Quién hubiera dicho hace dos años que lo que parecía un experimento indie podría cautivar tanto como para alcanzar su propia trilogía con amiibo y todo, pero claro, estando detrás de ello las expertas y veteranas manos de HAL Laboratory responsables de las aventuras de Kirby, la trilogía Mother (o Earthbound para los occidentales) o la celebérrima saga de lucha Super Smash Bros., todo esto era posible. Con una mecánica tan sencilla y pulcra como su estética, Qbby y sus amigos han sabido llegar a nuestros corazones y estrujar a base de bien nuestras neuronas, sin perder un ápice de novedad en sus sucesivas incursiones a la eShop de Nintendo 3DS. Con BoxBoy! aprendimos a resolver puzles consistentes en atravesar barrancos, evitar pinchos y rayos o deslizarnos a través de estrechos pasadizos a base de crear estructuras de bloques apilados progresivamente más complejas, con BoxBoxBoy! la fórmula ganó complejidad al tener que combinar dos tandas de bloques y finalmente, con Bye-Bye BoxBoy!… cambia por completo la metodología con diferentes tipos de cajas, ¿podremos superar este nuevo reto y por fin salvar la galaxia?
Bloque-a definitivamente a la terrorífica niebla negra
Un misterioso humo negruzco está envolviendo al universo, tragándose uno a uno a todos sus planetas, pero por suerte no todo está perdido porque un pequeño cubo animado llamado Qbby ha llegado y con su genial habilidad para generar bloques es capaz de hacerlo retroceder hasta aplastarlo. Tras las dos aventuras anteriores, toca el turno de liberar a los últimos tres planetas afectados y descubrir el origen de todo el mal, así pues, a bordo de su romboidal nave espacial y acompañado de sus dos amigos, la tierna Qucy y el larguirucho Qudy vamos a cumplir la misión, recorriendo para ello montones de fases plagadas de puzles que, gracias a la habilidad creadora de bloques y nuestro ingenio, podremos resolver.
Manteniendo la estructura de sus antecesores, Bye-Bye BoxBoy! está dividido en un gran número de niveles, más de 180 en este caso, que a su vez se hayan agrupados en una serie de mundos temáticos. La novedad en esta tercera aventura es que los mundos se hayan a su vez repartidos en cuatro grandes regiones que vendrán marcadas por diferentes condiciones como gravedad invertida o zonas anegadas de agua, y por poderes especiales en forma de diferentes tipos de bloques: explosivos, propulsores, teletransportadores y manejables por control remoto; todo ello hará que tengamos que cambiar en cierta medida la manera de pensar sobre cómo abordar los obstáculos. Estamos, por tanto, ante la aventura de Qbby más variada y compleja, y sólo a base de estrujarnos convenientemente la sesera será posible lograr dar con la solución adecuada de cada puzle.
El colorido minimalismo del universo BoxBoy
Este título mantiene un cuidado aspecto visual de temática minimalista, lleno de líneas rectas y un contraste entre el blanco y el negro que pudimos conocer desde su primera incursión, dándole una mayor presencia al color en esta ocasión, con sus personajes llenos de expresividad dentro de su aparente simplicidad. Puesto que a todo el mundo no le tiene por qué gustar esos cambios, o para aquellos que echen de menos su aspecto monocromático original, existe dentro del menú de la tienda la opción de cambiar la apariencia por blanco y negro o incluso (para los que sientan cierta nostalgia por los tiempos de la primera Game Boy) la legendaria tonalidad beige verdoso que nos acompañaba en la portátil donde se estrenó Pokémon, un interesante detalle que si bien en tierras niponas se desbloqueaba por medio del amiibo de Qbby, en nuestro territorio en cambio bastará con tener datos de guardado de cualquiera de las dos entregas anteriores.
La banda sonora es un punto fuerte, con nuevas melodías que mantienen el conocido patrón rítmico que tan bien acompaña en ese momento profundo de estar dándole a tope a las neuronas, en tanto los efectos sonoros se mantienen tal cual los recordamos de anteriores entregas. En este sentido, el juego se muestra fiel a su estilo, estando las principales novedades más en el tipo de retos a los que nos enfrentamos que en los aspectos técnicos, que al fin al cabo son los que dan sus señas de identidad al personaje y al juego en sí. La pantalla táctil permite un rápido acceso a las opciones, a la tienda del juego, a los diversos mundos y niveles, y además de hacer capturas para compartir en Miiverse, por lo que está bien aprovechada.
Todo cuadra a la perfección con Qbby
Los controles se mantienen con su sencillez inalterada: saltar con B, crear bloques con Y en tanto con el joystick o la cruceta le damos la forma adecuada para superar cada obstáculo, hacer desaparecer las tandas de bloques creadas con X, en tanto L y R para retroceder rápidamente al último de los puntos de guardado de cada nivel. La clave para superar cada obstáculo está en la forma que le damos a cada conjunto de bloques (de escalera para alcanzar altura, alrededor de Qbby para protegerlo de los rayos, de serpiente para deslizarse por pasillos estrechos…), con la novedad de que los bloques ahora van numerados para llevar mejor la cuenta dentro del límite que impone cada nivel. Sin embargo, en esta ocasión las mecánicas son más variadas, ya que al haber diferentes tipos de bloques la estrategia es diferente con cada uno, por ejemplo, en el momento de usar la caja explosiva, hay que saber qué parte de la pared o del suelo eliminar para poder continuar, o cuando usamos el bloque teletransportador tenemos que tener en cuenta dónde queda el último bloque de la estructura porque ahí es donde apareceremos. Aparte, en algunos niveles tendremos que acompañar a una versión pequeña de Qbby hasta la meta, mientras por el camino a través de la fase nos seguirá imitando nuestros movimientos ya sea a nuestro lado, ya sea a través de un pasillo paralelo, en cuyo caso nos tocará velar por la integridad de ambos encontrando la estructura de bloques adecuada para tener éxito en cada caso.
En cuanto a la dificultad de los puzles, se mantienen en su línea de progresiva exigencia, siendo bastante asequibles de superar al comienzo para convertirse más adelante en auténticos desafíos mentales. No obstante, quizás tanto por el hecho de tratarse de la tercera entrega, como por el hecho de tener que presentar las diferentes mecánicas que implica cada tipo de bloque, lo cierto es que no nos veremos en serios apuros hasta bien avanzada la aventura, pudiendo entonces echar mano de las monedas de juego (las que se consiguen al movernos con la consola en modo espera) para obtener pistas, junto con las ayudas extra que proporcionan algunos de los disfraces de Qbby.
Para salvar a la galaxia hay que pensárselo mucho
Bye-Bye BoxBoy! mantiene el espíritu de partidas ágiles, ya que resolver cada fase es cuestión de apenas unos minutos, sobre todo cuando se da con la clave de cada puzle, pero se compensa con el hecho de que hay suficientes niveles como para parar un tren en el modo principal, más aparte los desafíos que se pueden desbloquear en la tienda con las medallas obtenidas al llegar con nuestros éxitos. Por si llegar a la meta parece fácil, tenemos la opción de ir alcanzando las coronas esparcidas, que suponen un reto extra ya que obligan a limitar el número de bloques usados y a elaborar estructuras especialmente intrincadas, con el objetivo de desbloquear disfraces en la tienda (junto a los desafíos, las melodías y los cómics), siendo este desafío bastante tentador porque además de para personalizar a nuestro protagonista, algunos pueden otorgar mejoras en sus habilidades, lo que nos sacará de más de un apuro.
Un detalle para los que jugaran a las dos entregas anteriores, es que podrán desbloquear y usar directamente todos aquellos disfraces que ya hubieran obtenido en los mismos (el que permite saltar más alto puede venir genial en más de una ocasión), y para los que tengan los amiibo de la serie Kirby, podrán usarlos para convertir a Qbby en una versión cúbica del rosado tragón y sus amigos. Finalmente, como novedad y aliciente para volver a las fases ya superadas, tenemos una referencia del tiempo empleado, el número de bloques usados y los reintentos necesarios en el último intento, que se comparará con el siguiente, lo que se convierte en un interesante elemento de superación, aunque hubiera sido redondo poder hacer comparaciones con otros jugadores para un mayor (y sano) pique a nivel planetario.
Bye-Bye BoxBoy! – Porque las despedidas deben hacerse a lo grande
Una vez más, HAL ha sabido crear una completa experiencia de juego que se mantiene fresca, porque a pesar de mantener elementos inalterados también sabe incorporar las suficientes novedades como para diferenciarlo de sus antecesores: más poderes, aliados y una mejor narrativa. La mezcla de plataformas y puzles con una mecánica así de sencilla pero sesuda parece haberse mostrado como una fórmula de éxito que ha creado escuela. Su buen acabado hace difícil sacarle defectos, si acaso por pedir un editor de niveles donde poner aún más nuestro ingenio a prueba creando nuestros propios puzles. Quizás la única crítica sea al hecho de que sólo haya llegado el juego digital a la eShop y no haya previsión de traer el amiibo dedicado a Qbby así como la trilogía al completo en formato físico junto con la banda sonora, lo que sin duda hubiera dada un broche de oro a la serie en Europa.
El encanto y originalidad de Qbby y su universo permanecen, lo que hace que sea difícil despedirlo con este cierre, esperemos que más que un adiós sea más bien un hasta luego y el comienzo de muchas otras peripecias que sigan despertando el interés por los puzles desde un enfoque original y diferente.
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