La simple existencia de este juego parece milagrosa. Con Wii U abandonada por la propia Nintendo y con Zelda estrenando NX junto a una línea de juegos; muchos de los cuales, no es mucho suponer, trasladados a la siguiente generación; Paper Mario: Color Splash se alza como el ¿último? irreductible fontanero. Él solito va a cargar sobre sus hombros el peso de la campaña navideña para Wii U, si es que realmente hay alguna. Un juego que además está pasando un mal rato convenciendo a la gente, con la aceptación de esta saga de rol cayendo considerablemente tras la última entrega. Nosotros hemos probado sus primeros capítulos, y mantenemos la opinión de que va a ser un juego muy a tener en cuenta.
De fontanero a pintor
El inicio de la historia ya lo hemos visto en sus tráilers: Mario, Peach y Toad viajan a isla Prisma, donde alguien está quitando el color al mundo y, literalmente, borrando a sus habitantes del mapa. Afortunadamente, pronto conocemos a un extraño ser con forma de cubo, nuestro acompañante durante toda la aventura, quien nos brinda nuestro útil más preciado: el martillo de color. Con él podremos repintar las zonas borradas, así como rescatar a los Toads y otros habitantes del lugar que habían sido eliminados. Para que funcione, claro, necesitamos pintura, y la encontramos en cualquier lado: golpeando el escenario con el martillo, eliminando enemigos, rompiendo ladrillos…
Nuestro contenedor de pintura tiene tres colores básicos (rojo, azul y amarillo), que se mezclarán para pintar distintos tonos. Algo de lo que, sin embargo, no tendremos por qué preocuparnos: nuestro martillo pinta del color o colores correctos automáticamente con lo que, hasta donde hemos visto, no hay ningún lugar a la estrategia a la hora de pintar tanto en el escenario como en los combates. Además, siendo el medidor ampliable, la posibilidad de quedarte sin pintura es muy pequeña.
La promesa del color como estrella del juego (¡Mario Splatoon!) se queda también corta en los combates por turnos, limitándose a pintar las cartas de ataque, aunque ampliando en cierta medida el método inaugurado en Paper Mario: Sticker Star de 3DS. Si no lo jugasteis, este basaba sus combate en las cartas que encontrábamos por el escenario, correspondientes a los distintos ataques (salto, martillo…), haciendo de nuestra ofensiva, a diferencia de otros RPG (como los Mario & Luigi), algo limitado. Ahora, antes de lanzar la carta y efectuar el ataque, hay que pintarla para aumentar la potencia con algo tan simple como una pulsación en la pantalla táctil del GamePad de Wii U.
De nuevo, hasta donde hemos visto, es una novedad que no afecta de ninguna forma la estrategia a la hora de combatir, quedándose en un paso intermedio en el ya de por sí largo y tedioso sistema de combate (elige una carta, píntala, lánzala y efectúa el movimiento pulsando los botones). A esto no ayuda que los primeros enemigos sean extremadamente básicos y que la única dificultad venga dada por la posibilidad de quedarse sin cartas ofensivas (y por tanto, inútiles en los combates), obligando a buscar más en el escenario o ir a la tienda a comprar.
¿Recortando en jugabilidad?
La otra gran novedad jugable es la posibilidad de recortar partes del escenario en momentos donde no es posible avanzar a pie. Por ejemplo, un muro nos bloquea el camino. Para continuar, hay que recortar una parte del escenario: la cámara se aleja y, en la parte recortada, se elimina el fondo, quedando una superficie plana donde movernos de izquierda a derecha, engañando a las leyes de la perspectiva de una forma que nos recordó mucho a cambiar entre 2D y 3D en Super Paper Mario de Wii.
Tiene potencial, pero es una herramienta muy limitada: no podemos recortar a placer, solo en las zonas donde se nos indica previamente y siguiendo una línea de puntos. La dificultad no está en qué recortar, sino en qué hacer con lo recortado, en minisecciones de saltos en 2D. Hace falta jugar al título entero para saber si, realmente, se queda en una mera atracción, o realmente aporta chicha jugable al asunto.
Porque nuestro mayor temor respecto a Paper Mario: Color Splash es si sus mecánicas e ideas, algunas muy originales, llegarán a explotarse lo suficiente. Los primeros niveles no son solo muy sencillos, son enormemente guiados. Las interrupciones por medio de diálogos eran constantes, tanto para avanzar la historia como para explicar el funcionamiento del juego, dejando muy poco, casi ningún espacio al jugador para trastear con sus nuevos poderes a sus anchas. Sumando a eso que el combate era extremadamente sencillo y mecánico, nos sentimos mucho más espectadores que jugadores. Algo habitual en los primeros pasos de otros RPG, sin duda, pero que nos provoca legítimas dudas sobre la profundidad del juego, especialmente dada la aparente baja dificultad.
Insistimos, hace falta ver el juego completo, y echarle unas cuantas horas, para ver cuántas sorpresas nos aguardan y cómo de lejos se llevan. Y ojo, que somos optimistas sobre la calidad final, lo que no quita que el prólogo, en un título de estas características, no sea la toma de contacto más apropiada a la hora de hacerse una idea de su potencial real. De momento, nos quedamos con que tiene ideas buenas (recortar), otras algo más forzadas (pintar), pero todas ellas con potencial para brillar.
Paper Mario: Color SplaTATATATAsh
Por lo tanto, de lo único que podemos hablar en esta preview sin temor a equivocarnos es en el tremendo trabajo artístico. Lo primero que llama la atención es el acabado gráfico. No exageramos al decir que Paper Mario: Color Splash es de los juegos más bonitos que hemos probado nunca. Su peculiar diseño artístico, en el que todos los escenarios y personajes están hechos de papel y cartón, ya no sorprende por su originalidad, pero sí por su acabado, tan pulido y brillante que alcanza niveles fotorrealistas. Es como tener un diorama viviente en la pantalla. Wii U no pasará a la historia por su potencia, pero entre Mario Kart 8, Splatoon o Paper Mario: Color Splash, ha lucido alguno de los gráficos más espectaculares de su generación.
Y algo similar pasa con la historia del juego, hasta donde hemos visto, solo podemos decir cosas bonitas. Que nadie busque una trama compleja y emotiva: Paper Mario es una saga paródica, y he de admitir que en las dos horas que jugué a Color Splash, me reí más veces de las que esperaba. A ello contribuye una traducción excelente (ay, si es que cuando quieren…) y una sucesión de chistes absurdos y meta-referencias que dejan muy claros que el juego no se toma muy en serio a sí mismo. Antes me quejaba de que las constantes interrupciones rompían el ritmo, pero la mayoría son tan divertidas que constituyen uno de sus componentes más importantes.
Conclusión – Pintando una hermosa despedida
Nuestra primera impresión jugable de Paper Mario: Color Splash puede ser traicionera. Hemos visto ideas muy jugosas, pero no sabemos hasta qué punto se explorarán porque el principio es muy sencillo y guiado, un tutorial en el que ver y leer más que jugar. Con la profundidad suficiente puede ser algo muy interesante. De lo que sí estamos seguros es que las risas están aseguradas, que no se ha perdido nada de la chispa de la saga, y que gráficamente es de los juegos más espectaculares del año. Wii U puede irse con orgullo.
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