Con el reciente anuncio y extensa muestra de The Legend of Zelda: Breath of the Wild en el E3, era de esperar que pronto se pasase al título de Wii U y NX por un ojo técnico para desmenuzar sus méritos y defectos en ese plano. Digital Foundry ha sacado su utillaje y se ha puesto manos a la obra para desgranar el acabado visual de la nueva aventura de Link.
The Legend of Zelda: Breath of the Wild vs Digital Foundry
Seamos justos. Lo llevado al pasado E3 es una demo que puede distar del acabado final del videojuego, cosa que aclara el equipo de DF durante su vídeo, pero también es cierto que Nintendo suele alcanzar primero los topes en ese sentido para luego desarrollar el resto de aspectos -aunque, claro siempre hay excepciones-. En primer lugar, yendo a por números, Breath of the Wild funciona a una resolución de 1280×720, con una tasa de frames fijada en los 30 cuadros por segundo.
El motivo de no aspirar a llegar a los 60 fps es amplio, tan amplio como la Hyrule que nos trae este nuevo Zelda. Es cierto que hemos visto ya anteriormente en Wii U mundos descomunales, como ha sido el caso de Xenoblade Chronicles X y su planeta Mira, sin embargo el caso que nos ocupa va un paso más allá, incluyendo más efectos gráficos modernos y un trabajado motor de físicas que, simplemente, no existía en el RPG de Monolith Soft. Este tipo de mejoras hacen que la tasa de frames se resienta en momentos como combates o a la hora de propagar el fuego aprovechando el viento, algo que va ligado a las limitaciones que presenta el procesador de la consola.
Por otra parte, y yendo a lo que entra directamente por la vista. Digital Foundry comenta que no hay ningún tipo de filtro para evitar dientes de sierra, lo cual influye en la calidad de imagen, sin embargo sí que hay efectos como oclusión ambiental, sombras dinámicas, distorsiones de profundidad, trabajo de partículas y demás elementos que, si bien son ya algo que forman parte de la tónica actual de los videojuegos, suben el listón técnico del título. Eso sí, el popping está presente -normal- e incluso el dibujado de texturas se resiente en esto de las distancias.
En definitiva, The Legend of Zelda: Breath of the Wild deja claro que es el producto más ambicioso de Nintendo hasta la fecha. Con algunas carencias debidas a las limitaciones de Wii U, logra establecer un conjunto sólido que conjuga tanto un buen acabado gráfico como un pulido trabajo de físicas -fundamentales para la jugabilidad-. Ahora bien, siempre hay margen de mejora, y al igual que comentan los chicos de Digital Foundry, ardemos en deseos de ver cómo lucirá la nueva Hyrule en NX. Porque sí, habrá cambios gráficos entre versiones.