble carrera como diseñador de videojuegos dentro de Nintendo.
Del gorila a la leyenda
Como bien ya habíamos dicho, la creación de Donkey Kong fue el punto de partida para todas las grandes obras que más tarde tuvo la oportunidad de crear, personajes y sagas que han poblado el universo de Nintendo y que ya son reconocidos a nivel mundial. Su criatura más conocida por todo el mundo es sin duda Mario, que nació junto a Donkey Kong en esa gran maquina arcade que tan famoso le hizo. Originalmente nombrado como Jumpman, el personajillo con bigote se transformó en el que ahora conocemos gracias a una graciosa coincidencia, y es que se decía que el propietario de las antiguas oficinas de Nintendo en América, Mario Segale, se parecía mucho a nuestro bigotudo héroe, por lo que fue bautizado como tal.
Miyamoto, no contento con haber utilizado a nuestro amigo fontanero para lograr intentar salvar a la joven Pauline, decidió crear un juego donde él iba a ser el protagonista absoluto, junto a su hermano Luigi. Este juego llamado Mario Bros. fue el inicio del extenso y vivo universo de Super Mario. En él, nuestros protagonistas debían evitar que el alcantarillado de Nueva York fuera invadido por unas malvadas criaturas que habían aparecido.
Pero fue con el nacimiento de Famicom/Nintendo Entertainment System (NES) cuando nuestro genio japones realizó sus mayores aportaciones al mundo de los videojuegos, desde la producción de clásicos atemporales como Duck Hunt o Ice Climbers, hasta el desarrollo de Super Mario Bros. Aunque su obra más titánica para la época fue sin duda The Legend of Zelda, un juego de aventuras y exploración plagado de acertijos y puzles que mantenían al jugador enganchada a su gran historia, un título que según ha explicado muchas veces está basado en su experiencia, ya que de joven le gustaba explorar las cuevas y los bosques que había cerca de su casa.
Miyamoto también ha recibido gran cantidad de premios no sólo por sus creaciones si no también por filosofía de no usar la violencia explícita en su obra, una obra repleta de aventuras, acción y magia que es apta para toda la familia. Uno de los últimos premios recibidos fue el Premio Príncipe de Asturias en Comunicación y Desarrollo, como una de las personas más relevantes en la industria de los videojuegos, siendo así la primera persona en recibir tal galardón en su campo.
¿Quién no conoce o ha jugado a Mario? ¿Quién no ha disfrutado y se ha perdido explorando Hyrule en The Legend of Zelda? Todo esto y mucho más se lo debemos al gran Shigeru Miyamoto.
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