En el blog de The Game Bakers, Emerich Thoa, director creativo de Furi, comentaba en su momento cómo el concepto de hacer un juego basado únicamente en duelos contra enemigos similares a al personaje manejado por el jugador era la clase de proyecto que llevaba años soñando hacer. Al final ese juego de ensueño se cristalizó en Furi, un título repleto de combates contra jefes, que mezcla las mecánicas del SHRUMP con las del Hack & Slash y que, finalmente, llega a Nintendo Switch. ¿Cuánto vale la libertad?
No necesitas saber nada, tan solo lucha, sobrevive y vence al rival
«Mata al carcelero y serás libre». Ese es el mantra que desde el principio al final se nos repite continuamente por parte de nuestro compañero vestido de conejo. Es este compañero el que nos ayuda a escapar de la celda en la que nos encontramos y el que nos va explicando a medida que avanza el juego el trasfondo del mundo en el que nos encontramos.
Nada más de salir de la habitación nos encontramos con el carcelero, con el cual tenemos el primer duelo, el primero de una serie de enfrentamientos muy exigentes que ponen a prueba la capacidad de reacción del jugador. Cada combate tiene sus respectivos asaltos e iremos alternando entre dos formas de combatir. La primera se trata de un combate a distancia, con un movimiento más libre donde el intercambio y la esquiva de disparos cobra más importancia que el cuerpo a cuerpo, sin dejar de tener éste su importancia.
Una vez vaciada la primera barra de energía del enemigo, entra en juego el combate de proximidad, donde los espadazos, esquivas, contraataques y parrys (realizando éstos ganamos un poco de vida o un contraataque especial si lo hacemos en el último momento) son los que se llevan todos los focos. Merece la pena comentar que la esquiva puede cargarse dejando pulsado el botón, lo cual se traduce en que no es instantánea y se realiza al soltar el botón, requiriendo de un poco de aprendizaje para usarla bien.
Si superamos ambos asaltos recuperamos una barra de vida, si caemos en el intento, es el enemigo quien se regenera y tenemos que repetir esa fase del combate. Con esto se consigue que podamos seguir aprendiendo los movimientos del enemigo y cómo contestarlos sin la necesidad de recrear el combate completamente desde el inicio, buscando esa perfección y conocer el rival para ir superándolo poco a poco. Con cada asalto ganado los enemigos se vuelven más furiosos, agilizan sus sentidos y se vuelven más agresivos. De esta forma se crea una tensión en el jugador, en el ambiente, entre los dos contrincantes que se alarga a medidas que las barras de energía van subiendo y bajando. Gran parte de la culpa de la tensión es de la banda sonora del juego que transmite y logra que alcancemos ese estado de concentración necesario que piden los enfrentamientos.
Y tras la tensión toca un paseo hasta la siguiente arena de combate. Un paseo automático, contemplativo, que nos enseña el increíble trabajo artístico del juego tanto en escenarios como en personajes, diseñados por Takashi Okazaki (Afro Samurai). Pero también son paseos de conocimiento. De camino a cada rival, nuestro enigmático compañero furry nos va narrando pequeñas pinceladas de lo que ha pasado en el mundo e información acerca de nuestro siguiente oponente. Algo similar a lo que ocurre en la saga No More Heroes justo antes de llegar al jefe, cuando nos llamaba Sylvia a través del Wiimote.
Furi puede ser bastante difícil a veces con algunos jefes (y despiadado en la dificultad «furiosa» que se desbloquea al completar la historia), pero también sabe recompensar a los jugadores que prueban cosas más allá de lo que se explica en los primeros minutos del juego. El descubrir mecánicas ocultas o secretos en los escenarios es algo que sin duda se agradece a la hora de mejorar la puntuación o jugar al modo Carrera/Boss Rush.
Furi – Deja que la furia se apodere de ti
Creo que la clave de Furi se esconde en los agradecimientos especiales de los créditos a figuras de la industria como Shinji Mikami, Hideki Kamiya, Hideo Kojima o Treasure Co. entre otros. Es un juego hecho por y para personas que disfrutaron con las experiencias de esos creadores, recogiendo un algo de cada uno y haciendo un título breve, pero con una intensidad que deja un genial sabor de boca a pesar de sus carencias. Un videojuego que quiere que te diviertas, que sufras, que juegues, y que, en definitiva, seas tú como jugador quien mejore y no el avatar al que encarnas.
Este título ha sido posible gracias a un código de descarga de la versión de Nintendo Switch cedido por The Game Bakers.
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